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Hace una hora estaban llorando en el suelo de la sala. Ahora estaban en la cama de Minho haciendo el amor.
El castaño comenzó a besar los pechos de su novia con delicadeza, metiendo el derecho a su boca y el izquierdo masajeándolo con su mano libre, pellizcando el pequeño botón rosa del centro, provocando un gemido en su menor.
Ha-ri por mientras sentía la lengua de su novio pasar de un lado a otro, se dedicaba a manosear el abdomen del mayor como si fuera suyo, cosa que sí lo era, pero no hay que ser tan avaricioso.
Minho estaba en su juego de lamer, chupar y morder los pezones de su chica, sacándole gemido tras otro. El solo escucharla jadear y llamarlo lo ponía más caliente, y eso solo provocaba que su compañero estuviera más duro de lo normal.
Ha-ri sintió en su estómago una presión que logró captar lo que era, haciendo que abriera los ojos con sorpresa. Minho lo notó y rió.
— Con razón Suni quería contigo — Minho la calló besándola.
— No digas el nombre de la puta mientras cogemos, amor — Reprochó el ojigris. Ha-ri soltó una carcajada, que fue cambiada por un gemido al sentir como fue jalada a la orilla de la cama.
Sintió a Minho bajarse de su cuerpo, haciendo un recorrido hacia su feminidad a base de besos. Su cuello, pechos, estómago, y muslos fueron besados por el mayor, deteniéndose en su feminidad, la cuál ya estaba húmeda. Minho levantó la cabeza y la miró divertido.
— ¿Qué? ¿Te has visto en un espejo? Estás malditamente sexy, no esperes que no me moje con solo escucharte hablarme al oído con esa voz rompe ovarios que tienes — Minho soltó una carcajada antes de volver a bajar su cabeza hacia el lugar mágico de la menor. Lugar que él profanaría, claro que sí.
Ha-ri tembló al sentir la fría lengua de su novio tocar su clítoris. Y de nuevo, al igual que en sus pechos, volvió a jugar el lamer, chupar y morder, solo que ahora en su zona más sensible, sacándole sonoros gemidos a la pelinegra.
— ¿Recuerdas cuando dijiste que sabía hacer muchas cosas con las manos? — Preguntó alejando su boca de la feminidad de su chica. Esta afirmó entre jadeos. — Pues también puedo hacer muchas cosas con los dedos — Y ahí la mató.
Logró arrancarle un gemido lo suficientemente alto para traspasar la música cuando Minho metió dos dedos en su entrada. Ha-ri tomó con fuerza las sabanas y comenzó a jadear al ritmo de las estocadas del mayor con sus dedos, metiéndolos, sacándolos, moviéndolos, y lamiéndolos de la manera más sexy posible.
Estuvieron en lo mismo durante un rato, hasta que Ha-ri no soportó más y le avisó que se vendría, cosa que logró, pero en la boca de Minho.
— No puede ser — Susurró alterada y excitada. Minho se levantó con tranquilidad mientras limpiaba su boca de los fluidos de su novia. Ambos se miraron, completamente sonrojados y calientes.
