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9. Cambio

Morfeo insistió en mostrarme su reino, poco después de que Matthew y yo nos perdiéramos. Como su invitada especial. Yo acepte.

Después de un rato de que mi consciencia se hiciera presente me sentía algo confundida. Por el lugar, y de cómo portaba un vestido blanco y ligero, y mi cabello tenía pequeñas trenzas pero con flores pequeñas en ellas. Y caminaba descalza. Pero no me atrevía a preguntarle. Pues aún no sentía que me tuviera la suficiente confianza para hablar conmigo de temas profundos. Además de lo parlanchina y agresiva que fui con él antes.

Hace un rato que deje de ver a Matthew junto nosotros, lo que me pareció extraño. O simplemente quiso darnos un poco de espacio. O puede que se sintiera avergonzado por lo que nos había sucedido.

Llevábamos caminando un largo rato en silencio, sin saber a dónde me llevaba. Caminando por un pasillo con piso de madera oscura y de arcos, medianamente iluminado, en medio de un bosque. Arcos hechos de lianas resistentes, y de florecillas silvestres llamadas nubes. Se veía tan mágico. Tan ficticio, y creer que era lo mínimo de tan hermosos lugares a los que me había mostrado. Estaba alucinada, emocionada. Ni siquiera podría describir tal sensación de esplendor y grandeza. Pero algo que sin duda estaba segura de sentir era el asombro por todo aquello nuevo y real. Fuera de cualquier cosa que aya conocido antes.

Podía sentir sus ojos sobre mi nuca mientras veía los pajarillos volar tan suavemente como si danzaran en el aire y al mismo tiempo cantaran, como si se tratase de una fiesta para ellos.
Sentía la tensión aún entre nosotros. Pero trataba de evitarlo.

—Te creía un ser peligroso para mi reino—dijo finalmente, rompiendo el extenso silencio—, por eso te observaba.

Ahora entiendo. Siempre interrumpió mis sueños con el fin de observar mis comportamientos. Siempre mezclándose entre ellos. Mientras yo me frustraba al no saber de quién se trataba, quién era el hombre de mis sueños. Forzándome a reconocerlo, a recordarlo. Cuando se trataba de un eterno. Algo que jamás habría pensado o imaginado nunca. Que locura.

—¿Qué te hizo cambiar de opinión?—le pregunte calmada, sin mirarlo.

—Creer que eres diferente.

—¿Diferente? ... ¿A que cosa?

—A la maldad.

Me detuve al instante, tratando de asimilar lo que había dicho. La forma tan sincera en la que lo dijo hizo que mi corazón se apachurrara un poco. Esta vez lo mire a sus ojos, notando la sinceridad en ellos. Notando lo asustado que estaba.

¿A qué le temes tanto, Morfeo?—me pregunté.

—Lo siento.

Me sorprendió. Pareció costarle decir eso. Ya que se notaba que no exclamaba lo que pensaba. Y quizás eso era lo que lo ha estado torturando.

—Esta bien.

Él juntó sus cejas en confusión.

—¿No te molesta?

—Si te digo la verdad, Morfeo.— me encontraba a unos cuantos pasos de él, pero había algo entre los dos que hacía que sintiera que estábamos más juntos—. Me asustaste bastante—eso pareció aumentar su confusión—Y eso me ponía "agresiva", como habías dicho. Pero molesta, no sería algo que sentiría hacia ti.

¿Quién es el hombre de mis sueños?  [The Sandman I ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora