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— ¿Quieres ir a ver los fuegos artificiales?

Su pregunta rápida y inesperada me detuvo la respiración, cuando yo solamente caminaba por fuera de la cabaña de los chicos para ir al casino por comida me interceptó Ricky, le miré confundida a sus ojos que parecían cansados, con un tono rojizo asomándose.

¿Acaso había llorado?

— Si.

Acepté sin duda y tomé su mano que se alzaba en mi dirección, nuestros dedos no se entrelazaron, ni nada parecido, él solo me jalaba y me llevaba consigo hasta que una vez estuvimos sentados en una kanoa dentro de lago donde el silencio era eterno. Ricky solo se dedicaba a remar mirando todo su alrededor menos a mi mientras que yo no quitaba mis ojos de él y de su estupido cabello que no dejaba de moverse por la brisa.

— El amarillo te queda muy bien — las primeras palabras que decía luego de unos casi 20 minutos de silencio fue un comentario sobre el atuendo que llevaba hoy.

— ¿Tú dices?

— Te hace más brillante de lo que eres.

— Gracias, es la primera vez que lo uso — dije en voz baja quitando mi mirada ya rendida de Ricky, al parecer no quería verme.

— Me tomaste por sorpresa cuando te vi hoy, nunca te imaginé así, es algo nuevo.

— ¿Nuevo bueno o malo?

— Bueno — sonó como si se moviera y volvió a hablar — ¿Y cómo estuvo la celebración?

— Si, bien, me sentí un poco mal después de todo el esfuerzo físico así que vengo de la enfermería y buscaba algo para comer — relamí mis labios metiendo mas mis manos dentro de mi sudadera.

— ¿Fuiste sola?

— No, Jay me llevó — aclaré volviendo mi vista a su rostro que ahora hacía un mohín con los labios.

— Oh, Jason.

— Si, Jason.

— ¿Ustedes son muy amigos, no?

— Se puede decir que si, lo conocí en mi recuperación en el hospital de Oceanside, no me sentí tan sola gracias a él.

— ¿Así que su futura novia?

Solté una risa y negué.

— Siempre dice lo mismo, creo que es más para él que para mi, cuando nos conocimos, ni siquiera me había dicho ni una sola palabra antes y solo me dijo "Tú eres mi futura novia".

— Supongo te asustaste y no le dijiste nada — dijo en un susurro casi para él que si llegue a escuchar.

— Si, fue así. Me conoces bien, Ricky. No hablé con él hasta que me tomo desprevenida otra vez y ahí no pude huir, desde ahí somos amigos.

— Oh... ¿Solo amigos?

Asentí y le miré con una expresión neutra.

— Me acompañó bastante, así que se lo agradezco, ademas después del campamento se irá a su gira así que probablemente no lo vuelva a ver.

— Eso es... malo, supongo — finalmente me miró con su mirada sería, le sonreí negué.

— No lo es, ni para él ni para mi, cada uno tomará su lado y esta bien — desvié mi mirada apoyando mi mentón en mi mano viendo el alrededor.

— ¿Osea que no quieres algo con él?

— ¿Algo en el sentido romántico? No — dije tranquila viendo el agua que movía a la kanoa que ahora no era movida por Ricky.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora