15. Los sueños, ¿sueños son?

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CORA

Necesito dormir. La idea de que Darek se acueste en mi cama era realmente tentadora pero creo que han sido demasiadas emociones en muy poco tiempo. Retiro las sábanas y me tumbo tras quitarme la ropa húmeda. Los párpados me pesan, no había notado lo agotada que estaba. Tardo sólo unos segundos en dormirme, me hago un ovillo de lado y permito que mi cuerpo se relaje después de tanta tensión. Creo que me merezco un buen descanso.

♦♦♦

Siento el recorrido de una mano acariciando el lateral de mi cuerpo desnudo, rozando con las yemas de los dedos desde mis costillas hasta el final del muslo y viceversa. Noto cómo se me pone la piel de gallina y me preparo para disfrutar una noche más de otro sueño con Darek.

Cada vez soy más capaz de reaccionar dentro de ellos así que los disfruto el doble. Su mano se abre camino bajo mi brazo y aprieta mi pecho izquierdo en su palma. Sus dedos juegan con mi pezón y, cómo si fuera un botón directo, un golpe de gusto tensa toda mi entrepierna.

Siento cómo desliza su brazo derecho por debajo de mi cuello y toma el relevo de la mano que tenía ya en mí. Baja la izquierda hasta llegar a mi vientre y acaricia toda la zona alrededor de mi vagina.

Mi respiración comienza a acelerarse pero, con su brazo cruzando el espacio entre mi cuello y mi pecho, no puedo coger una gran bocanada de aire. Me siento pequeñita entre sus músculos, pegada de espaldas a su cuerpo que me envuelve.

Dos de sus dedos se abren camino dejando al descubierto mi clítoris. Sólo hace falta un roce para que la parte baja de mi estómago se llene mariposas casi tan nerviosas como yo. Muevo la pelvis aprovechando el tacto de su mano y uno de sus dedos entra sin dificultad por mi agujero. Me siento tan mojada que creo que voy a necesitar que meta más para poder sentirlo mejor. Parece leer mi mente y, pocos segundos después siento dos dedos más dentro de mí. Usa su pulgar para estimular mi clítoris y el meñique es el único que se queda sin función, por poco tiempo. Introduce el último dedo y juega en mi interior haciéndome sentir olas de placer que me hacen perder la cabeza. Me sujeto en el brazo que sigue envolviendo mi torso y noto en la parte de mi espalda algo duro.

Sin parar de masturbarme con todos sus dedos, desliza su pene entre mis nalgas, llegando con la punta a tocar su propia mano. Se mueve aprovechando el hueco alargado y empapado mientras noto cómo cada vez su erección es más grande, más caliente, más dura.

Su mano sale de mi interior y restriega mis fluidos por ambos sexos. Siento la cabeza de su pene hinchada y resbaladiza en mi entrada. Hago un movimiento de cadera y entra con muchísima más facilidad que sus dedos, adaptándose a mi interior y llenando cada centímetro de mí. La sensación es embriagadora y mi cuerpo tarda mucho en responder así que dejo que siga él. Entra y sale de mí despacio, llegando hasta el fondo y asegurándose de no dejar ni un centímetro fuera de mí. Aumenta el ritmo y necesito cogerme a algo, como si fuera a caerme de un momento a otro; mi brazo derecho está totalmente inmovilizado entre mi cuerpo y la cama así que saco el izquierdo y entierro mi mano en su cabeza. Siento algo diferente, como si le hubiera crecido el pelo varios centímetros. Los sueños, sueños son, así que aprovecho el cambio y enredo mis dedos mientras sigue embistiéndome cada vez con más fuerza. Mi voz se descontrola y mi respiración está totalmente desacompasada. Consigo tomar una buena bocanada de aire y el olor a sudor me llena las fosas. A cualquiera podría darle asco un hombre sudoroso pero a mí no, creo que da un toque muy sensual y primitivo. Giro la cabeza para comprobar la belleza que sé que provoca la situación y de repente todo se congela.

Este no es Darek.

Uso la mano que tenía en su cabeza para empujar el pecho del hombre pero está muy fuerte. Se parece mucho a Darek pero no es él, este es más joven. Intento abrir la boca para pedirle que pare pero mis labios no se separan. Nunca he sentido algo tan horrible como querer gritar y no poder hacerlo. Que mi boca se quede cerrada como si estuviera cosida mientras mi garganta se desgarra con el aullido que no soy capaz de soltar.

Me coge más fuerte y sigue follándome sin importarle mi estado. Intento patalear pero noto mis piernas paralizadas, como si las hubieran petrificado. Lloro y, sin embargo, mis lágrimas no consiguen salir de los ojos así que se amontonan y empiezo a ver cada vez más borroso.

Esta es la pesadilla más horrible que he tenido en mi vida.

Varias embestidas después, sale de mi interior repentinamente y me libera. Mi cama se hunde y siento cómo caigo al vacío, mis piernas responden y mis labios se separan pero sigo sin poder ver.

El grito que doy me saca de esta especie de mundo paralelo y despierto asustada por mi propia voz; llorando por fin contra mi almohada, sintiendo mi cuerpo libre y agradeciendo la soledad de mi cama.

♦♦♦

DAREK

Veo de reojo cómo Cora cae al vacío. Sé que no es agradable pero al menos ahí estará a salvo. No puedo ir tras ella, si suelto a mi hermano ahora desaparecerá y en la realidad no sabré ni por dónde empezar a buscarlo.

Lukas forcejea e intenta zafarse de mí. Consigue rodar hacia un lado pero le embisto de un salto y golpeo otra vez su cara.

El suelo gris empieza a temblar y comprendo que debemos salir de aquí antes de que nos quedemos atrapados en el submundo de las parálisis del sueño. Cora se ha despertado y, sin un humano aquí, deja de ser un simple sueño lúcido.

Me veo obligado a soltarlo y caemos juntos al vacío donde, tras dedicarme una sonrisa, veo cómo se desvanece segundos antes de mí.

♦♦♦

Despierto en mi cama empapado de sudor por el esfuerzo inesperado. Mi intención era asegurarme de que Cora dormía tranquila después de un día de mierda. Nunca me habría imaginado verla al borde de la muerte como presa de mi hermano. No puede ser coincidencia.

Cojo las llaves y me dirijo de nuevo al coche. No hace ni una hora que he dejado a Cora en su casa pero ahora que Lukas entra en la ecuación, entiendo que mi tío tiene intención de ir por la vía macabra. No sólo quiere apartar a Cora de mí, pretende castigarme y hacerme daño.

Llego preocupantemente rápido a la costa. Trepo por el lateral de la casa que colinda con la de la anciana que nos vio a otra noche y me asomo a la ventana de Cora. Vuelve a estar dormida. Me siento en el poyete y entro en su mente de nuevo. Cuando me aseguro de que está bien, abro los ojos y bajo hasta el porche con cuidado. Me siento en el muro, agotado por la tensión de la última hora, y respiro con calma mientras el aire húmedo entra por mis pulmones.

- ¿Has pasado a saludar, muchacho? - la vecina se acerca a mí con una sonrisa.

- Sólo quería comprobar que estaba bien.

- Es una chica especial, sus padres también lo eran.

- ¿Conoce a su familia? - me giro hacia ella con asombro y curiosidad.

- Cora no te ha hablado sobre ellos, ¿verdad?

Niego con la cabeza, a decir verdad, se muy poco sobre su vida personal.

- No te lo tomes a lo personal, ella nunca habla de lo que pasó aunque todos a su alrededor lo sepamos.

- ¿Lo que pasó? - pregunto confundido.

- El accidente de sus padres. Ella debía llevar el coche al taller para arreglar un problema en la dirección pero surgieron planes con amigos y mintió para poder ir. Les dijo a sus padres que ya lo había llevado y que el coche estaba en perfecto estado. Esa noche, cuando Cora llegó a casa, ellos no estaban. Habían chocado en la autovía de camino a la ciudad. Han pasado varios años pero ella se culpa todavía. Ha cambiado mucho, no es la niña que vi crecer. Asegúrate de cuidarla si vas a quedarte cerca de ella, necesita a alguien que la ayude a perdonarse a sí misma.

Me dedica una última sonrisa y camina dentro de la casa. Vuelvo a estar solo apoyado en el muro, ahora sabiendo que esta chica lleva mucho tiempo sufriendo y que, sin lugar a dudas, la estoy metiendo en un mundo que no la va ayudar. Siento una punzada al pensar en mis padres, quizá Cora y yo nos hayamos encontrado porque, por muy diferentes que seamos, tenemos más cosas en común de lo que imaginamos.

Miro la línea del horizonte y veo una mancha que corta la línea entre el oscuro cielo y el mar. Enfoco la mirada y me estremezco al entenderlo. La silueta despliega sus alas y desaparece segundos después en el cielo.

Lukas ha venido con una misión y no parará hasta cumplirla, su objetivo siempre ha sido complacer a nuestro tío y si para ello tiene que destrozar todo lo que me importa, no dudará ni un segundo en hacerlo.

EL AROMA DE LOS SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora