20. Fin

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Era una mañana especialmente tranquila, no se oía ningún tipo de ruidos molestos en la casa, esa tranquilidad solo podía deberse a: que el perro no se había despertado aún, que los mellizos seguían durmiendo y que sus padres estaban fuera de casa. Eran pocas veces las que se despertaba de una manera tan pacífica, sin ruidos en la cocina, sin las voces gritonas de sus hermanos, los ladridos del perro o las emboscadas de su padre. 

Se removió en la cama tranquilamente, la luz cálida del verano entraba por las hendiduras de la ventana y el aire se sentía limpio y fresco, las tibieza de las sábanas y la briza de la mañana hacían una combinación perfecta para dormir un poco más.

Un hermoso y suave olor a duraznos  lo hizo voltear a un lado y como suponía allí la encontró. La pequeña Luna, hecha un ovillito dormida a su lado, a pesar de que ya tenía nueve años aún seguía yendo a dormir a la cama de su hermano mayor cuando sus padres no estaban en casa. Era tan silenciosa y tranquila que rara vez notaba su presencia hasta que la veía. 

Se movió suavemente para no despertarla y depositó un tierno beso en su frente, era su niña consentida, la princesa de la casa. Todos se encargaban de mimarla, especialmente James y Draco quienes la malcriaban mucho más que el resto. 

Salió de la cama con mucho cuidado de no despertar a su hermana y se metió al baño, una  ducha fría a primera hora de la mañana le daba la descarga de adrenalina que necesitaba para comenzar bien el día. Primero un poco ejercicio, correr un par de kilómetros, algunos abdominales, quizá algo de fuerza y luego el desayuno. Prepararía todo para sus hermanos y luego se pondría al día con sus tareas, era verano pero si quería triunfar en la universidad debía ser sobresaliente. Luego los quehaceres de la casa, pasear al perro, llevar a su hermana a clase de pintura, llamar a sus padres y... ver a su amante. 

A sus vente años James tenía su vida bastante proyectada, sabía quien era y lo que quería hacer. Sus objetivos y metas los alcanzaba en cuanto se lo proponía, siempre siéndole fiel a sus valores y principios. Era alguien muy afortunado y agradecido. Sus padres le habían brindado todas las herramientas necesarias para convertirse en un Alpha modelo. Y cómo tal tenía obligaciones que cumplir. El primero en su clase, bueno en los deportes, capitán del equipo de baloncesto, un Alpha de elite, con buenos modales, un novio increíble y una hermosa familia amorosa, realmente no podía pedirle nada más a la vida... 

Tan solo había algo que perturbaba sus días y era el hecho de que su lindo amante, un omega que había conocido en el instituto, no se encontraba bien. Sus padres tenían problemas financieros a causa de malas inversiones, debido a eso había tenido que desistir de sus estudios y comenzar a trabajar, lo que le rompió el corazón a James, ya que esperaba poder ir a la universidad juntos, graduarse juntos y finalmente formar una familia. Quería hacer algo por él, estar a su lado, apoyarlo de alguna forma, pero sabía que sus padres no le permitirían abandonar los estudios por un trabajo, lo único que le quedaba era hacer ambas cosas al mismo tiempo, por lo cual había mantenido un trabajo de medio tiempo a escondidas de sus padres, sin embargo ya no era suficiente. Como Alpha tenía su orgullo y a pasar de que sus padres eran increíblemente generosos y de seguro los ayudarían, tanto él como su novio habían acordado no pedirles ayuda económica, querían salir adelante juntos como pareja y James quería demostrarle que podía cuidarlo, que podía hacerse cargo de su futuro omega. 

°°°

- ¿guafdo fega momo y fafa? (¿Cuándo llega mamá y papá?)
- Primero no hables con la boca llena Scorpius, veo todo tu desayuno escapando entre tus dientes... Qué asco, ten límpiate- le tendió una servilleta para que se limpiara el rostro. 
- No puede evitarlo, tan solo dice lo que le viene a la mente en el preciso instante en que surge, no mide si es oportuno o no. 
- Severus deja ese libro y come tu desayuno... 
- Ni midi si is ipirtini... Al menos no ensayo todo lo que voy a decir como un nerd...
- ¡Oye! ¿Qué te he dicho de llamar así a tu hermano? 
- Déjalo hermano, no puedo sentirme ofendido por el comentario de un coeficiente intelectual similar al de una medusa
- Las medusas son geniales ¡Te mataré con mi super veneno letal!
- Pfff... No Scorps, el se refiere... Ah olvídalo, terminen el desayuno y limpien su cuarto. 
- ¿Mamá no llamó aún? 
- No, pero lo hará pronto, de seguro querrá saber si ya desayunaron y limpiaron sus habitaciones... 
- ¡Vamos! Al fin estamos solo en casa... Y tu solo quieres limpiar, pareces una abuela. 
- Que estemos solo no significa que debas hacer lo que se te da la gana Scorpius... 
- Piensa que ser rebelde es dormir hasta tarde, no hacer la cama y comer helado antes del almuerzo. Debes tranquilizarte, con esos hábitos podrías levantar una rebelión.  

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