No todas las almas que quedaban en el bosque habían logrado escapar, solo aquellas que no tenían cuentas pendientes habían podido hacerlo. Y aquellas que querían.Y Jade no pertenecía a ninguna de las dos categorías.
Mucho antes de que abandonasen el claro, donde había estado con ellos todo el tiempo, la mujer se había retirado, tal y como Nanlna la había enseñado durante sus años de entrenamiento, hasta que alcanzó el siguiente lugar más probable de la batalla: el lago. La razón por la que había elegido a Nanlna como formadora no era únicamente porque estuviese secretamente cautivada por ella, sino porque se había dado cuenta mucho tiempo atrás de que era la más inteligente de los tres hermanos, y lo primero que ella le había enseñado era a no esperar inmóvil a que la situación alcanzase una nueva cota de peligro, sino a encarar el siguiente nivel antes que el enemigo para estar preparado y tener la posibilidad de reaccionar. Por ello, oculta bajo el agua, hizo lo que tenía que hacer, y separó a Messek y a Aetheerok. Ella entendía a dónde iba la joven, aunque nunca había podido llegar a comprobar su teoría sobre lo que eran los guardianes invisibles del bosque. Solo estaba segura de que no eran simples almas atascadas como el Maestro siempre les había tratado de convencer que eran.
Se le partió el corazón al separarles, aunque ambos estaban ya inconscientes fruto del embrujo de los guardianes y del agua envenenada del lago, pero logró hacerlo antes de que los guardianes se sumergiesen y rodeasen a la mujer. Ni siquiera se fijaron en cómo ella se alejaba, en dirección a la punta opuesta del lago, nadando y arrastrando consigo el cuerpo inmóvil de Messek, solo dieron por hecho que el joven se habría hundido, porque ya tenían lo que querían: a Aetheerok.
Algo que también le había enseñado Nanlna era a aprender del enemigo cuando fanfarroneaba de sus logros, y, por tanto, Jade llevaba mucho tiempo escuchando al Maestro con atención, pero sin acercarse a él lo suficiente como para llamar su atención, como Kate si había hecho al caer perdidamente enamorada de él. Le obedecía, pero le evaluaba. Le seguía, pero en realidad le controlaba, y solo había estado esperando algo que sabía iba a llegar.
A fin de cuentas, llevaba mucho tiempo sabiendo los estúpidos planes de Messek y su mejor amiga, y siempre desde el silencio, se había propuesto seguirles y protegerles. Esa era también la misión que Nanlna la había encargado... Morir había sido solo una parte más del encargo, una parte dura pero que por fin demostraba su utilidad: les estaba salvando a ambos, aunque ninguno lo supiese aún.
Jade había permanecido bajo el agua durante toda la confesión de maldad de Caleb, e incluso en la despedida de Messek y Aetheerok. Siempre los había considerado demasiado intensos, y, secretamente, también había deseado siempre que terminasen juntos.
Pero no era el momento ahora de pensar en el futuro: era el momento de luchar por el presente.
En cuanto llegaron a la orilla opuesta, Jade le sacó del agua, y trató de reanimarle como fuera posible, empujando su pecho hacia abajo. Comprendió que estaba empezando a quedarse sin energía, pese a que había descansado, y cerró los ojos para concentrarse mejor...
No podía permitirse fallar, no ahora. No siendo el hermano de Nanlna el que estaba inconsciente en el suelo.
Estuvo sesenta segundos exactos con los ojos cerrados, permaneciendo tan quieta que su imagen tembló, hasta que, con un profundo golpe que requirió de todo su esfuerzo, energía, poder y capacidad, apretó de nuevo el pecho del joven, y esta vez, tras una fuerte ráfaga de agua que alteró su imagen, este despertó entre toses.
—Aeth... —comenzó al segundo, y Jade puso los ojos en blanco—. ¡Aeth...! —trató de gritar, pero ella se lo impidió.
—Si quieres que todo ese rollito de "hasta el final pequeña..." sea de verdad, más te vale guardar silencio y levantarte Messek Daffodil, porque no tenemos tiempo que perder.
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El cielo azul y la medialuna de medianoche
HorrorUna maldición campa libre por el bosque, clamando por las vidas y la sangre de todos aquellos que en él tratan de refugiarse al escapar de la Línea. Solo aquellos que posean sangre Daffodil en sus venas quedarán exentos del cruel castigo, y podrán p...