Capítulo 24

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—Te prometo que voy a investigar lo que pueda y te lo haré saber, lo cierto es que dudo encontrar algo sobre él, su vida es un verdadero enigma que nadie hasta ahora ha podido descifrar. FitGibbons es un tipo muy inteligente, diría que es una especie de manipulador eficiente —puntualizó Poppy.

—¿Piensas que es un hombre malo? —inquirió Chelsea y su amiga negó.

—Opino que el problema es que Jack FitGibbons se cree infalible, nada es incorrecto en él, más bien, para el juez, todos se equivocan —dijo con seguridad—. Espero encontrar algo, pero me temo que va a ser una tarea difícil.

—¿Tú consideras que él la mató? —inquirió la abogada mientras observaba a Chelsea.

—No, no lo sé a decir verdad —replicó con la mirada sobre la fiscal—. Debo confesar que a estas alturas no me importa si lo es, solo espero que lidie con un problema del que sé, que va a salir bien librado, quiero que sea un sospechoso. Ella era su amante y eso no está en el expediente.

—Eso no tiene que ser culpa suya, en realidad, más bien, es trabajo del fiscal investigar eso, quien esté a cargo, debería hacerlo —dijo con la mirada sobre su amiga—. FitzGibbons es un hombre muy discreto y ni él ni nadie de su calibre sería tan estúpido de decir que tenía relación con la mujer. No lo estoy defendiendo, solo digo que puede no ser un acto de corrupción como tal, conozco al juez y a menos que sea un maldito hipócrita, siempre lo vi trabajar de acuerdo a la ley.

—¿Por qué callaría algo así? —increpó Chelsea.

—Tal vez porque no es culpable y su aparición no es relevante —mencionó la otra—. O tal vez es un asesino y trata de cubrir sus huellas agarrando al primer imbécil que fue señalado. Eso no lo sabremos, a menos que hagamos un arduo trabajo de investigación y con eso me refiero a una muy muy profunda labor. FitzGibbons es algo más que una ballena, si hay mierda escondida, no vamos a poder sacarla con palas.

—No quiero hacerle daño, a pesar de todo, lo amo —confesó la mujer—. Lo que intento es solo frenarlo. Si se convierte en un sospechoso, buscará la manera de lidiar con eso y sé que saldrá del aprieto. Todo lo que haré será desaparecer con Chloe para siempre.

—¿Es un mal padre? —cuestionó la otra.

—No lo es, la trata muy bien, pero vivo pensando que en cualquier momento la apartará de mí —añadió con los ojos llorosos.

—Dile lo que sientes —pidió la mujer—. Asegúrale que le amas.

—¿Supones que no lo he hecho? ¡No me cree! —exclamó y se limpió las lágrimas—. Para él soy lo peor del mundo, me castiga y me lo tengo merecido, sé que actué mal, que no debí hacer lo que hice, pero usa a mi hija.

Su amiga le tomó la mano y la apretó fuerte para darle un poco de ánimos.

Chelsea agradeció que estuviera dispuesta a ayudarla, a pesar de que ambas sabían que si encontraban algo malo, sería difícil que hablaran. Piper, seguía siendo la misma de siempre y, aunque llevaba años sin saber de ella, quiso enterarse de cómo estaba, sobre todo porque las dos fueron inseparables en sus años de universidad y más que nunca necesitaba a una amiga.

—Espero que consigas algo, puedes enviármelo al número que te mandé —pidió Chelsea y la mujer sonrió antes de sujetar su mano en consideración.

Entretanto, ambas tomaron un par de cervezas, se pusieron al día con la vida, comieron, fueron de compras y luego de eso, Piper llevó a Chelsea de vuelta a su casa. Se estacionó lejos para que nadie la viera y la investigara, aunque en ese momento trabajaba como abogada independiente y era difícil que Jack pudiera dar con su paradero, se dijo que ni siquiera debía recordarla.

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