CAPÍTULO 35: LA VERDAD

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Ashton

Estaba a punto de rozar a Madison con la punta de los dedos cuando un asesino la apartó de mí y la arrastró por el pasillo. Me tiré hacia ella inútilmente mientras los demás nos retenían. Sus protecciones eran más gruesas como si estuvieran hechas específicamente para nosotros. Mi cuerpo recubierto de hielo congelando sus trajes no llegaba a tocarles. La electricidad de Alissa no les hacía temblar. Nuestros poderes eran inútiles asique tendríamos que arrancarles esas protecciones.

Ellos seguían abalanzándose sobre nosotros, intentando inmovilizarnos, pero ya habíamos conseguidos acabar con más de la mitad de ellos. Nos ganaban en número, pero no en fuerza. El tiempo corría en nuestra contra, se habían llevado a Madison y el hombre que la había arrastrado por el pasillo, estaba de vuelta caminando hacia nosotros.

Nos fuimos enfrentando uno a uno. Tratando de golpearles con todas nuestras fuerzas para poder pillarles desprevenidos. Destrozamos sus protecciones hasta que Alissa encontró un mínimo trozo de piel y metió sus dedos entre las rasgaduras del traje dándoles una descarga.

Alex jugó con el factor sorpresa, si no le veían venir no podían atacarle y eso nos ayudó a acabar con los últimos hombres sin que yo tuviera que usar esa habilidad del hielo de nuevo. Nunca había creado una forma de hielo, no sabía si quiera que pudiera hacerlo, pero si podía controlar el frio era de esperar que fuera en todas sus formas como Madison podía hacer con el fuego.

Un disparó resonó por el pasillo y sentí como se me paraba el corazón por un segundo.

— No... no.

Todo se hundió en un silencio. No podía ser. No podía ser que después de todo perdiera a Madison por un arma, un simple disparo a quemarropa. No quería creerlo.

Corrí por el pasillo gritando su nombre, negándome a creer que la había perdido a manos de uno de esos sucios asesinos. Ella no podía ser una de sus víctimas, un número más en esos informes.

Crucé la esquina casi cayéndome de la velocidad a la que iba y la encontré en el suelo con sus ojos luchando por mantenerse abiertos y sangre brotando de su cabeza.

— ¡Madison, Madison!, ¿me oyes?

Me daba hasta miedo tocarla por si el mínimo roce le dolía, pero no podía dejarla ahí. Estaba apunto de cerrar los ojos y no sabía si eso significaría que no los abriría de nuevo.

— Madison, no, no te duermas. Quédate conmigo.

Alissa apareció detrás de mi junto con los demás y se acercaron a nosotros, pero Madison ya estaba cerrando los ojos.

— ¿Le han disparado? — preguntó Alissa con nerviosismo examinándola.

Le aparté el pelo del cuello. Nada peor que la marca de la cadena alrededor de toda su piel a punto de haberla estrangulado. Alissa le levantó la sudadera y vio marcas de manos por todo su vientre.

Mis manos.

Me miró y no pude hacer otra cosa que mostrarme culpable.

— ¿Tú por qué no estás sangrando? — le pregunté al Connor al darme cuenta de que estaba de una pieza. Si estaba unido a Madison por haber usado su poder, debía de estar sangrando al igual que ella.

— Se lo devolví, antes de que se la llevaran.

¿Por qué no me sorprendía?

Se lo había devuelto en el último momento como los cobardes al saber que a Madison la iban a atrapar para evitar que a él le ocurriera lo mismo. De nuevo, no era algo que no esperara en él.

Quema como el fuego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora