Capítulo 2: Conexión

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— ¡Cancela ese maldito contrato! —exclamo alterada cuando estoy frente a Lian en su casa.

— A ver, primero cálmate —toma mi brazo y me lleva hasta el sofá, veo a Edgar bajar colocándose una camisa.

— No sabía que tendríamos visita —comenta arreglando su ropa y llega hasta mí dándome un beso en la frente, luego va hasta el sofá sentándose al lado del rubio—. ¿Pasa algo?

— No quiero participar en esa película.

— Ya he tratado durante todo el día de cancelar el contrato, pero será difícil, ya te habían anunciado como protagonista en sus foros, tendríamos que darles una gran remuneración —explica Lian.

— No me importa el dinero, puedes darles cuanto quieran.

— ¿Por qué cambiaste de idea? —pregunta Edgar confundido—. ¿Es por Dylan? ¿Aún no lo has superado?

— Si lo superé, pero no quiero trabajar con mi exnovio.

— Deberías ser más profesional —dice con una mueca.

Entre abro mis labios sorprendida.

— Yo...

— Él tiene razón Alexa —interviene Lian—. ¿Estás dispuesta a pagar una gran suma de dinero solo por no volver a ver a tu ex? Eso no se llama superación ni profesionalismo.

— ¡Demonios! ¡Que ya lo superé! —Me quejo—. ¡Estoy al punto de casarme, por Dios!

— Y yo te he dicho desde el principio que con el tiempo te arrepentirás.

Me quedo meditándolo.

— ¿Lo planeaste cierto? Por eso no me dijiste nada hasta ahora.

Él bufa.

— No, no lo hice, fue una simple coincidencia ya que tampoco lo sabía, él fue el último elegido para los papeles, pero parece que no estás cómoda con su presencia, después de todo tienes algo más grande que ocultarle, ¿cierto? —trago en seco ante esto—. Está bien, haz lo que quieras, ya dejaste de ser hace mucho tiempo la chica que conocí.

Cierro mis ojos con fuerzas.

— Lo haré —culmino y me observa—. Te lo demostraré.

— No Alexa, te lo demostrarás a ti misma —dice poniéndose de pie y pasando por mi lado.

— Vaya, que tensión —comenta Edgar y me mira—. Ya es tarde, quedate hoy aquí, ¿de acuerdo?

Asiento con mi cabeza y suspiro cansada, necesitaba dormir.

(...)

Estaba desayunando huevos con tocino en el desayunador mientras mi mente se hacía un lío, Edgar fregaba su plato y en ese momento Lian entra a la casa luego de correr como todas las mañanas.

Se dirige a la nevera, tomando una botella de agua y cierra con fuerza la puerta.

— Amor, no seas tan duro —comenta incinuante Edgar y este lo observa mordiendo su labio inferior.

— Sé que te gusta que sea duro, ¿no es así? —Le responde y se acerca dándole una fuerte nalgada.

Dejo caer mi tenedor y cuchillo en el plato y los observo con incredulidad.

— Es domingo, plenas 8 de la mañana y estoy desayunando, ustedes... —dejo mi frase en el aire y tomo mi plato—. Ya no hay respeto, iré a desayunar a la habitación.

Escucho sus risas mientras me dirijo al cuarto. Me siento en la cama y mientras desayuno reviso mis redes sociales, estaba en eso cuando la sugerencia de un video aparece en la esquina de la pantalla.

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