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— ¿Enserio crees que es necesario? — pregunté en voz baja sujetando el codo izquierdo, así mostrando una postura insegura.

— Claro que si, se sentirá un mejor sentimiento si es música en vivo.

— EJ, no quiero arruinar algo que tanto te importa solo porque sientes pena por mi — desvié mis ojos del árbol detrás a él para mirarlo fijamente a los ojos.

— No siento pena, Sam — aseguró dando un paso en frente, colocó una mano en mi hombro y sonrió calmado — Yo quiero que estes con nosotros, conmigo, ¿Vamos, si? Sé que quieres.

Suspiré y bajé la mirada ocultando mi rostro sonriente entre mis cabellos.

EJ siempre sabía que decir.

— Bien, está bien, acepto, pero con una condición — me solté de él y di un paso atrás mirándolo divertida.

— Lo que desees.

— Cuando volvamos a Salt Lake quiero que me prepares el mejor risotto de todos, he escuchando buenos comentarios de ello — levanté una ceja insinuando algo ya conocido por ambos. Su primera cita con Gina.

EJ suelta una risa y niega divertido con la cabeza.

Se veía más relajado y eso me agradaba, porque verlo tan estresado últimamente me ha desanimado un poco, es mi amigo y su bienestar es muy importante para mi.

— Prometo que será el mejor que vas a probar en tu vida.

— Ya lo veremos, Caswell.

EJ baja la mirada quedando en silencio viendo el libreto entre sus brazos y sacude un poco la cabeza provocándome curiosidad por sus pensamientos.

¿En que piensas tanto, EJ?

— Sam, oye...

Un grupo de chicos pasó junto a nosotros interrumpiendo lo que EJ diría, iban apresurados y riendo, sin reparar en que estábamos junto a ellos.

— Creo que se te hará tarde — sonreí forzadamente mirando la luz de la fogata a la lejanía — Está por empezar su noche de sustos.

— Deberías venir.

— Sabes que no puedo, estar en el bosque de noche no es bueno para mi salud, lo tengo prohibido — hice una mueca y caminé a su lado, se veía que tenía pena por mi, y lo entiendo, venir a un campamento y no hacer lo clásico que se hace en ellos es triste, pero, nos romperé he conseguido lo que quiero en mi vida, y ya me acostumbré. Le pegué un codazo y fingí una sonrisa — Esta bien, EJ, ve y disfruta con los chicos. Y por favor, no te estreses ¿si?

— ¿Estresarme? No, no — intentó negar pero rápidamente le pegué con el puño en el bícep.

— No seas mentiroso.

— Yo no...

Otra vez le pegué.

— Disfruta, EJ, sé que es importante para ti que todo salga bien, también para mi porque es importante para ti y los chicos, pero no lo vale por tu salud mental, así que tranquilo, no te sobre esfuerces.

— Siempre molestando, Brown, ¿Nunca te quedas callada?

— Jamás.

— Okey, ve a descansar.

— Si... Nos vemos.

— Nos vemos.

Al ver a EJ alejándose me abracé y suspiré, mi vista se fijó por un segundo en el dúo de Ricky Gina que sonreían brillantemente a la lejania mientras hablaban sin parar.

CONTINUE, Ricky BowenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora