CAPÍTULO 26: ÁNGEL DE LA GUARDA

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Madison

Los párpados me pesaban, pero poco a poco fui capaz de abrirlos a pesar de que mi propio cuerpo luchaba contra ello. Moví la cabeza para ver a mi alrededor notando como mi cuello estaba totalmente rígido al igual que el resto de mi cuerpo. Apenas entraba luz de fuera, estaba anocheciendo. Estaba sobre una cama, tapada con una sábana gruesa y suave. Miré a mi derecha encontrando una mesa pequeña y sobre ella un marco con una foto.

Alex y Ashton.

Era la misma foto que vi en la habitación de Ashton la noche que le dejé la carta de despedida. Pero no estaba en la habitación de Ashton, esa era diferente. Las paredes eran casi negras y los muebles de madera eran oscuros. Me costaba concentrarme y pensar, pero solo por esa foto debía ser la habitación de Alex. Seguía en su casa.

El dolor de cabeza se presentó en cuanto traté de levantarme, pero unas manos a ambos lados de mi cuerpo no me lo permitieron.

— Ni se te ocurra levantarte tan rápido — dijo una voz que no tardé en reconocer.

— Alissa... — susurré llevándome la mano a la cabeza. Sentía como si tuviera una sirena de policía dentro de ella.

— Estoy aquí, tranquila — respondió antes de que dijera nada más —. Tienes que quedarte aquí.

— No... no puedo... Connor... — no pude evitar poner una mueca de dolor al tratar de incorporarme de nuevo, pero tanto mi propio cuerpo como Alissa no me dejaron hacerlo.

— Ya nos hemos ocupado de él.

Estaba confusa y tenía demasiadas preguntas que estaba claro que Alissa no iba a resolverme por lo cortantes que eran sus respuestas. Una puerta se abrió en la habitación y el poco ruido que creó retumbó en mi cabeza.

— ¿Cómo está? — preguntó otra voz.

Me giré de nuevo hacia la puerta y cuando vio que estaba despierta se aproximó.

Era Alex.

— Confusa — respondí subiendo mi mirada hasta su rostro viendo el recorrido de sangre por su ropa.

— Hemos podido cortar tu hemorragia... pero nos ha llevado bastante saber por qué ha sido...

Tampoco entendía por qué, pero era cierto que ese dolor que me había tenido agonizando había disminuido. Me dolía más el resto del cuerpo asique probablemente por eso no lo sentía tan fuerte.

Me levanté la ropa lentamente, viendo lo ensangrentada que estaba al igual que mi piel. La herida estaba cerrada y cosida con mucha precisión, aunque sabía que eso me dejaría marca. Entonces las palabras de Alex cobraron sentido al contrastarlas con las teorías de mi cabeza. Esa herida estaba en el mismo sitio que la de Connor y había aparecido por arte de magia una hora después.

— Lo que le hice... ¿me ha pasado a mí también? ¿eso ha sido? — pregunté al encontrar las palabras correctas.

— Si... — Alex pensó en sus palabras antes de explicarme la situación —. Tiene poderes y los asesinos... le han contado todo. Que somos y de que somos capaces y eso ha sido suficiente para que creciera más el odio en él hacia nosotros. Han encontrado la manera de poder hacernos daño... usándole a él.

— ¿Qué clase de poder puede hacer algo así?

— Los manipuladores del poder — respondió Alissa —. Como Garret. Nunca había entendido porque era tan peligroso hasta ahora... si copias los poderes de alguien copias todo lo que esa persona representa.

— Pero espera... esto no tiene sentido... Me enseñó la marca... es uno de ellos, no puede tener poderes.

— Es la maquina perfecta para ellos Madison. Sin tomar los poderes de nadie es completamente normal y cuando le necesiten, puede hacernos esto — dijo Alissa señalando mi vientre —. Solo necesita tocarte una vez para hacer que a lo que tu seas inmune, él lo sea también como al fuego, pero a lo que tu seas vulnerable también lo será él.

Quema como el fuego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora