09. Por segunda vez

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Sentado junto a la ventana sostenía una taza de té caliente entre sus manos y miraba hacia fuera. La lluvia era torrencial, tan fuerte y feroz que los truenos y relámpagos causaban temor. Hacía más de cuatro días que no paraba de llover, por lo que se volvió imposible salir de la granja. Las inundaciones en el camino eran muy comunes y no había vehículo que pudiera atravesar tan tempestuoso camino.
 Harry añoraba poder ver a James y a Ginny pero debía conformarse únicamente con hacerle llamadas telefónicas y videos. 

La recuperación de Draco era todo un éxito, sus días de fiebre, temblores y mal estar habían terminado. Podía comer por su cuenta, dejó de tomar calmantes y sus terribles dolores de cabeza habían disminuido considerablemente, pero aún continuaban algunos síntomas cómo mareos, nauseas y no podía caminar por su cuenta ya que sus piernas se encontraban débiles. 

Su tiempo juntos se había extendido a tres meses, era mucho considerando que, debía mantenerse lejos de su preciado hijo, solo podían verse durante unas horas algunos días a la semana,  y que además debía estar junto al hombre que creyó jamás volver a ver en su vida.
 
Las cosas no habían sido sencillas entre ambos, la distancia, los roces, los reproches y las críticas no tardaron en aparecer. La peleas eran fugases y en la mayoría de los casos terminaban cuando uno de los dos abandonaba furioso la habitación. 

Ambos hicieron un pacto de silencio, un acuerdo mutuo que no necesitó de palabras, sabían que no querían hablar del pasado, de lo mucho que habían sufrido y de lo que seguramente aún continuaban padeciendo. 

Así fue que día tras día se esforzaron por crear una relación únicamente cordial y educada, que les permitiera vivir bajo el mismo techo sin estar discutiendo o rompiendo en llanto. Harry se encargaba de las tareas domésticas, de la comida, la limpieza y los cuidados de Draco, y este por su parte hacía su mejor esfuerzo por no ser una carga o un estorbo para el omega. 

Los primeros días la tensión era casi insoportable, no podían siquiera sostenerse la mirada, pero con el pasar de los días comenzaron a llevarse mucho mejor, ya hasta podían mantener una conversación que durara más de diez minutos sin que ninguno abandonara molesto la habitación. Se sentía extrañamente familiar la compañía del otro y poco a poco se fueron adaptando nuevamente hasta casi parecer un par de amigos conviviendo. 

Harry recordaba con melancolía los días en que James le pedía sus botas largas de lluvia para saltar sobre los pequeños charcos de lodo que se formaban en el jardín luego de la lluvia. Sentía que su corazón no resistiría más tiempo sin ver a su bebé.
Tomó un gran sorbo de su té y siguió admirando la lluvia torrencial tras la ventana. 

De repente sintió como una manta era colocada sobre sus hombros, al no verlo venir salto sobre su asiento de la sorpresa.

- Hace mucho frío, creí que querrías estar más cómodo, no quise asustarte.- el omega sintió calidez en todo su cuerpo y presentía que no se debía a la manta sino al gesto del Alpha. 
- Gracias... 
- Es increíble...- el omega se quedó observándolo- la lluvia parece no querer detenerse.
- Aquí siempre es así, llueve la mayor parte del año.  
- Lamento que estés atrapado aquí conmigo. 
- ...- de sus labios no salió palabra alguna, pero quería reprochar su comentario. No odiaba estar allí con él, solo extrañaba mucho a su hijo. 
- Tal vez Pansy pueda llevarte hasta el pueblo
- No, no es necesario, esperaré a que deje de llover, no quiero molestarla.
- ¿Y James no te estará esperando?- al oír sus palabras palideció de repente.- ¿Lo llamaste así verdad? A nuestro hijo...
- ... 
- Ahh.. Bien, si no quieres hablar me voy a acostar - se estaba levantando de su asiento lentamente apoyándose en la mesa.
- ¡Espera! N-no es que no quiera... hablar contigo.- el Alpha tomó nuevamente su lugar.- Me sorprendió que lo llamaras... así. 
- Así que su nombre es James.- apretaba sus dedos con nerviosismo- ¿Cómo es él?- Harry no estaba listo para tener aquella conversación, peor aún así se obligó a si mismo a responder, sabía que Draco tenía derecho a saber de su hijo, él no podía negárselo y ocultarlo por siempre.  
- Es... Es encantador. Es muy inteligente y amable... Es un niño maravilloso. - el brillo en los ojos del omega al hablar de su hijo era algo admirable, pero no se comparaba al brillo en los ojos del Alpha al oír hablar por primera vez de su hijo. 
- Seguro que lo es... ¿Se parece a ti?.- sus palabras estaban despojadas de toda mal intención, sus dudas eran genuinas y su interés puro. 
- Si... La gente suele decirnos eso.. Pero tiene tus ojos... Y es igual de inteligente que tú. ¡Además es muy valiente y ocurrente! Eso no lo heredó de mi supongo... 
- ¿Tienes una foto?- Draco estaba al borde de las lágrimas.
- Claro... déjame buscar una buena... Aquí.- le extendió su celular con la foto del pequeño James abrazado a un enorme peluche en una feria de pueblo. 
- Oh Dios...- pequeñas gotas saladas resbalaban por sus mejillas- El panda es más grande que él...
- Oh, si- una sonrisa tímida apareció en sus labios- Fuimos a una feria y Ginny ganó para él ese panda de peluche... Luego nos encontramos con un pequeño llorando y James se lo regaló, para que no estuviera triste...- sus ojos indicaban que su mente divagaba en un recuerdo lejano, uno muy bueno. 
- Eso sí lo heredó de ti. Es hermoso, es igual a ti Harry. 
- No lo creo, yo lo veo igual a ti. 
- ¿Puedo?
- Claro, desliza a la derecha, es un álbum completo de él. 
- ...- el Alpha deslizada cada foto con sumo cuidado, cómo si pudiera dañar los recuerdos de su hijo plasmados en la pantalla. Admiraba cada foto con sumo cuidado y sus manos comenzaron a temblar.
- Esa la tomé el día que dio sus primeros pasos...
- Me hubiera gustado estar ahí...- el omega sintió un nudo instalarse en su garganta, al ver a Draco llorando mientras deslizaba las fotos de su hijo, sintió por primera vez que había hecho todo mal. Que se había equivocado desde el momento en que decidió todo por su cuenta sin incluir a su pareja en sus planes. Ya no había forma de dar macha atrás, sus equivocaciones y decisiones no se desharían solo por reconocer el error que cometió. 
- Draco...
- Quiero conocerlo. ¿Él sabe que tiene padre? ¿Qué le has dicho de mi?- su voz solo denotaba una profunda tristeza. 
- Yo... Yo no lo he dicho nada. 
- ¿No sabe que su padre si existe? 
- ...
- jamás voy a lograr entenderte. Desde el día en que te conocí supe que eras el ser más dulce y bueno de la tierra, me enamoré de ti con locura e intenté hacer todo lo posible por amarte y cuidarte como te lo merecías. Se que fallé, fallé en protegerte, en darte un hogar seguro, fallé en muchos sentidos pero yo... Hice lo mejor que pude.- su voz temblaba al igual que manos- Se que sufriste mucho por mi culpa... Por culpa de mi familia, te debiste sentir como un ave enjaulada, atrapado en un sitio sin salida, sin aire para respirar. Cuando me abandonaste pensé en ello, me di cuenta de que no eras feliz a mi lado, de otra forma ¿Porqué te irías sin decir adiós?- su llanto arrastraba las palabras con amargura y dolor- Se que hice mal... Pero no tienes idea... Tú no tienes idea del infierno que pasé estos cuatro años Harry. Cada minuto de cada día desee volver a verte, aun que fuera un segundo, tan sólo un instante para asegurarme de que estabas bien... Desee morir tantas veces que ya no recuerdo cuantas fueron... Y si aún sigo aquí es porque la pena ni siquiera me dejaba fuerzas para matarme.- el llanto era compartido, ambos lloraban con fuerza y amargura, ambos corazones completamente destrozados, latiendo en carne y sangre, dejando abrir una última vez las heridas para sanarlas de una vez por todas.- Si ya no me amabas... Si ya no sentías nada por mí, podrías habérmelo dicho... Yo habría sufrido muchísimo pero no tanto cómo lo hice cuando me abandonaste, Harry me dejaste, ¡Me dejaste solo! Me juraste que siempre estarías conmigo y tu... ¡¡Te fuiste sin decir nada!! Te llevaste a nuestro bebé... Maldición Harry me he perdido tantos momentos de su vida.... ¡¡¡Yo debí ser quien tomara esa foto!!!- sus gritos eran de agonía y dolor amargo, profundamente amargo, golpeaba la mesa con fuerza y sus nudillos se volvían rojos- Yo debí estar allí para verlo dar sus primeros pasos, debí enseñarle a comer, cambiar su primer pañal...¡¡Yo debía sostener tu mano durante el parto!! ¡¿Porqué me hiciste esto?! ¡¿Porqué eres tan cruel?!...

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