07. A tu lado

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Albus hizo todo lo posible por bajarle la fiebre, mezcló diferentes especias en un brebaje que logró que tomara con gotero, puso paños fríos sobre su frente y creó un ungüento casero para regularle la temperatura. 
Durante toda la mañana en reiteradas ocasiones se acercaba a la ventana con la esperanza de que Harry llegara pronto con los medicamentos, pero las horas pasaban y no había rastro de él.
Llegada la tarde Draco se veía realmente mal, su semblante había palidecido aún más, su fiebre superaba los 39° y su cuerpo comenzó a convulsionar.  

- Esto no esta funcionando... Resiste un poco más muchacho, te llevaré al pueblo...- comenzó a preparar a Draco para sacarlo de la cama junto cuando se oyeron gritos en la casa. 
- ¡¡Albus!! Albus, Albus...- entró corriendo en la pequeña vivienda chocando todo lo que tenía por delante- Albus.. ¿Dónde estás? 
- ¿Qué te sucede? ¿Porqué demoraste tanto?
- Es muy largo de explicar, aquí esta todo- alzó la bolsa de farmacia frente a su rostro.
- Bien, le suministraré los antibióticos, tú ve a beber algo de agua. 

Harry había llegado exhausto, tan pronto como le respondió a Pansy salió corriendo de la taberna para ir por Draco, sabiendo cuando había sufrido y lo mal que estaba no podía esperar ni un segundo más. Le dolía el pecho, su corazón latía muy rápido y sentía que se quedaba sin aire en los pulmones, pero nada de eso se comparó al sentimiento que tuvo cuando Albus abrió la puerta y dejó ver al hombre recostado en la cama. 

- N-no... no estaba tan mal hoy... Albus ¿Qué le sucede?
- No lo sé, pero desde que te fuiste comenzó a empeorar. Intentaré estabilizarlo con esto pero si no logro bajar su fiebre tendrás que trasladarlo a un centro de salud ¿Entendido? Harry te estoy hablando- el muchacho estaba tan perdido en sus pensamientos que solo atinó a asentir reiteradas veces.- Espera a fuera hasta que termine de atenderlo, yo te llamaré- cerró la puerta dejando a Harry fuera de la habitación. 

°°°

La pequeña casa de Albus era lo que se llama una cabaña a medias, no estaba construida en su totalidad ya que había partes que quedaron inconclusas. Sus pisos eran de cemento y el techo de madera y paja estaba recubierto por un material plateado, las ventanas casi todas tenían vidrio excepto por una pequeña en la cocina que Albus cubría con un pedazo de plástico. Las paredes algunas tenían madera otras material sin revocar y por todas partes había cuadros de animales. Encima de la chimenea colgaba una lechuza embalsamada con sus alas extendidas, era algo tétrico y espeluznante ya que el animal se encontraba en posición de caza, pero Albus la exhibía con mucho orgullo en el centro de su sala. 
La casa no tenía cortinas por lo que se podía ver hacía fuera completamente, tampoco tenía muchos muebles, tan solo dos sillones, tres sillas, un viejo aparador y una gran biblioteca de roble negro, era la posesión más valiosa de Albus, su gran fuente de conocimiento. 
No había televisión, tampoco radio, celular o computadora. La única conexión que tenía con el exterior se resumía al servicio de correo y mensajería. 
En una pequeña sección de su sala la pared estaba repleta de diplomas enmarcados, todos de honor en estudios de medicina y en una caja que estaba junto a la mesa, guardaba todo el resto que no cabía en la pared.  
La pequeña vivienda se veía muy deteriorada, tenía goteras en varias partes del techo, rajaduras en el suelo y las paredes y un severo problema de humedad. El tiempo había convertido ese lugar en un sitio casi inhabitable. 

El olor de la humedad y la paja mojada hacían que Harry arrugara la nariz, era alguien que padecía de alergias casi todo el tiempo, la humedad, la tierra y el polen empeoraban aún más sus síntomas.
Mientras tomaba un papel para limpiarse la nariz recordó que Draco no toleraba los sitios húmedos, que por esa razón habían diseñado la casa con un buen sistema de calefacción y ventilación, no podía exponerse a ella porque su sistema inmune lo resentía de manera inmediata. Al instante Harry sintió nostalgia al recordar su antiguo hogar. 

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