DAREK
La frágil piel de mi cuerpo humano se quiebra con cada golpe. Por un momento deseo recurrir a mi físico real para poder desahogarme de verdad. La sangre mancha mis nudillos y la pared de ladrillo cara vista del interior de mi apartamento.
- Darek, por favor - Avi me coge un brazo y me mira preocupada -, cálmate.
- Podría haberlos matado, debería haberlo hecho.
- Pues no haberte contenido, al menos ahora no estarías destrozando tu espacio personal.
- Habría sido muy hipócrita hacerlo, ¿no crees? - Le doy la espalda y puedo sentir la duda en ella. No tiene ni idea de a qué me refiero - ¿Qué nos diferencia de ellos?
Suelta el aire lentamente por la nariz. Ahora me entiende.
- Así que no es por esos dos capullos por lo que estás cabreado. Nosotros lo hacemos por supervivencia - dice esto último con voz firme y orgullosa.
- Entramos en sus mentes para que nos cedan su cuerpo y absorbemos toda su energía mediante la copulación. Y no contentos con ello acabamos con sus vidas sin un ápice de bondad. No somos mejores, somos los monstruos que tanto temen pero mucho más horribles de lo que creen.
- Estás pensando como ellos, Darek. Lo que somos es depredadores y los humanos una especie más débil. Es la ley del más fuerte, su propia naturaleza actúa así con otros seres.
- ¡Se supone que somos mejores que eso! ¡Somos unos putos violadores, Avi! ¿Lo único que nos hace superiores es nuestra capacidad física? ¿Está bien que no seamos más que unas bestias egoístas?
- ¿Todo esto es por la chica? - mi mandíbula se tensa tanto que creo oír mis dientes chirriar.
- Para - mi voz suena baja pero cortante.
- La has salvado, ¿no es suficiente?
- ¡Para!
- ¡No! Estás a un paso de conseguir lo que llevas deseando toda tu existencia, Darek - me parece ver un destello húmedo en sus ojos -. Entiendo que pueda haber algo que te impida matarla, pero entonces elige a otra cualquiera y termina de una vez.
Me apoyo en la encimera que divide la cocina del salón y contengo un grito de rabia. Escucho los pasos de Avi acercarse y lo último que quiero es que continúe esta conversación.
- Déjame solo.
♦♦♦
Me meto en la ducha y noto cómo mi cuerpo se relaja bajo el agua fría. Permanezco un largo rato con una mano y la cabeza apoyados en la pared mientras el chorro cae fuerte sobre mi nuca. No puedo sacarme de la cabeza el horror reflejado en sus ojos. Sabiendo cuánto le gustaría que la tocasen bien, me arde el pecho al recordar el miedo y la desesperación que estaba sintiendo. Levanto la cabeza y dejo que el agua me golpee la cara. Cierro los ojos con fuerza, más por la ira que por evitar la incomodidad del líquido. Cierro el grifo y salgo desnudo y mojado sin que me importe encharcar el suelo de todo el apartamento. Me recuesto en mi sillón y pienso en la última lágrima que ha caído al cerrar sus ojos. Ha sido la peor de todas. No el llanto mientras le hacían daño ni el desahogo con su amigo en el taxi. Esa lágrima final ha sido de derrota, ha evidenciado que algo dentro de ella se ha roto. Y no he llegado a tiempo de limpiarla. Se ha perdido en la tela de la almohada y lo único que he podido hacer es acariciar el recorrido que ha surcado por la piel antes de morir.
Me concentro en ella. Normalmente, cuando llego a su mente en mitad de la noche, está todo en blanco, como si fuera un folio nuevo preparado para que escriba sobre él.
Hoy es todo negro. La oscuridad más profunda y helada que he visto en mi larga vida. La observo desde fuera, me reconforta comprobar que confía en su amigo y él le da la paz que necesita. Es un humano honrado y con buen corazón. Me siento en el borde del lado en el que está acurrucada. Noto la tensión en sus hombros y la expresión de sufrimiento en su rostro. Paso mi mano por su pelo y acaricio su espalda hasta que el calor que desprendo hace que se relaje un poco. Vuelvo a su mente y tengo la sensación de que la oscuridad se ha vuelto algo grisácea, no puedo evitar pensar que le he regalado un poco de luz.
Y me gusta haberlo hecho.Estarás a salvo, te lo prometo.
ESTÁS LEYENDO
EL AROMA DE LOS SUEÑOS
RomanceHAY UNA GRAN DIFERENCIA ENTRE QUIÉN ERES Y QUIÉN TIENES QUE SER PARA SOBREVIVIR. Cora sabe que su estabilidad pende de un hilo. Darek necesita sólo una víctima más. Ella es desconfiada pero, por primera vez, siente que alguien puede ayudarla a perdo...