EL AROMA DE LOS SUEÑOS

21. Little do you know

(21.No tienes ni idea)

CORA

Han pasado tres días tranquilos. No he salido del apartamento de Darek pero al menos fue a por algunas cosas necesarias a mi casa. Dejando de lado el tema de que aún estoy asimilando que los demonios existen y casi muero, varias veces, a manos de ellos, hay que ser positiva. Si todo sale bien y sobrevivo, tendré que presentar el TFG y todo el trabajo atrasado para terminar la carrera.

Darek me ha cedido su habitación, así que durante el día, me quedo aquí leyendo o trabajando con mi portátil. A veces viene para chequear que estoy despierta y consciente, cree que su hermano volverá a meterse en mi cabeza para intentar matarme. Por las noches, a cada rato, entra en mi mente para comprobar que Lukas sigue sin aparecer. Cuando le veo en mis sueños no es como al principio. Noto su presencia y, sólo en ocasiones, me acaricia el pelo o besa mi frente. Me gusta pero no puedo permitirme confiar en él más de la cuenta. Sin embargo, mi cuerpo siente el impulso constante de salir de la habitación y abalanzarse sobre él. Pero, ¿cómo sé que ese deseo no lo está provocando él?

Pienso en su plan. Su tío es muy poderoso y está cabreado, su hermano también está enfadado, ambos quieren matarnos. Y la idea de Darek es matar su incubo interno y hacer el cambio a humano en el último momento. Al parecer, casi todos los que lo han intentado han muerto o los han matado después.  Y para todo eso hay que conseguir acabar con su parte demoníaca: quemar alas, sacar ojos y partir cuernos. La teoría la tengo clara.

Lo más difícil fue tratar de tranquilizar a Pol. No puede saber la verdad, le pondría en peligro y no podría perdonarme tener las manos manchadas de sangre de otra persona a la que quiero. Prometí mantenerle informado y eso hago, solo que cree que estoy ayudando a Darek con un problema familiar en otra ciudad.

Guardo el archivo que estaba escribiendo y cierro todas las pestañas menos la del reproductor de música. Me tumbo en la cama y me estiro, con el estor subido, el sol entra radiante y veo la ciudad pequeñita desde el piso catorce en el que nos encontramos. Es una diferencia abismal, pasar de dormir pegada al mar y tener tan cerca la arena de mis pies a estar en la última planta de uno de los edificios más altos en mitad de la ciudad. No es que me sienta encerrada; si quisiera irme, Darek no lo impediría, de hecho me dio la opción. Pero valoro mi vida y, ahora mismo, creo que este es el menor de los males.

La música sigue sonando hasta que se reproduce la última de la playlist: Little do you know, de Alex & Sierra. Dicen que la música triste ayuda a superar el dolor emocional. El sentimiento de empatía nos ayuda a llegar a un punto de consuelo que  equilibra los estados de ánimo negativos. Incluso sin saber por qué, los humanos buscamos sentirnos constantemente comprendidos y la música ayuda bastante.

I promise you don't have to be afraid
I'll wait
Love is here and here to stay
so lay your head on me.

(Prometo que no tienes que tener miedo
Esperaré
El amor está aquí y ha venido para quedarse,
así que reposa tu cabeza en mí.)

Me siento en el borde de la cama y me planteo salir de la habitación. Las veces que he ido a por comida Darek ha hecho como que no me escuchaba, fingía seguir leyendo o viendo la tele, pero yo notaba su mirada sobre mí.
Si salgo ahora no es para ir a la cocina.

Little do you know
I know you're hurt when I'm sound asleep.

(No tienes ni idea,
Sé que estás sufriendo cuando duermo profundamente.)

Me levanto y camino hacia la puerta mientras la letra de la canción me taladra y condiciona. Podría pararla sin más y quedarme, pero no quiero, es como si estuviera buscando una excusa o un impulso para salir y hablar con él.