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Mis manos temblaban, mi mirada estaba fija en el piso blanco y mi cuerpo ya se encontraba entumido por las horas que había estado sentado.

Estaba ansiosos, con el miedo y preocupación comiéndome la cabeza mientras que todo el mundo se encontraba ya tranquilo después de recibir buenas noticias de Sam, solo había sido una filtración o algo parecido, nada grave, pero estaba inconsciente debía descansar por un tiempo, tiempo exacto en el que terminaría el campamento. Ella no alcanzaría a disfrutar lo que siempre había querido, y eso me entristecía.

— Ya puedes entrar si quieres, Ricky — la voz del señor Brown frente a mí hizo que levantara la mirada finalmente.

Asentí y con un suspiro me levanté para entrar donde anteriormente había salido él hombre que golpeó mi espalda dando ánimos. Ya dentro cerré la puerta detrás de mi con suavidad, mi vista fija en el tieso cuerpo de Sam que se veía más pálido de lo normal en estas cuatro paredes de color azul claro.

Me senté en una silla a su lado y mirándola fijamente fruncí mi ceño con los ojos nublándose poco a poco. Bajé la mirada cuando no pude más y una lágrima abandonó mi ojos, miré su mano y con lentitud empecé a rozarla con mi dedo

Se veía débil, me daba hasta miedo tocarla.

Pero finalmente le di la mano y la alcé hasta mi boca para dejar un beso largo mientras cerraba mis ojos.

Estaba fría.

Dolía demasiado verla así, nunca nada antes me había dolido tanto, ni siquiera nuestra ruptura, porque yo sabía que ella seguiría ahí, con su linda sonrisa y sus brillantes ojos siguiendo cantando y alegrando con su presencia, pero estaba vez era diferente, se había sentido como si me hubiera apuñalado en el corazón y no podía ni quiera respirar. Tuve miedo de nunca volver a escuchar su risa o su voz, sus ojos grandes mirarme fijamente, tenía miedo de realmente perderla para siempre.

Creo que ahora y entendía un poco más toda sus palabras.

Ella tenía razón, y solo ahora lo había entendido.

Me estaba solo cuidando, a mi, porque realmente me amaba.

Siento un repentino apretón en la mano haciendo que la mirara allí con su respirador aun con sus ojos cerrados, sus largas pestañas descansando y sus mejillas sin color.

Nunca la había visto así, nunca me había dejado verla así.

Relamo mis labios y dejo su mano descansar sobre ella, me separo y me coloco de pie aún mirándola.

Ahora solo haré lo mejor para ambos.

Dejo un beso en su frente y me marcho sin volver a mirarla con el dolor aún palpable en mi alma. Apenas colocar un pie fuera veo a Gina que había regresado del campamento ya cambiada y aseada, le asiento con la cabeza y me siento a su lado.

— Debiste ir conmigo a cambiarte, estás bastante sucio — comentó Gina colocando su mano sobre mi mano, sobre mi pierna — ¿Entraste con las manos así?

— Si, no tuve tiempo de limpiarme, ademas no tengo tanta sangre encima, tú parecía Carrie.

— Ja, gracioso — dijo sarcástica soltándome la mano y dándome un empujón haciéndome sonreír — ¿Cómo está?

— Bien, despertará pronto, solo debe tomar reposo por unos días y se podrá ir.

— ¿Cómo estás tú? — su pregunta hizo que volteara a verla haciendo una mueca.

— Destrozado — bajé la mirada viendo mi zapatillas — ¿Esto era lo que ella no quería, verdad?

— Creo que si, imagino cómo te sientes, yo lo viví ese día de año nuevo, ella se cayó en el baño y había mucha grande, sus papás estaban muertos de miedo, imagínate yo, desde allí siempre he intentando comprenderla, pero es difícil cuando ella nunca te dice más de lo que ella cree es correcto para ti. Ahora que lo pienso, ella siempre piensa en los demás y al final en ella, quizás por eso peleamos tanto últimamente, porque ella está cambiando, ahora está pensando en ella y eso es nuevo.

— Es doloroso verla así, nunca me había sentido un terror tan puro, ni siquiera me pude mover. Creo que ella siempre tuvo razón, alejarse, quizás no era tan malo.

— ¿Enserio es más doloroso verla así a que desaparezca sin rastros?

— Si, creo que si.

by; Sam

Abrir mis ojos fue doloroso, mi cuerpo dolía y sinceramente ya conocía este sentimiento, y mucho. Miré el techo un segundo, pero el sonido de la puerta siendo abierta me quejé y quité el respirador.

— Hey, ¿Puedes quitarte eso?

— Puedo respirar sola, EJ — intenté sentarme con mucha dificultad.

— Déjame ayudarte — dejó la canasta con la andaba junto a la puerta y se adelantó hacia mi ayudándome para sentarme bien.

— ¿Qué me trajiste? — sonreí como pude agarrándome de su brazo para dejar mis piernas colgando de la camilla.

— De todos los chocolates existentes.

— ¿Y mi favorito?

— Si, Sam — el chico suspiró colocándome las pantuflas del cajón — Te traje las naranjas envueltas en chocolate.

— Mierda, no sabes lo que significa para mi — dije seria mirándolo a los ojos, entonces sonreímos — Ayúdame a bajar, por favor, necesito hacer pis.

— ¿Crees poder ir? ¿No te duele el cuerpo? — preguntó preocupado tomándome de las manos.

Miré hacia arriba, fijamente a sus ojos azules que inquietos no paraban de mirarme preocupado, se veía alto y fuerte, y yo me sentía pequeña y débil en esta posición. Me estremecí y asentí con la cabeza desviando la mirada.

— Estoy bien, EJ, no es mi primera vez — le sonreí a medias y él simple te asintió.

— No deberías estar tan tranquila, es algo
psicópata — dijo entre dientes.

Me rio sin poder evitarlo, pero me arrepiento de inmediato sintiendo un dolor en la garganta insoportable. El chico rápidamente me toma de bajo de las axilas para levantarme en el aire sin esfuerzo de su parte, sorprendida le miré con los ojos bien abiertos al rostro, si expresión preocupada, pero calmada hizo que mi corazón se acelerara y cuando toqué el piso no tenia habla solo miraba hacia la puerta pensando en que realmente me pasaba.

¿Qué mierda me pasaba con EJ?

— Okey, sujétate bien — pasó mi brazo sobre su hombro agachándose a mi tamaño para utilizarlo como soporte.

Solté una risa y me separé.

— Así no funcionara, bobo — negué divertida y bajé mi brazo abrazándome de su torso con mi brazo, el me cubrió con su brazo y empezamos a caminar hacia afuera.

En el pasillo, el ambiente era tranquilo, no había mucho movimiento así que fue lo mejor, así que cuando giramos en dirección del baño a los lejos puedo divisar a una pareja sonriendo mirándose a los ojos.

Hago una mueca apretando la camiseta de EJ con mi mano y acercándome más a él.

Gina y Ricky nos miraron a lo lejos, ahora sus miradas serias.

EJ y yo también los miramos de regreso, pero sinceramente no importo, no me importo lo suficiente.

Ricky estaba fuera de mi alcance.

Pero yo siempre estuve fuera de tiempo.

No había ya nada para nosotros.

— o —

¿Les soy sincera? Amo que comenten, hacen que me motive más a escribir, saber que algo les provoca la historia, me emociona, gracias por el apoyo. Los tqm.

Quedan pocos capítulos. Díganme... ¿Cómo les gustaría que termine esta parte de la historia?

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora