—¡Mientes! —refutó con la mirada sobre ella. La tomó del brazo con demasiada fuerza y la arrinconó contra la pared.
Su mirada dejaba claro cuán enervado se sentía en ese momento. No solo porque en el fondo se sentía incapaz de creer que tuviera una hija por ahí, sino que también se acababa de dar cuenta de que su esposa pudo haberle mentido.
Ella dio un grito del susto, mientras tanto su cerebro pensaba en mil cosas, inclusive en alguna mentira que inventar para salir del paso. No entendía cómo es que lo sabía pero lo cierto era que solo tenía dos opciones, decir la verdad, incluyendo lo de Curtis o inventarse toda clase de mentiras para recomponer la historia a su favor. Sin embargo, no había mucho que pudiera hacer, no cuando Jack la observaba furioso y apenas consciente de lo mucho que estaba aterrándola.
—No estoy mintiendo, en ese momento tenía un novio y él quería un... quería cambiar un poco la relación —dijo con temor y debió admitirse a sí misma que también con un poco de vergüenza—. Yo accedí y fue así como terminamos esa noche en casa del señor Jones, era su jefe. Ahí bebimos y de pronto apareciste y bueno, pasó.
—¿Pasó? —inquirió burlándose—. Yo no me acuesto con desconocidas y mucho menos en fiestas que...
—No sé lo que pasó, pero estuvimos juntos y yo, yo solo volví a mi vida creyendo que nunca más volvería a verte —confesó con la mirada llorosa sobre Jack—. Mi vida siguió y antes de que pudiera darme cuenta estaba embarazada. Yo ni siquiera sabía quién de los dos era el padre. —Jack apretó la mandíbula—. Mi novio estuvo conmigo y nació Chloe, no quisimos hacer una prueba, aunque tampoco era necesario, a medida que crecía era evidente quién era su padre. ¿Qué esperabas que hiciera? ¿Que pusiera un anuncio en el periódico buscando al padre de mi hija? Solo sabía más que tu nombre y jamás en la vida te había visto.
—¿Por qué no me lo dijiste en cuanto me viste? —demandó con un tono que dejaba claro que quería todas las respuestas en ese momento—. ¿¡Por qué seguiste callando!? ¿Te divertía verme la cara de imbécil?
—¿Me habrías creído? —inquirió ella con los ojos llorosos—. ¿Me habrías escuchado o pensarías que era una oportunista que solo buscaba sacar provecho de tu estatus?
—¡Por supuesto que te habría creído! —replicó Jack mientras la observaba con dureza—. Hay que ser imbécil para no ver el parecido entre la niña y yo. Me ocultaste deliberadamente que teníamos una hija, es evidente y esperas que solo me ría de tu estupidez.
—¿¡Qué esperabas que hiciera!? —inquirió furiosa con su actitud—. Tenía vergüenza incluso de admitir que había estado envuelta en un trío, además tú fingías no conocerme. No me digas ahora que solo fue culpa mía.
—¡No fingía nada! —gritó perdiendo la paciencia—. Simplemente yo no recuerdo nada de esa noche y aunque nunca pude probarlo, estoy seguro de que me drogaron. No tengo por costumbre fingir absolutamente nada que sepa que haya pasado, al menos no con la gente implicada, no habrías de ser la excepción. Un hipócrita no soy, algo que no puedo decir de ti.
—Ya te expliqué las razones por las que mentí —declaró furiosa de que estuviera acusándola sin darle tiempo a exponer sus razones—. Jack, quiero que entiendas que yo solo intentaba proteger a mi hija.
—¿Protegerla? ¿De mí? —inquirió con sarcasmo, como si lo que ella le hubiera dicho fuera completamente estúpido—. Es irónico que digas que quieres protegerla de mí cuando hasta este momento me queda claro que el único adulto soy yo. Pareces una cría estúpida que no sabe lo que quiere. Quizás la niña deba ser protegida de una madre que se va con el primer imbécil que le hable bonito. —Chelsea abrió la boca para replicar, pero la silenció con su sola presencia—. ¿Me vas a decir que no te ibas a acostar esta noche con mi amigo? Te pedí una sola cosa, Chelsea, una sola. ¿¡Es tan puta madre difícil entender que aborrezco que me vean la cara de imbécil!? ¿¡Cuál es la parte que no quedó clara, maldita sea!?
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CORRUPTO
RomanceJack exuda poder, dominación, pecado y peligro. Todos lo saben y parecen dispuestos a pagar el precio a cambio de un favor suyo. Temido entre los fiscales, odiado por la defensa, asediado por los políticos y deseado por los más peligrosos del mundo...