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Respiré hondo. Había llegado finalmente el último día del campamento y yo estaba allí, vestida con mi mejor ropa, un vestido rojo, irónico, pero si, y realmente no me hacía sentir incomoda, me sentía bien. Un ramo de rosas descansaba en mis brazos mientras cruzaba el campamento solitario, todos debían ya estar en el granero esperando por la gran obra que se planeó durante todo el campamento.

Habían bastantes luces y realmente se veían hermosas, agradables.

— ¿Perdida?

Sonreí reconociendo el dulce tono de Nini a unos metros de mi, le miré, estaba feliz de verla.

— ¿Eres una veterana, no? ¿Quieres guiarme?

— Yo encantada — la chica se aproximó a mi y tomó mi brazo entrelazandolos. Me sonrió y empezó a llevarme con ella — Te ves hermosa.

— Gracias, me esforcé para no verme tan muerta.

— El rojo es tu color, muy lince de tu parte.

Reí y le miré de reojo.

— ¿Vienes a lo de las cartas?

— Es una tradición — dijo divertida.

— Claro que lo es.

Un silencio cómodo se formó entre ambas mientras caminábamos despacio hacia el granero. Apenas visualizarlo una pregunta inesperada salió de sus labios haciendo de ternera mi paso por la sorpresa.

— ¿Cómo van las cosas con Ricky?

— Nini, tú sabes que terminamos — le dije entre dientes.

— Oh, yo pensé que bueno, habían vuelto ahora, los dos están bien y realmente se aman ¿Sabes?

— Eh, no creo que eso suceda — me separé de ella y empecé a caminar por mi cuenta.

— ¿No lo amas?

— No es eso — me detuve y me giré a ella — Es solo que... — relamí mis labios y volví a mirar al granero — Las cosas nunca funcionaran bien entre ambos, es difícil.

— Pero lo amas.

— No siempre que amas a alguien significa que debes estar con él.

— ¿Te duele?

— Ya no — sonreí y le miré — Vamos antes que termine.

La chica asintió rápidamente con una sonrisa y empezó a jalarme con más rapidez al lugar donde la música ya se escuchaba. Entramos silenciosamente y me separé de ella para ir tras bambalinas, pero antes de eso me detuvo del brazo, le miré preguntando el porqué y ella sonrió bien grande con un tono rojo en las mejillas.

— Antes que me vaya quería decirte que tuve un pequeño crush en ti.

Sonreí y solté una carcajada, le abracé y dejé un beso en su mejilla, después me aleje a paso lento.

— Espero nunca me superes.

Nini rió y despidiéndose con la mano desapareció de mi mirada cuando me giré alejándome con más rapidez. Cuando llegue donde quería finalmente dejé el ramo de rosas sobre una mesa junto a su carta para su destinatario.

Entonces me acerqué a ver el show, Kourtney cantaba con una gran sonrisa en su rostro haciéndome sonreír por la felicidad que me acaba verla allí, tan segura de ella. Pero entonces la luz se apagó, la música no sonó más y allí vi a ese maldito bastardo, rápidamente me acerqué a él y lo empujé lejos de mi camino. Encendí nuevamente el generador y la luz volvió, el show volvió inmediatamente a reanudarse, miré con odio a Chaning.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora