¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Viernes, último día de universidad hasta el próximo lunes.
Viernes 23 de Octubre.
Hace un mes que su vida volvió a ser una mierda. Hace más de un mes que no sabía nada de Ha-ri. Hace un mes que había perdido a todos sus amigos.
Changbin y Chris lo eran, pero no era lo mismo. Extrañaba las bromas de Jungkook, las salidas con Hyori, las charlas de horas con Hydae echando chisme, y sobre todo, las pijamadas con Ha-ri. La extrañaba a ella más que a nada.
No volvió a saber nada de Baekhyun ni Suni, por suerte sí los habían expulsado para siempre, y les sería complicado encontrar como acabar ese último mes de universidad.
Todos sabían que mañana era su cumpleaños, pero había un detalle más, uno que solo Ha-ri sabía.
No solo era su cumpleaños número 23, sino que también era el décimo sexto aniversario de la muerte de sus padres.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
— ¿Papá y mamá vendrán para mi cumpleaños? — Preguntó un pequeño castaño de siete años a su abuelo, el cuál lo miró con molestia.
— Sí mocoso, mi hija y el inepto de tu padre salieron temprano del trabajo por tu culpa, así que pronto estarán aquí — Respondió el mayor con seriedad. Seguía pensando que su hija hizo mal en casarse con ese hombre bueno para nada, y encima traer a ese niño al mundo, que solo provocaba problemas, según él.
La madre de Minho lo había dejado al cuidado de su padre, ya que ella y su esposo tenían que trabajar ese día, y por la noche irían a traer al niño para celebrar su cumpleaños yendo al parque de atracciones que Minho tanto había pedido ir.
Una tormenta eléctrica comenzó, pero esta era diferente a las demás. Esta venía con fuerza. El viento movía las hojas de los árboles y los hacía crujir con fuerza. La lluvia estaba comenzando a inundar las calles, y los autos tenían que detenerse para evitar accidentes de tránsito, pues las calles estaban borrosas y los vidrios de los autos estaban empañados para ver bien.
— Mira niño, ahí vienen tus padres — Señaló el anciano hacia la calle, donde un auto marchaba hacia ellos a unas dos calles de la casa.
Fuertes rayos comenzaron a caer, provocando que el menor se escondiera entre las piernas de su abuelo, temblando del frío y el miedo que los rayos le provocaban. Sonaban muy fuerte para él, cuando escuchó el grito de su abuelo y de separó de él con rapidez.
