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Mis pasos eran lentos y largos, la fresca noche acompañaba mis templados sentimientos. Todo estaba más claro y tranquilo para mi, me sentía en calma, quizás como nunca antes; ya había asumido la verdad.

La persona que yo pensaba aun amaba, realmente ya estaba en el pasado.

— Hey.

Levantó mi mirada al castaño que estaba en mis pensamientos recientes, tenía una sonrisa pequeña y sus manos nerviosas, las miré hasta que las ocultó detrás de su espalda y se acercó más mientras su sonrisa se hacía más grande.

— Hey.

— Es bueno verte, te ves bien.

— Gracias — respondí con una pequeña sonrisa — Estuviste increíble, era totalmente tu papel.

— Gracias, siempre pensé que tenía algo de Kristoff — dijo divertido revoloteando las pestañas.

Se veía tierno así.

— Si, pienso lo mismo.

Nos sonreímos en un silencio cómodo. Le miré directamente a los ojos que se mantenían bajos mirando algo indefinido, se veía algo ansioso. Las luces a nuestro alrededor le iluminaban sus locos mechones castaños y los ojos que finalmente subieron a los míos, entreabrió la boca y dio un paso al frente.

— Sam, quiero confesarte algo — dijo nervioso acercándose más — Es realmente importante, yo...

— Ricky — le interrumpí dando un paso al frente también alzando mis manos a su boca, evitando que siguiera hablando y bajé la mirada para no ver su reacción — Sé que te gusta Gina. No quiero que me lo digas, lo siento si soy infantil o tonta, pero no quiero escucharlo.

— Mmmm... — Ricky intentó hablar, sobre mis manos, pero yo no cedí y negué con la cabeza.

— Aun sobre esto, me alegra que te guste — confesé finalmente, entonces Ricky dejó de intentar y quedó en silencio, así que prosegui — Porque eso significa que ya no me amas y toda esas cargas desaparecieron, tus problemas sobre mi terminaron y me hace sentir mejor, más libre. Porque realmente me importas y que tú estuvieras bien siempre fue mi prioridad, pero ahora que se que estarás bien con ella me hace sentir muy feliz y aliviada. Y puedo decir que yo también me solté, porque yo realmente te amaba, Ricky. Pero eso ya pasó.

Yo ya no amaba a Ricky, no dependía de él y aunque si me duela un poco sus sentimientos por Gina no era más que eso, una pequeña molestia insignificante que realmente no me afectaba en nada.

Lo había dejado en libertad hacía tiempo y recién ahora ya lo había soltado.

— ¿Ya no sientes nada por mi? — la pregunta de Ricky salió entre mis dedos cuando me relajé. Levanté la mirada y volví a cerrarla mirándolo a los ojos.

— Siento mucho por ti, Ricky. Pero no creo que sea amor...

Bajé la mirada y me separé de él, di unos pasos atrás y tomé un respiro.

— ¿Crees que esta mal si somos amigos?

— ¿No lo éramos? — levanté la mirada y sonreí con un poco de dolor escondido.

— No, lo somos, pero ahora de verdad — dio un paso al frente y sonrió levemente.

Asentí con la cabeza sonriendo con él suavemente.

— Amigos de verdad, amigos sin memorias.

— Sin memorias — accedió el chico sonriendo más grande y alzando su mano en mi dirección.

Sonreí más grande también, metí mi mano en mi bolsillo y lo alcé aceptando su mano con el pequeño papel entre ambos, evitando un tacto discreto entre ambos. Dejé allí el boleto de lotería y di un paso atrás cerrando mi chaqueta.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora