Pov Alexa
— ¿Que pasó con nosotros? —Esa pregunta sale de sus labios y por un momento me siento hechizada por su mirada oscura, siempre ha tenido ese poder en mí.
— El "nosotros" no existe —logro hablar, pero mi respuesta no es tan firme como quise sonar.El bufa, y yo me cuestiono que rayos estoy haciendo.
— Me pregunto cuando aprendiste a mentir tan bien —responde.
— Archer, no estoy para tus juegos —reclamo y su mirada se vuelve burlesca.
— Me da gracia la manera en que intentas poner un límite —comenta y suelta una pequeña risa—, lo curioso es que ese "límite" nunca fue para mí, ¿cierto?
Su mano me aferra más a su cuerpo y yo instintivamente me alejo al notar su rostro demasiado cerca.
— ¿Por qué te apartas? —pregunta serio.
— ¡Deja de hacer estas cosas! —Me quejo irritada.
Volteo, dispuesta a subir a mi habitación.
¡Que se joda mi teléfono!
Sus manos rodean mi cintura, volviéndome a apegar a su cuerpo, mi espalda contra su pecho, mientras ahueca su rostro en mi cuello. Toda mi piel se eriza ante el contacto de su respiración, ni siquiera puedo moverme.
— Ha sido tan difícil para ti —murmura y mis ojos escuecen—. Lo sé, estoy consciente del daño que te hice, pero nuestra historia no ha acabado aquí.
Se separa un poco de mí, haciendo que voltee con rapidez. Sus grandes manos ahuecan mi rostro y reposa su frente en la mía. Su respiración choca con mi rostro y sus labios entreabiertos me tientan a acercarme.
< ¿Que estoy haciendo? >
— ¿Te es tan difícil admitirlo? ¿Qué a pesar de todo el daño que te he hecho, aún me sigas amando?
— No lo hago —susurro y noto como una de sus comisuras se eleva.
— No importa cuanto quieras cambiar el resultado de dos más dos, este siempre será cuatro.
Su pulgar acaricia mi labio inferior, con parsimonia, aún me sorprende como esos roces insignificantes pueden prender cada una de mis células. Me siento como hechizada, mi cuerpo no responde a las súplicas de mi razón.
Debo apartarme, lo sé.
— Siempre voy a ser yo, Alexa —Su voz se vuelve un poco más ronca y mi cuerpo se estremece—. No importa cuantos años pasen, ni cuanto intentes ocultarlo, siempre responderás a mí —aclara y no puedo frenar el golpeteo de mi corazón. Su mirada se conecta con la mía y noto sus pupilas dilatadas—. No es la caricia, es la persona que te las da, pensé que ya lo sabías.
Su dedo pasa de estar en mis labios, recorriendo un sendero por mi piel hasta que se aferra mi garganta en un ligero apretón que me hace jadear.
Él ladea la cabeza, y por un momento pienso que me besará.Sin embargo solo retrocede.
Yo busco un punto de apoyo, aferrándome al brazo de algún sillón, y él solo sonríe..., el demonio sonríe.
Se acerca y deja un casto beso en mi frente, deteniéndose por unos segundos para luego apartarse un poco.
— Buenas noches, Bonita —desea, jugueteando con el dije de mi collar que ha sacado de mi busto tirando de la cadena—, descansa bien.
Sin una palabra más se aleja de mi cuerpo y cuando su presencia no está me permito soltar el aire retenido en mis pulmones. Mis piernas tiemblan y mi piel permanece erizada.Cierro mis ojos con fuerza y decido darle la atribución de mis acciones a la bebida.
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Perfectamente conectados
RomanceHan pasado cinco largos años. Una famosa actriz, modelo e influencer está al punto de contraer matrimonio. Un gran cantante ha logrado cumplir su sueño. Sin embargo, en una jugarreta del destino sus caminos se volverán a cruzar, esta vez con una...