Capítulo 11

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Jack miró a su hijo mientras ambos iban en el asiento trasero del auto y se dirigían a la casa de su exesposa, luego de que este le llamara para decirle que le habían chocado. Afortunadamente para el juez, no fue nada grave y su hijo estuva en perfecto estado de salud, aunque fue bochornoso y lamentable que tuvo que estar ahí, esperar al seguro, defender al joven cuando el tipo que le cochó le amenazó, por supuesto, eso fue antes de que los oficiales recibieran sus credenciales y se mencionara que Jack era el padre y representante del joven y que además de todo, era un juez. Tuvo que dejar que se llevaran los autos, no sin antes recordarle al culpable del accidente que, si alguna vez volvía a atreverse a hablarle así a Jamie, el mismo Jack lo encontraría en el sistema; amenazándolo con encargarse de que nunca volviera con conducir ni siquiera una bicicleta. Luego de aquello, hizo el papeleo y finalmente se encargó de llevar a su hijo de vuelta a casa.

—Menos mal tu madre no está en la ciudad o ya nos tendría aquí parados, haciéndonos revisar hasta un vidente para saber si estamos mintiendo con respecto a tu estado de salud luego del choque —dijo Jack y el joven suspiró sabiendo que era cierto—. Llega esta tarde, ve pensando como suavizas las cosas para ella, tengo mucho trabajo y no quiero que me llame para decirme que te tiene en una clínica donde están desarmándote extremidad por extremidad para hacer pruebas a fin de cerciorarse que no tengas un daño interno.

Su hijo soltó una risa y asintió de nuevo.

—Deberíamos buscarle otro hijo en adopción —dijo el joven y arrugó su nariz mientras Jack sonreía ante su absurda declaración—. Con suerte así deja de asfixiarnos con su sobreprotección y se enfoca en su nueva pareja y el nuevo bebé, dos son mejor que uno, ¿no lo crees? Que los asfixie a ellos.

—¿Sabías que es malo desearle el mal a otro ser humano? —inquirió Jack y su hijo soltó una carcajada—. ¿Qué culpa tiene otro pobre hombre de nuestro infortunio? Peor aún, ¿qué culpa otro huérfano? No hay que pasar maldiciones, hay que destruirlas.

—Mi madre ya estaría enojada si nos escuchara haciendo bromas sobre ella —dijo el joven mirando a su padre—. A mí me castigaría sin salir y seguro vaciaría tus cuentas en protesta.

Jack soltó una risa a sabiendas de que lo que su exesposa haría sería buscar algo igual para vengarse, pero se dijo, que quizás por eso seguían funcionando como familia a pesar de no estar juntos. Eran maduros y disfrutaban compartir tiempo por el bien de su hijo, siempre respetándose y siendo cordiales entre ellos.

Recordaba los primeros meses de separación. Aunque habían sido de mutuo acuerdo, no por eso dejó de ser menos doloroso, había noches en que la extrañaba y le llamaba usando cualquier excusa estúpida, días en que ella hacía lo mismo o en los que incluso lo visitó en su nuevo hogar con la tontería de que esperaba ver si estaba haciendo una buena decoración.

Alice y él tuvieron dificultades para empezar por separado, fueron una buena pareja y querían seguir funcionando bien para Jamie, su hijo.

Fue precisamente por eso por lo que dejaron de frecuentarse tanto, aunque Jack reconocía que más que una vez terminó acostándose con ella a pesar de que estaban divorciados. Su exesposa no dejaba de ser hermosa y sin duda, era la única por la que sentía un cariño, así que algunas veces tuvieron sexo, mismo que terminó tiempo después cuando se dieron cuenta que no era sano.

Luego de eso, Alice encontró una nueva pareja y Jack no pudo estar más feliz y secretamente también más aliviado, después de todo, eso fue lo que lo ayudó a poner límites.

Después de eso, mantuvieron una relación cordial que se mantenía a pesar de los años y que claramente no terminaría jamás, al menos no por su parte y dudaba que por la de ella también.

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