Pov Alexa
Estamos en la segundo semana de enero, la nieve se ha disipado lo suficiente como para volver a los caminos y las grabaciones reanudan mañana.
— "Y el pollito pío y el pollito pío. En la granja hay una vaca, en la granja hay una vaca, y la vaca mu..." —observo a mi hija cantar a todo pulmón y río por su emoción.
Vamos a comprarle un regalo a mi hermana y a mi pequeño sobrino Jonas.
Estaciono frente a un centro comercial y bajo del auto, abro la puerta trasera y Gwen baja, cierro y ella toma mi mano. Yo llevo una mascarilla en mi rostro evitando ser tan fácil de reconocer.
Luego de haber recorrido la tienda y Gwen haber colocado en el carrito mil cosas de las que luego yo iba sacando las innecesarias, nos adentramos en una sección llena de pijamas.
— Mami, comprame esta —pide llevándome hasta uno de los pijamas que refleja a Pikachu de Pokemon.
— No, yo quiero este —señalo un pijama de Stich y mi hija se cruza de brazos, sabiendo que es mi favorito.
— Pikachu.
— Stich.
— Pikachu.
— Stich.
Ella se aferra a mi pierna y hace un puchero, con esos ojos tristes que tan bien le enseñé a hacer. Me agacho frente a ella y coloco los míos.
Ambas nos hacemos pucheros y ojos de Bambi hasta que es ella quien deciste.
— No se vale —da un pisotón en el suelo.
— ¡Si! —exclamo efusiva y voy hasta el pijama con Stich, comprando dos, uno más pequeño que otro.
— Siempre ganas —protesta.
— Aún te falta mucho para superar mis ojos de Bambi —digo airosa.
— Pero... —Ella mira las pijamas.
Me acerco y acaricio su cabello.
— Escoge uno para ti y uno para tu primito, anda —La animo.
— ¿En serio? —Sus ojitos brillan y asiento con la cabeza—. ¡Gracias! —tira de mi mano y me agacho, mi hija me abraza y besa mi mejilla—. ¡Eres la mejor mami de todas!
Sonrío viendo a mi pequeña ir a por su pijama y no puedo ser más feliz.
(...)
Toco el timbre y me recibe mi hermana.
— ¡Tía! —Gwen corre hacia ella y se abraza a su pierna.
— Hola mi cielo, ve a ver a tu primito.
— ¡Jonas! —grita corriendo casa adentro.
— Hermana —saludo abrazándola y corresponde.
— Hola hermanita, te extrañé tanto —besa mi frente y sonrío, acariciando su cabello.
— ¿Cómo te va la maternidad? —pregunto.
Ana ríe.
— Es bastante tranquilo, y muy dormilón —asegura—. ¡Igual que su padre! —exclama.
— ¡Te escuché! —grita iracundo su esposo por algún lugar de la casa.
— Chris, ¡sal a saludarme! —Me quejo.
Le veo salir con pantuflas, un pijama verde y su cabello revuelto, tiene grandes ojeras y yo río.
— Adivino, te tocó cuidar a Jonas toda la noche —Me burlo.
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Perfectamente conectados
RomanceHan pasado cinco largos años. Una famosa actriz, modelo e influencer está al punto de contraer matrimonio. Un gran cantante ha logrado cumplir su sueño. Sin embargo, en una jugarreta del destino sus caminos se volverán a cruzar, esta vez con una...