¡ 𝑭𝑰𝑵𝑨𝑳 !

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Cuando todos ya habían abandonado mi mente, me senté y solo miré frente a mi. La gente reía y conversaba tranquilidad, el sonido de un violín sonaba por el lugar y las cosas brillaban, era un ambiente ya conocido para mi, pero tal no era mi ambiente.

Solo podía quedarme ahí y mirar.

Ser espectadora sin poder decir lo que quiebro, y vaya que sentía en este momento.

Había salido al aire mi beso con EJ, escuché palabras que no quería escuchar, ideas dispersas y solo cosas sin sentido.

Pensé que se enojaría, ir diría algo, pero no le afecto para nada, ni se inmutó.

Ufff ¿Porqué me preocupo? Se supone que lo deje ir, pero... Algo me sigue molestando, como una mosca que gira a mi alrededor.

Solo quería algo más de él.

— Cariño, ¿Estás bien?

Levanté mi mirada hacia papá Nicolás que preocupado me miraba con una copa en su mano.

— No lo sé — le miré perdida a los ojos.

Papá suspiró y miró a su alrededor, para después agacharse a mi altura, dejó la copa en el piso y tomó de mis manos.

— ¿Tienes algo en tu hermosa mente?

— Mucho, no creo que haber ido al campamento haya sido una buena idea, mucho se arruinó más de lo que estaba, y quizás no fue solo por el campamento, fue por mi — dije en voz baja, deteniéndome de vez en cuando mirando a todas partes, para terminar encontrándome con los ojos de papá que solo sonreía con calma.

— ¿Por ti? Yo creo que solo son consecuencias de lo que tú quieres hacer, no todo en esta vida tiene que estar bien, Sam. No puedes complacer a los demás siempre si quieres ser feliz de verdad — dió un apretón en mis manos y acomodó un mechón de cabello que caía por mi frente — Dime, ¿Eres feliz?

— ¿Sinceramente? Me siento feliz, siento que quité mucho peso sobre mi, los tengo a ustedes y gente que de verdad me quiere, pero mucha gente sufrió a mi alrededor y eso sigue impregnado en mi.

— Déjalo ir, preciosa, no vuelvas a eso otra vez, ya lo sabes bien, nada te hará mejor. Continúa siendo lo que eres ahora, sin importar lo que los demás piensen, actúa por tu felicidad, sé egoísta si lo deseas, te lo mereces, tú mereces solo continuar con esta vida que ganaste.

— No quiero hacer daño a nadie.

— La gente sufre siempre, Sam. Si. importar lo que los demás hagan, tú solo sigue.

Mordí mi labio y sonreí. Me abracé a papá y cerré los ojos disfrutando su calidez.

— Te amo, papá. ¿Sabes que también eres parte de mi felicidad? Fuiste la primera persona en darme una oportunidad, y entregarme una felicidad verdadera. Gracia a ti, hoy puedo ser realmente yo.

Papá dejó un beso en cabeza y sonrió, se colocó de pie.

— ¿Qué tal si sales de aquí? ¿Y buscas lo que realmente quieres? — dijo alzándome su mano, la acepté con una gran sonrisa.

Me quité los zapatos que llevaba y con una sonrisa me despedí de él con la mano, choqué con papá Andres en el camino que también me sonrió, le sonreí de vuelta con mas decidas y corrí.

Mis piernas se movían como nunca, apenas llegar al auto una canción me acompañó de inmediato, una canción que pegaba con mis sentimientos, que sinceramente no me deprimió, me dejó continuar.

When I see you again as a stranger or a friend
Could you give me a kiss from the past?
Make it soft, make it last like a lake in a glass
Like an endless reminder of us...

I don't feel love anymore
And how it hurts when I walked out of the door
Forgetting why we fell in love hurts me the most.

El auto se detuvo, al igual que mi corazón.

La calle se encontraba silenciosa y vacía.

Suspiré terminando de calzarme las zapatillas y bajé del auto con calma.

Mis pasos se volvieron tan lentos como los de una tortuga, y mi nerviosismo se elevó a mi cerebro.

Mi cuerpo temblaba y mi labios se resecaron.

Apoyé la palma de mi mano sobre la puerta.

Y la duda empezó.

¿Estaba en lo correcto?

¿Estaba bien lo que haría?

¿Podría continuar con esto después?

Ahora lo vería.

No perdía nada intentando.

Pero estaba segura de algo.

Él era lo que yo quería y ya no importaba nada más.

Entonces toqué la puerta un par de veces y sin evitarlo di un paso atrás con el corazón en la boca.

Unos pasos se escucharon al interior se la casa y la puerta se abrió.

Se abrió al igual que mi corazón hacia él, inesperadamente y con un brillo especial.

Mis ojos se colocaron sobre los suyos, que tal como zafiros brillaban.

Y les decía que si.

— Hola.

El chico soltó una risa y con una gran sonrisa alzó su mano hacia mi.

— Hola.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora