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Mi primer día oficial en el campamento había iniciado extrañamente extraño.

El sonido de una corneta fuertemente siendo tocada a solo unos metros de mi ventana abierta no fue el mejor despertar. Mis oídos se habían vuelto más sensible luego de meses de pura tranquilidad y silencio en un hospital. En conclusión, desperté molesta, una mala cara se puso desde el primer segundo en que me miré en el espejo. Me aseé y vestí con lentitud, con calma para bajar mi mal humor, que funcionó bastante bien ya que una sonrisa leve se formó en mis labios apenas salir de la habitación.

Como ya se me había indicado anteriormente fui a la enfermería en el primer piso, conocí a la enfermera que se encargaría de mi en mi estancia en el campamento, me dio mis medicamentos y me hizo un chequeo rápido para luego liberarme.

Bien, ahora que ya había hecho todo lo importante empecé a vagar por allí admirando todo el lugar.

Anoche había tenido una gran sorpresa, Ricky había llegado de imprevisto en mi vida como siempre, y al verano que tanto presumía sería perfecto.

Suspiré y formé una sonrisa.

Seguía tan tierno y lindo cómo siempre, sus mejillas sonrojadas y sus tics nerviosos seguían ahí, las pequeñas cosas que me habían enamorado de él estaban allí, como siempre.

No podía parar de mirarlo y agradecía con todo que no haya salido en tema del día del show. Realmente no hubiese podido cargar con todo lo que tiene que decirme, porque se que tiene algo atorado para mi, y tiene todo el derecho de tenerlo y decirlo, pero... No todavía, no estoy lista aun.

Detuve mi paso y la persona que tanto rondaba en mi mente estaba a solo unos pasos de mi, junto a Gina. Los vi sonreír y reír entre ellos, mientras Ricky hacia unos movimientos raros y sus expresiones siempre eran sonrientes.

Me quedé unos segundos eternos observándolos hasta que se marcharon juntos en línea recta.

Simplemente lo ignoré y seguí con mi camino llegando hasta el costado del lado que hoy se veía más relajado que la noche pasada.

Me senté sobre un tronco que estaba caído y me quedé varios minutos observando el hermoso panorama hasta que el sonido de alguien sentadose a mi lado me asusto.

El rostro sonriente de Gina me saludo, le sonreí de vuelta y ella apoyó su cabeza en mi hombro.

— ¿Como estuvo tu primera noche?

Sonreí más grande y bajé la mirada.

— Estuvo bien, ¿Y la tuya?

— Increíble, este lugar es increíble — la voz animada de Gina me hizo observarla al rostro, realmente se veía feliz — ¿Sabes sobre la obra?

Asentí y desvié mi mirada.

— EJ siempre me hablaba de este campamento, y todas las obras que ha protagonizado, ya sabes, es su orgullo — levante la mirada al cielo y hice una mueca — Es triste que este año no pueda hacerlo y le den tanta carga.

— Es triste, quería protagonizar el show junto a él, ya sabes, fortalecer el vínculo.

— Puedes hacerlo de otras maneras, no todos son acciones, Gina — devolví mi vista a la chica que se separó de mi y me miraba fijamente — ¿Asi que vas por todo? ¿Si o si el protagónico? ¿Cual es ese? ¿Ana o Elsa?

— No lo sé, las dos me sirven, pero prefiero ser Ana sinceramente.

— El vestido verde te quedaría hermoso.

— Digo lo mismo, el color verde es mi color.

— Todos son tus colores, Ginny.

— No, esa eres tú, eres como una combinación que va con todo, todo te va bien, la música, la ropa, todo.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora