1. Refugio

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Decenas de detectives privados, policías especiales, personal de seguridad, perros entrenados y toda persona capacitada para encontrar a alguien extraviado. Todos y cada uno de ellos fueron contratados por Draco Malfoy para buscar a alguien en específico.

Recompensas generosas fueron publicadas por diferentes medios, la ciudad entera fue empapelada con el rostro del extraviado, su foto apareció en periódicos, canales de televisión y hasta redes sociales. Cada hombre, mujer o niño que supiera o tan solo sospechara sobre el paradero de Harry Potter sería generosamente recompensado.

Eso provocó miles de llamados falsos, pistas incoherentes, personas con parecidos físicos, todos y cada uno de ellos buscando la recompensa. Para su mala suerte nadie obtuvo ni un solo centavo. El joven había desaparecido de la faz de la tierra.

El primer año la búsqueda fue implacable, todo el mundo quería ayudar, todos querían ser quienes lo encontraran: pistas de todo tipo, fotografías, pasajes, mensajes, llamadas, hasta incluso restos de ropa o basura.

El segundo año continuó con fuerza pero ya muchos de los caza fortuna se habían rendido con la búsqueda, puesto que las pistas eran falsas y terminaban todas en un completo fracaso.

El tercer año la mitad de los detectives internaciones contratados por Draco habían renunciado, argumentando su fracaso a la posible "muerte" del sujeto extraviado.

Para el cuarto año ya nadie recordaba la famosa búsqueda de Harry Potter, el hombre más mencionado en aquél momento. Se oía cómo un hecho muy lejano que había perdido importancia, lo que algunos llamaron un acto heroico y de amor verdadero otros lo describieron como psicópata y obsesivo. Ya nadie hablaba de la recompensa, ahora era solo una burla para quienes confiaron en ello alguna vez y perdieron su tiempo buscando frenéticamente a un fantasma.

Los incontables esfuerzos del joven Malfoy por encontrar a su pareja y a su bebé fueron en vano. 

La verdad es que durante cuatro años nadie nunca jamás pudo encontrar al tal Harry Potter y a su hijo, era como si la tierra los hubiera tragado, cómo si el viento los hubiera llevado volando por los cielos o como si los mares los hubieran arrastrado hacia lo profundo del océano.

°°°

Era temprano en la mañana y cómo todos los días una bella mujer de cabello pelirrojo salía de compras por el pueblo. Levaba su canasta, su dinero y un buen sombrero de capellina que la cubría del sol y dejaba ver poco de su rostro. 

El clima era frío y ventoso por lo que una cuerda siempre iba amarrada a su sombrero, el sol brillaba cómo nunca antes, esos días hermosos debían ser aprovechado al máximo. 

- Cariño voy al pueblo por provisiones, quieres que traiga algo?- gritó desde la entrada de una pequeña casa de campo. 
- ¡Yo quiero ir!
- Oh, sabes que no puedo llevarte conmigo, tu madre me mataría si sales de la granja, se un buen niño y espera a que regrese, ¿Está bien? Te traeré un regalo.
- ¡¡Siii!! Regalo, regalo, regalo
- James no grites tan alto en la mañana, vamos a desayunar cariño- Harry posó su mano sobre la cabeza del pequeño y lo acarició como ya era una costumbre en él.- Gracias Ginny, no necesito nada en particular... En realidad, me gustaría que averiguaras algo por mi.
- Harry, se lo que quieres... pero la respuesta es no. Es demasiado arriesgado, lo sabes tan bien como yo. - el omega estaba por responder pero recordó que su hijo se encontraba presente- Cielo, ¿Porqué no vas a jugar a dentro? Mamá tiene algo que hablar con la tía. 
- Esta bien... Quiero comer galletas~- el niño se fue saltando camino a la cocina ignorando por completo a los adultos. 
- Escuche de unos lugareños que existe un curandero, ellos lo llaman médico rúnico o algo así... Se supone que sabe cómo quitar las marcas, entre otras cosas...
- No entiendo ¿Porqué te arriesgas así? ¿Sabes lo que podría pasar si algo sale mal? ¿De verdad vas a someterte aún sabiendo que James podría quedar solo?
- No digas eso... Existe una posibilidad de éxito.
- Abre los ojos, nadie jamás lo ha logrado, es una idea descabellada, entiendo que ya no quieras su marca pero...
- Ginny, la única razón por la que aún no se ha rendido es porqué puede sentirme a través de este vínculo... Estoy cansado de huir, de correr todo el tiempo, de dormir con un ojo abierto por si se aparece en medio de la noche. ¿Puedes entenderme? 
- Claro que si, ¿Acaso olvidas que he estado huyendo con ustedes? Se mejor que nadie cuanto has sufrido cariño y es por eso que sigo apoyándote. Pero esto, buscar un curandero para que borre la marca... yo no lo sé
- Oye tranquila, solo quiero saber si es real, si existe. Si las probabilidades de que todo salga bien no son del 70% no haré nada, lo juro. - la beta se quedo mirándolo con desconfianza, pero los ojitos suplicantes de Harry hacían difícil la tarea de negarse. 
- Del 90%, si es menor que eso no harás nada ok?
- ¡Gracias por entender!- el omega sonreía ampliamente 
- Bien, veré que puedo averiguar sin levantar muchas sospechas. Por cierto, recibí una carta de mis tíos esta mañana, te envían saludos, tal vez estén de paso. 
- Oh bien, tendré todo listo para recibirlos por si deciden venir. 
- Gracias, vuelvo pronto, cuídense mucho
- ¡Tú igual! Cuídate...

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