17. Death
The king of the dreams.
—¿Qué te tiene tan ensimismado, hermano mío?—preguntó Death, a mi lado. Tomada de mi brazo. Regresandome a la realidad. Caminábamos juntos por el parque de Londres. Parecía encantarle frecuentar por aquí.
—Nada que te pueda interesar.
—¿De verdad, sueño?—por su boca exhaló frustrada—Tendré que repetirte tan seguido que así como mi sonrisa demuestra mis sentimientos tu ojos también lo hacen. Déjate de caras largas y dime que sucede.
Seguimos caminando. Bajo nuestras botas las hojas secas crujían por cada paso que dábamos. La temporada de otoño había llegado a Londres, en comparación a las nevadas que se presenciaban ahora en Chicago. Los gigantescos árboles de hojas naranjas se podían presenciar por todo el parque. Y las amontonadas hojas secas también.
Tomamos asiento en el pasto, a lado de un roble. Cruce las piernas, y ella sentándose frente a mí, imito mi postura.
—Me siento desubicado—pronuncie sin mirarla, me concentré en arrancar el poco pasto verde frente a mí, el poco que quedaba en el área—. No se que estoy haciendo ni cómo sentirme al respecto. No se a donde voy.
Levante la mirada, y note que me miraba con confusión y curiosidad. Y sentí la necesidad de contarle. Ya que era la persona en que más confiaba. Y también sabía que era la persona a la que no le podría ocultar algo jamás.
—¿Hay algo que te ha estado desequilibrando?
—Tal vez...no saber manejar mis emociones. Es como... si las sintiera por primera vez. Cada una se siente diferente, me hace sentir diferente. Y cada una me hace pensar lo contrario a la anterior. Eso me confunde— me mantuve unos segundos en silencio, tratando de buscar las palabras para hablarle con más claridad—. La última vez que estuvimos juntos como hermanos, tus palabras entraron tanto a mi mente que su significado tuvo más valor en mis pensamientos. Así que hice lo que tenía que hacer. Y reconstruí el reino, solo para ellos. Para mis durmientes. Porque así como tu deber es darles un final, darles el eterno descanso. Él mío es darles el descanso en vida. Un mundo de magnífico sentir. Uno en el cual, puedan ser todo lo que quieran ser.
—Escuche a desesperación hablar de tu reino. De cuán grande se había vuelto y de cuánto había crecido en poder. Sonaba tan...desesperado. Todo lo que representa él. Pero si hablan de maravillas de tu palacio, del mundo de la ensoñación. ¿Qué es lo que te tiene tan preocupado?
—No poder darles lo suficiente.
Me miro seria. Pero su boca hizo un mohín triste. Y colocó una mano en mi hombro.
—Estás siendo demasiado duro contigo mismo, Morfeo. Sabía que tarde o temprano tu sed de perfección te iba a volar la cabeza. Recuerda que tu propósito es servirles, no complacerlos. Ten un poco de consideración contigo, estas haciendo las cosas mejor de lo que crees.
—No se si eso sea cierto, hermana mía.
—¿De qué hablas?
—Hay una mujer de quien estoy comenzando a sentir emociones. Estoy aterrado, Death. Y no se si lo estoy haciendo bien, hace eones que hacía esto. Todo esto se vuelve a sentir tan nuevo para mí.
—¿Como es ella?, ¿es...humana? Me refiero, ya que has pasado mucho más tiempo en el mundo de la vigilia que en cualquier otro mundo.
—No, no lo es.
—Me alivia saberlo—alzó las cejas—¿Entonces qué es?
—Aún no lo sé—entre juntó las cejas—. Pero lo que sí sé, es que me hace sentir... en paz. Conmigo, con el entorno. Me hace sentir... como si ser yo estuviese bien.
Y justo en este momento, el sol había descendido. De manera que la tenue luz se colara entre las ramas de los secos árboles. Dejando caer sus sombras al rededor de nosotros. Como si el atardecer nos acompañará.
—Ella se siente como un cálido rayo de sol en otoño.
Mi corazón latió con fuerza en cuanto lo mencione, y apreté los labios, evitando que el sentimiento se apoderaba de mí. Nuevamente.
Mi hermana, acaricio mi mejilla. Mirándome con simpatía.
—Me alegra verte tan aterrado por alguien. Por un momento llegué a creer que dejaste de tener corazón después de Calíope. Me sorprende verte de esta manera. Date una oportunidad a ti mismo. Puede que resulte esta vez diferente. No es malo lo que estás volviendo a sentir. Y deja tu temor a un lado, no sabes si es la equivocada o no, si no lo expresas.
Sus palabras una vez más, tuvieron un efecto diferente en mí. Comprendiendo que no estaba mal sentirme mal, por no saber como sentirme bien.
—Te lo agradezco una vez más, hermana mía.
Tome sus manos entre las mías.
—Siempre—me sonrió.
Ella regreso. Para continuar con sus deberes. Y yo regresé a los míos.
En mi trono. El lugar se encontraba en silencio como de costumbre.
Le había escrito una carta, y no estaba seguro de ello.
—¿Está listo, señor?—dio un pequeño graznido Matthew, al momento de aletear acomodando sus plumas oscuras.
—Eso creo.
Me coloqué el yelmo en el rostro. El cuervo voló hacía a mí aterrizando en mi hombro, nos envolvimos en un remolino de arena.
El lugar estaba a oscuras. Por lo que hice encender las luces con un chasquido.
Sabía que no se encontraba en casa, por lo que con confianza me adentre a su habitación. Y deje reposando la carta en medio de su cama.
Un jarrón ser rompido llamó mi atención, por lo que me aproxime al proveniente sonido. Me lleve la sorpresa de ver a Matthew ser acorralado por la mascota de Leah, cuyo nombre había olvidado.
—¡Déjame en paz! ¡Maldito animal!— brincaba de un lado a otro, mientras el gato tiraba manotazos tratando de alcanzarlo— ¡Señor!—Gritó asustado en cuanto tuvo razón de mi presencia— ¡Me quiere comer! ¡Yo lo sé, lo veo en sus malévolos ojos verdes! ¡Ahhhhh!
Tome al felino del pellejo mientras maullaba por verlo alejado de su presa. Hice que me mirara a los ojos, y le comunique que era mi compañero.
Lo solté dejando que se quedara quieto a un lado de mis pies. Mientras el cuervo seguía eufórico.
—¿Y lo va dejar libre así como si nada? ¿No teme que se devore en cualquier instante a su fiel compañero? — a veces podía simplemente callarse y seguirme, y otras veces podía hacer el mejor drama del día—o es acaso... ¿Que se quiere deshacer de mí?
—Matthew.
—¿Señor?
—Relájate.
Segundos más tarde pareció volver a el habitual cuervo. Me agache a recoger el desastre que habían hecho. Y me percate de una pequeña figura de mármol, en forma de corazón . Que probablemente era parte del jarrón ahora roto. Me pareció algo peculiar.
—¿Nos vamos?—pronunció con desesperación el cuervo aún mirando con temor al felino.
Me puse nuevamente de pie una vez que todo había quedado limpio. Di un ultimo vistazo. Y desaparecí del lugar.
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Desire.
Una de mis figuras de cristal flotantes, de tener un color rojo vivo, y llamativo, comenzó a oscurecerse de a poco. Me aproxime a ésta y con mi pulgar acariciaba la figura. Una sonrisa se extendió por mi rostro de a poco. Esto ya estaba en marcha.
—Te lo dije hermano mío, haré que esta vez te arrepientas de todo. Ya lo veras.
Te haré sangrar.
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N.A.
Me gustaría saber su opinión de esta historia. Y de que les pareció este cap.
Si tienen sugerencias de ideas escríbanme en mi cuenta personal de instagram @jazminrruizz estoy activa siempre.
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¿Quién es el hombre de mis sueños? [The Sandman I ]
FantasiLeah visita el mundo de la ensoñación mientras duerme como todas las noches, pero una noche llega a encontrarse con un hombre, tan imponente y misterioso. Lo mira tan claro, y recuerda que lo ha visto anteriormente por el jardín que camina. ¿Quién e...