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El día anterior había sido su día favorito sin duda. Se había hecho dos nuevos amigos, y había pasado más tiempo con Ha-ri de lo habitual.
Después de salir de los coches de choque, como él les llamaba, fueron los cuatro a más juegos del parque, hasta que se hizo de noche y fueron a una pizzería. Al salir de dicho lugar, los hermanos Bang prometieron volver a salir con ellos otro día, y cada uno tomó su camino. Minho acompañó a Ha-ri hasta su casa, y finalmente él regresó a la suya.
Bonita su fue sorpresa al llegar y encontrar una manta en el sofá, y frente a este, la mesa llena de palomitas, dulces y sodas. Las luces estaban apagadas y solo se iluminaba el televisor encendido en toda la casa. Encontró a Sonnie, Doongie y Dori acostados en los pies del sofá, y a su linda compañera de -ahora cabello negro- sentada en el sofá con una parte de la manta sobre ella.
— Hola Minmin — Saludó con un ronroneo tonto, haciendo que Minho sonriera como idiota.
— Creí que no me acompañarías hoy — Dijo mientras dejaba las llaves en la mesa y se sentaba junto a ella. Ha-ri esperó que se acomodara para acurrucarse en él, él cuál aceptó y la rodeó con sus brazos, quedando Minho acostado en el sofá, y una parte de Ha-ri encima de él.
— El pronóstico decía que hoy habría tormenta eléctrica, así que vine. Es mejor prevenir que lamentar — Explicó mientras dejaba su cabeza en el estómago del mayor, el cual procedió a acariciar su cabello con delicadeza.
Efectivamente, dos horas después comenzó la tormenta eléctrica. Y así como una de tantas noches de lluvia y truenos, Minho no sintió miedo, porque de nuevo, estaba entre los brazos de su ángel.
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Era domingo, por lo que, contra su voluntad, Ha-ri tuvo que volver a su casa, ya que ambos no habían hecho las tareas que les tocaban, pues el viernes no pudieron hacerlas y el sábado tampoco. De todas formas, Ha-ri prometió que iría a ver a Minho por la tarde al acabar sus deberes.
"Ya no queda helado, ve a comprar más o no te voy a visitar una semana entera". Era la nota que estaba pegada en el refrigerador. Minho rió y tomó su abrigo para salir de casa e ir a la tienda a comprar más helado para su querida intrusa.
