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21. Divina sonrisa.

Las últimas olas de placer recorrieron mi cuerpo

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Las últimas olas de placer recorrieron mi cuerpo. Mi respiración estaba hecha un completo desastre. Y no se hable de la suya. Con los labios entreabiertos, tomando el aire que sus pulmones no podían recibir en ese momento. Mientras ambas manos estaban a lado de mi cintura tomándome con fuerza. Sosteniéndose de mi cuerpo. Con la mirada alzada, probablemente mirando el techo. O quizá, perdido en sus pensamientos.

Salió de mí, y mi cuerpo lo resintió al instante. Tome un puñado de las sábanas por un ligero dolorcito placentero pasar por esa zona. Suavizó su agarre en mi piel, y sus puños se apoyaron en la cama. Nuestras respiraciones eran rítmicas, un desastre. Pero se iban suavizando de a poco. Tenía la cabeza cabizbaja, y algunos de sus cabellos rozaban mi barbilla.

Mi piel palpita, aún sintiendo el calor por dentro. Cada extremo de ella. En un ligero cosquilleo entumecedor.

Alzó su mirada, el azul profundo de sus ojos. Me deja pasmada en cuanto se volvió a encontrar con los míos.

Me mira de una manera que no había palabras que describiera la conexión tan íntima que pasaba por nosotros en ese instante, solo existiendo él y yo. Como si todo a mi alrededor, todo el universo en ese preciso momento se esfumara y me olvidara de la existencia de todo. Hasta olvidar mi nombre. Y ahora que mi respiración era por completo normal, mi corazón era todo lo contrario. Como si en cualquier momento se me fuese a salir del pecho. Una adrenalina. Una sensación única.

Lentamente sube hasta acunar mi mejilla en su mano. Y me acaricia con delicadeza.

Te quiero, Morfeo—pensé. Pero por el vínculo aún viviente entre nosotros, supe que mis palabras sonaron en su mente porque pronto me mostró una sonrisa de medio lado y sus ojos brillaron con intensidad. Con lentitud se acercó a mi rostro y beso con suavidad la punta de mi nariz, y bajo para besar la comisura de mis labios, y finalmente estos mismos. Con suavidad, con detenimiento.

Después de manera lenta dejó caer su cuerpo sobre el mío. Su pecho apachurrando mis senos, su piel sentirse con mi piel. Su calor mezclarse con mi calor.

Escondió su cabeza entre mi hombro y mi cuello. Y lleve una mano a su cabello para darle ligeras caricias. Así hasta un largo rato.

—Vamos a lavarnos—le propuse.

Morfeo no dijo nada, solo se levanto primero y se quitó por completo el bóxer. Yo me senté en el colchón, con los muslos pegajosos, temblorosos y la nueva sensación de algo se había roto en un punto de mí. Sentí que por eso necesitaba un momento para poder estar de pie por completo, pero para mi sorpresa, él me sostuvo la mano y me ayudó a ponerme de pie.

No me soltó mientras fuimos hasta el baño de la habitación. De hecho, caminó detrás de mí, casi pegado a mi cuerpo, como si temiera que fuera a caerme y él debiera estar ahí para evitar que diera contra el suelo.

¿Quién es el hombre de mis sueños?  [The Sandman I ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora