CAPITULO VEINTITRÉS

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_¿Me puedes firmar unos archivos?.

_¿Se te olvida que ya no soy tu secretaria?.

_Pero eres mi esposa.

_Nos divorciamos.

_Nos podemos volver a casar.

Ruedo los ojos y tomo de mi vaso de cerveza, estamos en el pequeño bar y creo que son más de las doce.

No hemos tomado mucho pero si hablamos con varias personas por muchas horas, es agradable estar aquí.

_¿Por qué me trajiste aquí?.

_Quiero mostrarte algo, eso es todo.

_No, no lo es.

_Y si te digo que quiero recuperar a mi esposa, ¿Que me dirías?.

_Que no soy tu esposa, es simple.

_¿Si te vuelvo a pedir matrimonio que me dirías?.

Me quedo pensando en su pregunta y la verdad es que es mala idea volver con el por su padre y aparte de todo lo que dijo e hizo.

Me encojo de hombros sin saber que decir.

_Te diría que no importa perder la cabeza a tu lado.

_Querida, si ya la perdiste desde que te uniste a mi.

Extiende algo en la mesa y mis ojos caen automáticamente en el anillo que hay en la cajita.

La garganta se me seca y siento la misma emoción que sentí la primera vez.

_¿Si te digo que no que dirías?.

Lo molesto.

_No dejaría de insistir_Se da un sorbo de su vino.

_La respuesta es un si.

De nada cuesta volver a ser la misma esposa de antes, se que muchas cosas que me molestan pasarán pero no me importa, sin el no me siento bien.

Me da un beso en la frente y le sonrió.

_¿Me acompaña mi dama?.

_Estas muy romántico hoy.

Tomo su brazo bajándome de la silla.

_Creeme tuve que pedir ayuda.

Me le quedo mirando mientras salimos del pequeño bar que solo hay unas cinco personas y música bajita.

_¿Le pediste ayuda a Brandon?.

Me lo imagino.

Empezamos a caminar en la playa, la brisa está fría y de noche la playa es más hermosa.

_¿Que comes que adivinas?.

_No te creo_Me río.

_Tuve que contratar a alguien, me aprendí como diez folletos en un día.

_¿Hiciste todo esto por mi?.

_¿Que más te puedo decir?.

Recuesto la cabeza en su pecho y seguimos caminando.

_Bien sígueme por aquí.

Me toma de la mano y cambia el rumbo, comenzamos a caminar un poco más hasta que puedo llegar a ver varias velitas encendidas.

_¿Que hiciste?.

_No te desesperes.

Llegamos a una enorme roca, hay más velas encendidas en la arena y nisiquiera se apagan a pesar de la brisa fuerte.

Saga Mafiosos #2 La chica de un pSicópata Donde viven las historias. Descúbrelo ahora