CAPÍTULO 18: PROHIBIDO

88 44 1
                                    

Madison

El ruido de un motor fuera de la casa me avisó de que alguien venía. Por la figura que se apreciaba tras las ventanas comprobé que era un coche grande. Esperé que fuera el de Stephen y no el de Lena porque en ese momento no quería hablar con nadie más por raro que me resultara hasta a mí misma. Necesitaba que al menos una cosa hubiera ido bien y Stephen trajera buenas noticias.

La puerta trasera de abrió y Stephen entró por ella con una montaña de papeleo bajo su brazo y su maletín en la otra. No tenía la apariencia que había imaginado cuando había hablado con él por teléfono. Estaba agitado y sabía que no era buena señal.

— ¿Estás sola? — dijo en dirección a la cocina y le seguí.

— Sí — no estaba sola en la casa, pero estaba segura de que Ashton no iba a bajar — ¿Qué has conseguido?

— Tenemos que hablar, seriamente. No puedo defenderte si no me cuentas toda la verdad.

— No te he metido en nada — dije casi de forma automática mientras hacía memoria para saber si realmente le había mentido en algo que le hiciera falta saber.

— Es ahora cuando quiero que seas sincera — recalcó, mirándome a los ojos fijamente.

— Está bien — accedí a regañadientes.

Dejó caer las hojas sobre la mesa y buscó entre ellas hasta dar con la que necesitaba.

— He encontrado un informe de una detención tuya hace cuatro años. No sabía nada de este documento asique ahora sé por qué el fiscal tenía tanta impaciencia por qué hablaras.

— Era menor y la acusación no llegó a juicio — le aclaré.

— Pero a día de hoy sigues siendo la única sospechosa. El caso no siguió adelante, pero sigue reflejado en el informe, es un antecedente en tu historial. Es un hilo suelto del que ese fiscal y cualquiera puede tirar para echarte también la culpa de lo que ocurrió en el orfanato.

— ¿Y podrían llegar a hacerlo? — pregunté viendo como mi libertad comenzaba a tambalearse — ¿Unir un caso con el otro para culparme de ambos?

— Es la acusación de muerte de dos personas, y con lo que le ha ocurrido a la Sra. White se suma una más con la tentativa de asesinato de los huérfanos del centro.

— Ósea que si — dije contestándome a mí misma.

Pensaba que mi mayor preocupación era morir asesinada por un grupo de locos que creían que eliminándonos a la gente con poderes libraban al mundo de un supuesto mal que no entendían, pero acabaría muriendo en una celda.

Sabía que tarde o temprano las consecuencias de todo lo que había hecho llegarían, pero no creía que fuera a ser tan pronto. Sentía que por una vez estaba en el lugar correcto para cambiar las cosas y se me acababa el tiempo. Tenía los grilletes apunto de agarrarme las muñecas.

— Es complicado, pero puedo manejarlo. Eres una niña huérfana que perdió a sus padres y después tuvo la mala suerte de perder a la que fue su tutora legal por más de cuatro años. Nadie se creerá que lo hicieras.

Stephen había hecho bien su trabajo averiguando que ocurrió la noche de la muerte de mis padres, pero no me hizo más preguntas sobre el tema. Preferí que así fuera, no quería revivir de nuevo esa noche.

— ¿Y tú? — me atreví a preguntar.

— Lo que yo crea no importa, no soy el juez — dijo he hizo una pausa relajando sus hombros —. Eres mi hija desde el momento que entraste por esa puerta. Ya lo sabes.

Quema como el fuego [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora