16. El fuet se come a mordiscos

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CORA

Llego a tiempo para sentarme en la taza antes de que mi periodo cause un desastre que no me apetece limpiar. Supongo que ese horrible sueño fue mi cuerpo previniendome para el dolor mensual. Siempre he sufrido bastante la regla, aunque desde que empecé con la píldora anticonceptiva se estabilizó. Tampoco es la primera vez que paso fatal la noche anterior y tengo pesadillas.

Me doy una ducha rápida, me aseo y me preparo para ir a la universidad. Si el tráfico está de mi parte, llegaré a tiempo de comprarme un café antes de entrar a clase, me siento tan cansada que dudo ser capaz de prestar atención y me falta muy poco para terminar, debería ponerme las pilas.

Arranco el coche y enlazo mi móvil al Bluetooth, esta vez necesito algo que me mantenga despierta durante el trayecto. Elijo la carpeta de canciones Disney para obligarme a cantar y suena Volaré de Brave. Imposible dormirme con este temazo.

♦♦♦

- Cora, llevas tres cafés y aún no son ni las doce - Pol se termina de un trago su zumo de naranja mientras a mí me queda casi el vaso entero.

Le fulmino con la mirada y sigo disfrutando del elixir de la vida.

- Estás pidiendo a gritos un comentario de mierda sobre el comportamiento femenino cuando os viene la regla.

Pongo en blanco los ojos y sigo sin contestarle, no voy a gastar más energía de la necesaria.

- Vale pero si hoy te da un jamacuco pienso regodearme en el ''te lo dije''.

Nos levantamos para ir a la última clase de la mañana, se me está haciendo realmente lenta, es como si las horas no pasaran. Los pasillos están abarrotados de gente, quizá haya la misma cantidad de personas que siempre pero hoy me agobia la muchedumbre, me siento muy incómoda.

- Pol, necesito llegar rápido al aula.

Me coge de la mano y se abre camino entre el gentío, las mochilas, las taquillas abiertas. El suelo está pegajoso en un tramo y siento cómo el estómago se me revuelve, me sube por la garganta el regustillo amargo del café y de repente, una náusea. Paro en seco, mi cuerpo tiene la necesidad de encogerse y me sujeto la tripa con las manos como si se fuera a desprender de mí. Al mirar al frente veo a Pol agachado con expresión preocupada pero no le oigo. Sus labios se mueven pronunciando lo que deduzco que es mi nombre. Boca redonda, boca abierta. Co-ra. Otra náusea sube por mi interior y esta vez no soy capaz de frenar lo que viene.

Vomito en mitad del pasillo de la universidad.

La gente ha abierto un círculo a mi alrededor. Unos se paran y se ríen, otros miran de reojo poniendo cara de asco, algunos siguen su camino como si no hubiera una chica del último curso echando los órganos por la boca. Siempre le digo a Pol que él es el dramático pero a veces me luzco. Le busco y no le veo así que me incorporo para intentar encontrarlo pero al volver a la vertical, pierdo la vista y el equilibrio y alguien me coge evitando que caiga sobre mi propio vómito. Me abrazo al cuerpo de mi amigo al instante y, justo antes de perder el conocimiento, una voz que no reconozco me susurra muy cerca:

Bienvenida al infierno.

♦♦♦

Me despierto en mi cama arropada hasta el cuello. Estoy sudando. Retiro la sábana y veo que llevo puesta la ropa interior: Alguien me ha quitado el vestido y me ha acostado. Si lo hubiera hecho yo me lo habría quitado todo.

Me incorporo despacio sintiendo el rugido desgarrador de mi estómago, me muero de hambre. No me molesto ni en buscar mis zapatillas de estar por casa, bajo la escalera descalza rezando porque haya algo en la nevera que me pueda llevar a a boca sin tener que pararme a cocinar. Odio cocinar. En cuanto encaro la puerta veo a Pol sentado en la encimera hablando con alguien. Estoy semidesnuda así que me planteo volver a subir para recibir decentemente a quienquiera que esté en mi cocina hablando con mi mejor amigo pero descarto la idea cuando noto otro rugido de mi estómago. Entro y en cuanto miro al lado opuesto de Pol veo a Darek apoyado en la mesa. Los dos se han callado y me miran. Paso un par de segundos de vergüenza y recuerdo que ambos me han visto en ropa interior así que me resigno, saludo con la mano y abro la nevera.

EL AROMA DE LOS SUEÑOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora