Capítulo 24: Alejarse

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< ¿Por qué? >

Me cuestiono mientras leo cada SMS que me envió durante todo un año.

Cada mes.

Sin falta.

Mis lágrimas nuevamente se van acumulando hasta que llego al último mensaje:

24 de mayo 2021:

Hoy se cumple un año desde que te fuiste, he decidido no volver a escribirte estos mensajes, al final nunca tuve el valor de enfrentarte, ¿sabes? No soy de las personas que se enamoran fácilmente, por lo que cuando amo a alguien no lo dejo ir, y si lo dejo ir es por un motivo mayor a mi amor: su felicidad.

Espero que sigas triunfando Bonita, sigue demostrándole al mundo lo perfectamente imperfecta y hermosa que es la chica con ojos de Bambi.

12.00m√√

Releo y vuelvo a releer, frunzo mi ceño ante ese mensaje, supongo que luego de un año no imaginó que leería algo así.

< ¿Qué fue lo que realmente pasó ese día? >

Me pregunto pero la respuesta no llega, así que tendré que buscarla.

Pov Gwen

Dejé la ducha con agua corriendo y salí de la habitación. Esperé a que mamá entrara al cuarto y corrí hacia la habitación de Dylan.

La puerta entreabierta me dejó verlo, estaba acostado sobre su cama boca arriba, con un brazo sobre su cara, su cuerpo daba pequeños espasmos y se escuchaban sollozos.

— ¿Por qué soy yo quien siempre tiene que sacrificarse? —fue un susurro bajo que logré oír.

— Dylan —llamé y entré, cerrando la puerta tras de mí.

Él se sentó en la cama, secó sus ojos y me sonrió, me coloqué ante él mientras lo observaba.

Realmente me confundía. No lo trataba de la mejor manera y siempre me comía sus chocolates, pero aun así nunca me trató mal. Tal vez no es tan malo, pero ha hecho a mami llorar.

Sus ojos oscuros esperan a que hable y me reflejo en estos, unos ojos tan oscuros como los míos.

— Yo...escuché la conversación de antes —admito y esos ojos que me miraban con calma se asustaron.

— ¿Conversación? No sé de que hablas —dijo rápidamente.

— Dylan, sé quien eres, desde hace mucho, pero mamá no lo sabe —sonrío hacia él y saco de un bolsillo de la pijama azul que llevo una foto.

Es algo vieja y está un poco arrugada, en ella está mamá y Dylan, ella lo abraza por su torso y él acaricia su cabello, ambos se sonríen, de verdad parecen felices. Dylan la toma y su mirada se suaviza, acaricia el borde la fotografía y me mira.

— ¿Lo sabes?

Asiento con mi cabeza ante la cuestión y toml la imagen, devolviéndola a mi bolsillo.

— Sé que eres mi padre, pero no te considero uno —digo la verdad y sus ojos se vuelven tristes—. Te admiro, es cierto, pero no eres papá, no estuviste ahí nunca —aprieto el pantalón a mis costados y mi vista se nubla—. Realmente nunca estuviste —Lo miro y sonrío—, pero mamá si, ella es mi papá y mi mamá, no necesito a nadie más que ella, así que por favor, deja de ponerla triste.

— Gwen —Él me nombra y me acerco, me subo sobre el colchón y me abrazo a su cuello, poco después se abraza a mí y también llora.

Los adultos son complicados, siempre tratan de esconder lo que sienten, si solo fuesen sinceros todo sería mejor.

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