Capítulo 22

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Chelsea arribó a la casa de su antiguo jefe y se adentró cuando este le pidió que entrara. Se sentó frente a él y le miró con atención.

—¿Nunca se te ocurrió que esto podría pasar? —inquirió Kempler al ver a la joven—. ¿En qué pensabas cuando decidiste mantener a tu pareja en la cárcel y afuera convertir a Jack en tu amante?

El hombre se paseó las manos por la sien y Chelsea solo se sentó a escuchar a sabiendas de que viéndolo así como lo estaba planteando él, sonaba muy mal desde luego.

—Las cosas no fueron como Jack las cuenta —se defendió a sabiendas de que no tenía caso—. Yo... yo de verdad estoy enamorada de él, pero cuando esto inició yo solo quería persuadirlo de que me ayudara, nunca tuve intención de hacerlo infringir la ley.

—Eso no es lo que él cree y estoy seguro de que lo que sea que Jack diga, será la versión verosímil —añadió el hombre con total seguridad—. Chelsea, te metiste con un tipo al que nadie quiere enfrentar, ni siquiera los políticos van a desafiarlo. Su amigo, Levenseller, es uno de ellos, político y todo, aún con todo, conoce sus límites con respecto a él. Algo de lo que puede presumir Jack es de que es excelente para coger por las pelotas a todos, nadie va a enfrentarlo.

—Todos tienen algo, a mí no me interesa meterme con su carrera, solo quiero que me devuelva a mi hija —sentenció Chelsea con la mandíbula temblorosa—. Todo lo demás es irrelevante.

—Entonces te recomiendo que hables con él y trates de llegar a un acuerdo que de alguna forma lo beneficie —añadió su jefe con la mirada sobre ella—. Quisiera decirte mil cosas, Jack era un buen amigo pero quise ayudarte y por ello mismo terminé metido en esto, ni siquiera sé cómo voy a decirle esto a mi esposa y cómo va a afectar su carrera.

—Lo lamento —dijo ella en respuestas—. No pensé que esto pasaría.

—¿Por qué no me lo dijiste? —inquirió Kempler y ella se encogió de hombros—. Debiste decirme que tenías algo con FitzGibbons, incluso que tenían una hija. El hombre entró furioso a mi oficina y casi me hace polvo con su mirada. Yo... no supe qué decirle y cuando quise hacerlo me dijeron que no solo había sido removido del caso, sino que también estaba desempleado y sujeto a una investigación que manchará mi expediente sea cual sea el resultado.

—Yo... me acosté hace años con un desconocido, no sabía que él era un juez, recién estaba intentando tener jurisdicción aquí y pronto me encontré con que él era un juez en este sitio. No quise decirle que nuestro encuentro anterior había tenido consecuencias, además yo estaba con Curtis y en eso pasó todo, lo arrestaron y yo solo quería ayudarlo.

—Curtis le dijo que lo estabas engañando, le aseguró que seguían juntos y que además de todo, tu trabajo era seducirlo —añadió con un suspiro resignado—. ¿Cómo pudiste involucrarte con un perro al que solo le importa salvar su pellejo a cualquier costo y sin importar si tiene que pisarte la cabeza? Al menos tengo la seguridad de que FitzGibbons jamás haría una bajeza de ese tipo. ¿En qué te has metido Chelsea?

—Todo lo que quiero es que él me devuelva a mi hija —confesó la fiscal—. Puede hacer conmigo lo que quiera, pero no castigarme así.

—Escucha, estimo a Jack, lo conozco hace años y no estoy justificando sus actos para nada —añadió su jefe—, pero sé que no haría lo que está haciendo si realmente no creyera que su hija está en peligro. Me dijo que Chloe visitó varias veces el hospital por causas extrañas, lo cierto es que desde que Curtis está en prisión, la niña no ha vuelto al médico.

—Curtis jamás la lastimó, es cierto era un poco frío con ella pero jamás le haría daño —confesó Chelsea y se limpió las lágrimas—. Ella realmente se enfermó y tuvo accidentes, es una niña. Yo estuve presente en su accidente, en cuanto a sus enfermedades, pues, solo pasaron.

CORRUPTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora