Jack miró su reloj, era temprano pero tenía muchas cosas que hacer al respecto. El juicio contra Albert Appleby estaba por empezar y las cartas presentadas por ambos abogados estaban echadas. En el jurado, el magistrado de la Audiencia Provincial era aliado del presidente, pero Jack también tenía los suyos, algunos que tenían poder sobre él, y se encargó de que le hicieran saber que esperaba un juicio limpio o haría que las cosas perdieran el control.
Se colocó su toga y enfiló a la sala de la corte donde ese día se enfrentarían Chelsea y una de las abogadas más perras que conocía, Carolyn Hidden, quien, seguramente, se dijo Jack, lucía confiada y altiva en su lugar junto a su representado.
No había hablado con ella, respetando las pautas del juicio. Desde luego sabía lo brutal que sería esa mañana y esperaba que Chelsea, pudiera combatir. Carolyn, todavía seguía molesta con él por no desechar el caso a una corte marcial, pero de acuerdo con las leyes, estaba en su derecho de no delegarlo.
Por otra parte, Chelsea Randall aún estaba dolorida, ya casi no se veían marcas en su piel, apenas perceptibles pero ella logró cubrirlas muy bien con maquillaje. Tampoco tocó el tema del juicio con ella en esos días, casi no hablaron salvo por Chloe y evitó visitarla lo más posible para no afectar su juicio.
Esperaba que estuviera lista.
Apenas un poco más de una semana atrás fue la primera audiencia y no le fue tan bien, pero deseaba verla vencer. Lo atribuyó a que no estaba bien de salud, lucía cansada, poco estudiada y versada. Carolyn casi la despedazó en la primera audiencia y la seguridad de ese casi triunfo era lo que había hecho que Hidden pidiera un juicio sin espera, a sabiendas de que Randall no tendría demasiado tiempo.
Tantas cosas habían pasado en unos días. La muerte del hijo del presidente seguía siendo la tendencia en todos lados, pero se culpó a un grupo armado del medio oriente, como siempre. Jack lo sabía, el mandatario no se jugaría su posición en eso y aguardaría hasta dar su golpe mortal, o eso esperaba.
La primera dama era quien se veía más rabiosa, y en quien más cuidado montaba Jack.
«Una mujer colérica es capaz de hacer temblar al diablo». Era el dicho que Jack no olvidaba. Una de sus reglas de abogacía no escrita. Cada uno de sus mentores en aquellos años dijo lo mismo. «No temas a un hombre, teme a una mujer furiosa». «Cuando están enojadas, son capaces de desenterrar del océano a la mismísima Atlántida solo para joderte».
Jack no olvidaba sus lecciones, nunca lo hizo. A lo largo de su carrera conoció abogadas, muchas y las mejores siempre fueron mujeres. Los hombres solían ser bruscos con sus acusados, pero guardaban un respeto invisible en las preguntas; en cambio, vio a mujeres hacer pedazos a sus testigos sin piedad alguna.
Aquellas con las que tuvo que luchar, siempre fue con ellas y efectivamente, las veces que le dieron batalla, fue porque alguna buscó entre el inframundo algo de su acusado para salir victoriosa y dio una sorpresa en la corte. Le agradecía eso a muchas, con cada pelea en la corte aprendió a que de una mujer abogada, lo debe esperar todo.
La primera dama no era abogada, pero era mujer, peor aún, era una mujer con poder y con solo estudiar su semblante, sabía que estaba llena de rabia y en aquellos sitios en los que coincidían, siempre había un odio desmedido en su mirada, uno que auguraba un golpe final que él debía esperar.
Con respecto a Jaime, fue llevado a territorio enemigo de Estados Unidos, a Rusia. Lo hizo a sabiendas de que si el servicio secreto ponía un pie allá, desataría una guerra y al presidente no le convenía.
Uno de los hombres de seguridad que Chase le otorgó fue como resguardo de Alice, su hijo y el esposo de Alice, aunque tenía claro que su prioridad siempre sería Jamie, tal como él y Alice lo decretaron.
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CORRUPTO
RomanceJack exuda poder, dominación, pecado y peligro. Todos lo saben y parecen dispuestos a pagar el precio a cambio de un favor suyo. Temido entre los fiscales, odiado por la defensa, asediado por los políticos y deseado por los más peligrosos del mundo...