Capítulo 41: LA HUIDA

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Nancy

No supe en qué momento me subí al coche, cuando me puse el cinturón de seguridad, ni cuando introduje las llaves en el coche. Estaba con la mirada fija al frente mientras mi mente me jugaba malas pasadas. Era casi como si pudiera verle, no estaba ahí pero ya sabía que uno de sus trucos era ese. Aparentar que no estaba cuando podía estar frente a ti, observándote con tranquilidad.

Pero no estaba, lo sabía.

No por que fuera capaz de verle como hacían Ashton y Madison. Había llegado a aprender a sentirle. Era como esa sensación cuando sabes que alguien te observa. No la tenía en ese momento. No había ni un alma en la calle, ya no había fuegos artificiales. No había nada ni nadie.

Apreté el volante hasta que una ráfaga de aire frio me llegó por el costado, helando la mitad de mi cara.

El perfume de Alissa llenó el coche en apenas un segundo, se sentó a mi lado y suspiró casi sin querer hacerlo. Ahora si tenía esa sensación, pero era por ella, sus ojos estaban sobre mí.

— No deberías conducir.

— Puedo conducir — le repliqué.

— He dicho que no debes, no que no puedas.

Apreté el volante de nuevo, negándome a mirarla. Sentía que, si la miraba, lloraría. Me estaría mirando con lástima y eso era lo último que necesitaba.

— Haces lo correcto — dijo de repente.

Apreté los labios, conteniendo así las lágrimas.

"Lo correcto."

Ya no había nada correcto en lo que hacíamos, nunca lo hubo. Aun así, no abandoné, no les abandoné. Esa nunca fue una opción para mí, al contrario que para Alex.

Cerré los ojos con fuerza cuando su imagen vino a mi mente. No era capaz de recordarle feliz, desde las últimas semanas no recordaba que lo hubiera sido, ni si quiera conmigo. Eso dolía como una puñalada. Se clavaba en mi desangrándome cada segundo que pensaba en él y lo peor era que no podía evitarlo.

Esperaba que en cualquier momento apareciera, para venirse con nosotros, pero la calle seguía tan vacía como hacia diez minutos desde que me subí al coche.

No dije nada más, Alissa pareció resignarse y salió del coche. Mantuve mis manos en el volante, apretándolo con fuerza. Necesitaba salir de allí ya.

La puerta del maletero se abrió y cubrió mi visión del retrovisor central del coche. Me atreví a mirar por el retrovisor de mi lado. Alissa y Garret estaban metiendo algo al maletero. Cuando lo soltaron, el coché se movió arriba y abajo por el peso.

Tragué saliva. Iba a tener que conducir hasta sabía dios donde con el cuerpo de Stephen en el maletero.

La puerta de mi lado se abrió de nuevo, pero fue Garret el que se sentó. Era su coche, pero no me dijo nada. Puede que ni él quisiera conducir o que no tuviera fuerzas para discutir conmigo. Yo tampoco las tenía.

Poco después, vi a Madison por el retrovisor lateral, se subió a la parte de atrás con Ashton y después lo hizo Alissa, dejando a Madison en el asiento del medio.

Ya estábamos todos.

Todos.

Cerré los ojos de nuevo, apreté con fuerza para obligarme a no ver esas imágenes más. No quería verle, no quería tener que hacerlo en mi cabeza, pero me iba a costar una eternidad olvidar su rostro, años quizás. Puede que incluso nunca pudiera.

Agarré la llave y la giré. El motor se encendió y algo en mí se apagó.

Una mano a mi hombro me hizo reaccionar. Aún no nos habíamos movido. Levanté los ojos al espejo central. Madison me observaba. Asintió con la cabeza cuando mis ojos se encontraron con los suyos. Apretó mi hombro, como yo había hecho antes con ella. Era nuestro lenguaje de apoyo. Nuestra manera de decir "Estoy aquí, nunca te dejaré sola".

Quema como el fuego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora