Capítulo 28: Te afecto

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Pov Alexa

Tras largos minutos Dylan por fin ha detenido la moto. Yo bajo de ella inmediatamente y me acerco al mirador al que hemos llegado. La vista es realmente tranquila y la ciudas es iluminada por innunerables luces.

Me acerco al barandal y dejo escapar un largo suspiro.

— Soy un desastre —susurro al viento.

— Un muy hermoso desastre —pego un pequeño brinco ante la voz de Dylan, por un momento olvidé su presencia. Él soltó una pequeña risa—. ¿Estás bien?

— Bueno, acabo de escapar de mi boda —suelto una pequeña risa y miro hacia la ciudad, una sonrisa se dibuja en mi rostro—. Es tan extraño.

— Extraño, ¿a qué te refieres? —pregunta imitando mi posición y lo miro.

— Hace mucho no me sentía tan viva —admito y bajo mi vista al suelo—. Sin embargo aun tengo un gran problema.

— Kail —murmuró, casi con desdén, lo cual me hizo enfrentarlo.

— Dylan, Kail es una buena persona —desvío mi mirada—. No se merecía lo que le hice.

De repente siento sus pasos más cerca, lleva una mano a mi barbilla y hace que le mire, me pierdo en esos ojos oscuros que logran atraparme por completo.

— Dime, Alexa, ¿por qué escapaste de tu boda? —trago en seco, porque sé que ante él siempre he sido un libro abierto, porque sé que siempre ha estado dispuesto a leerme, porque no le puedo mentir.

— Yo... —No puedo decir nada cuando su dedo pulgar de desliza por mi rostro hasta llegar a mis labios y acariciarlos, su mirada viaja a estos y siento unas molestas cosquillas en el estómago.

— ¿Quieres saber por qué lo hiciste? —cuestiona y se acerca un poco más, sin embargo no retrocedo—, porque con él no te sentías completa, porque sabías que no te haría feliz...—hace una pausa y reposa su frente en la mía mientras nuestras respiraciones se mezclan—, porque no importa cuantos labios beses, siempre seré yo, y lo sabes.

— Dylan, no hagas esto —pido en un susurro.

— ¿Qué te impediría corresponderme?

Y entonces, reacciono, apartándome de sus caricias y haciendo que sienta la ausencia de su calor.

— ¿Qué me ocultas? —pregunto y su rostro se torna serio.

— No oculto nada —asegura, a la defensiva.

Me acerco a él y nos desafiamos con la mirada, en ese pequeño mundo donde intentábamos hacer perder al otro.

— No sé que me ocultas, ni el por qué no eres capaz de decírmelo, pero eso realmente no será necesario, porque yo lo averiguaré por mi cuenta —advierto y me volteo, dispuesta a pedir un taxi cuando un agarre en mi muñeca me detiene.

Regreso mi vista a él, una brisa fría nos golpea y su cabello, cayendo en un cerquillo, tapa mi visión de sus ojos gracias a su mirada baja.

— Dime..., ¿acaso eso cambiaría algo? —sube su mirada, y lo que encuentro es un torbellino de emociones—, ¿es importante saber algo que ya pasó? No podemos cambiarlo.

— Dylan, ¿como puedes avanzar si no sabes lo que debes superar? —Le pregunté—. Personalmente me gustaría que me lo dijeras, pero al ver tus mensajes de ese año, sé que no lo harás.

— ¿Mensajes? —Sus ojos brillaron con duda y le sonreí—. Alexa, solo deja eso atrás, ¿para qué quieres saber eso? ¿Acaso tus sentimientos cambiarán?

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