Capítulo 8: Ancla del pasado

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Pov Alexa

— Lex —Le presto atención a Jade mientras desayunamos solas—. ¿Por qué actúas así?

— No entiendo.

Me mira incrédula.

— Dylan es quien te hizo tanto daño, y aún así puedes bromear con él o...

— Jade —Me observa—. Literalmente deberé convivir con él durante meses, ¿crees que podrías permanecer amargada durante tanto? —Su mirada se vuelve triste—. Estoy bien, tranquila, solo trato de alivianar el ambiente.

Ella se queda callada y come de su desayuno.

— Por cierto, ¿cómo es que ambos tienen collares tan parecidos?

No respondo a esto y sigo desayunando, mi amiga tampoco insiste.

< Aún lo conserva. >

¿Por qué lo hace? Debió haber tirado ese maldito collar hace mucho tiempo.

< Aún tú no lo haces. > Me recuerda mi conciencia.

Hace un par de años quise hacerlo, lo desee, estuve a punto de quemarlo..., pero no pude, nunca podría.

(...)

Estábamos grabando nuevamente escenas durante la noche. Por suerte podemos grabar abrigados. Realmente el hecho de filmar al aire libre es más complicado que en interiores.

Hacíamos una escena donde mi personaje sube una calle mientras lee y choca con el personaje que hace Dylan, tirando el libro.

En este punto de la trama es cuando los protas comienzan a desarrollar sentimientos por el otro. Al terminar de grabar esa toma debemos hacer otra, la cual sería la imaginación de Kelvin.

— Acción —anuncia el director y una cámara de acerca a nosotros.

— Disculpa —expreso y ambos nos agachamos.

Tomo el libro pero su mano queda sobre la mía, siento una pequeña electricidad pero no le doy importancia.

Levanto mi vista hacia él y nuestras miradas se cruzan, sus ojos parecen brillar más de lo normal, no puedo apartar mi vista.

Una de sus manos acaricia mi mejilla, enviando escalofríos por mi cuerpo. Coloca una rodilla en el suelo y se acerca a mi rostro.

Trago en seco y cierro los ojos, puedo sentir su respiración como un cosquilleo sobre mi piel y su aliento sobre mis labios.

— ¡Corte! —Se oye la voz de mando y ambos nos separamos.

Mi corazón bombea a una velocidad demasiado alta, ¿cómo rayos mi cuerpo sigue reaccionando a cada una de sus caricias?

< Esto va a terminar muy mal. > Me dice mi conciencia.

— Alexa —escucho una voz familiar llamándome y volteo hacia esta, abro mis ojos con sorpresa.

— Mierda —mascullo.

— Tomen un receso de diez minutos para continuar las grabaciones.

< No, no, ahora no. > Me quejo.

(...)

— ¿Por qué no me lo dijiste? —cuestiona y ruedo los ojos.

— Porque sabía que esta sería tu reacción.

— Por supuesto que sí, ¿estamos a punto de casarnos y de repente aparece tu ex-novio para grabar una película? ¿Crees que me lo voy a creer?

Lo observo, gracias a Dios estamos apartados de todos.

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