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Okey, la guerra del color no sonaba tan mal, pero realmente el amarillo no me quedaba, fruncí mi ceño mirándome en el espejo, la única cosa del color que pude conseguirme era un vestido. Suspiré, quizás hoy no era mi día, porque los vestidos no eran lo mío.

Ahora ir al centro de juegos y no estar incomoda era todo un reto, ni siquiera había salido de mi habitación y ya estaba nerviosa. Saliendo ya de esta miré a mi alrededor viendo que no había nadie cerca bajé con rapidez, haciendo oídos sordos y la vista ciega miré un punto recto el cual empecé a caminar con rapidez.

— Te ves hermosa — detuve mi paso y me giré hacia la voz detrás de mi, Ricky estaba allí parado recto con sus ojos avellanas mirándome con intensidad, su mano estaba extrañamente posada sobre su pecho. Le sonrío tímida y me acomodo el cabello — Bueno, siempre lo eres.

— Y a ti te queda muy bien el azul — me acerco a él y colocándome en puntillas le arreglo el maquillaje azul que estaba algo disparejo en su mejilla con mi dedo pulgar — Deberías usado más seguido.

Le miré a los ojos conectando con los suyos, que me miraban en silencio cada acción que hacía, sintiendo mi cara calentarse di un paso atrás.

— No recuerdo la última vez que te vi en un vestido ¿No fue en nuestra primera cita como novios?

Tragué saliva y sonreí nerviosa. Recordando ese momento dándome escalofríos.

— Si, yo solo quería verme bien.

— Siempre te ves bien, al menos a mis ojos siempre fuiste hermosa — dijo Ricky con seriedad sin dejar de mirarme.

Me esta confundiendo.

¿Porqué no deja de halagarme?

Bajé mi mirada sintiendo mi corazón inquieto, entonces mi mente vuelve al mundo real cuando un brazo pesado se posa sobre mis hombros, al sentir el aroma del dueño me tranquilice y levanté mi mirada viendo allí a Jason que me miraba fijamente.

— ¿Todo bien? — me preguntó acariciando mi cabello.

— ¿Porque no lo estaría? — la pregunta de Ricky llamó su atención, Jason cambió su mirada y mirando fijamente al chico frente a nosotros dio un paso al frente conmigo a su lado.

— ¿Tú eres Ricky, no? ¿El ex de Sam?

— ¿Quien me pregunta eso?

— Jason — levantó su mano en su dirección — El futuro novio de Sam.

— No veo que seas de su tipo — Ricky aceptó su mano.

Los veo competir con la mirada y sus manos, las venas se marcaban por el fuerte agarre que tenían así que incomoda por su discusión de idiotas di un paso al lado alejándome de brazo de Jason y de ellos en general.

Y ahora todo había empeorado, en el campo de juego con estados dos idiotas vestidos de maneras de diferentes aun sosteniendo sus manos en frente de una mesa. Estaban por competir en un juego de fuercitas, Jason por el equipo amarillo y Ricky por el azul.

Rodeé los ojos.

Parecían perros.

Unas risas y susurros llamaron mi atención, detrás de Jason había un grupo de chicas murmurando y mirándolo con corazones en sus ojos.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora