Capítulo 18: Presentimientos

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El día 29 había llegado. Al despertar lo primero que veo es a mi hija y sonrío. Comienzo a acariciar su cabellera mientras la detallo en mi mente.

Su cabello marrón es un poco más oscuro que el mío, tiene pequeñas pecas sobre su nariz y unos labios pequeños y rosados, duerme con la boca entreabierta, sus largas pestañas le dan un toque angelical.

< Por Dios, ¿esta belleza salió de mí? > Me cuestiono y suspiro feliz.

La alarma de mi teléfono a mis espaldas rompe el momento y volteo apagándola, debo prepararme para las filmaciones.

(...)

— Helen, ya basta de evitarlo —Jeremy habla y yo observo tras de cámara su actuación con la pelirroja.

— No estoy evitando nada, desde un principio te dije lo que creía —recrimina Eimi.

— ¿Me vas a decir que no has sentido nada en este tiempo? —Se acerca a ella y sujeta sus manos, logrando que desvíe su mirada.

— Rodrigo, yo no...

— No me interesa el estúpido de tu ex novio, ¿acaso ya no puedes volver a creer en que alguien realmente te ame?

— ¿Tú lo haces?

— Si —asegura.

— ¡Corte! —dicta la voz de mando y nosotros aplaudimos, esa ha sido la última escena por grabar el día de hoy—. Buen trabajo a todos.

— Ha sido increíble —Edgar a mi lado observa las escenas que se reproducían en cámara.

Y sí, es cierto, la magia de la TV es grandiosa.

— ¡Alexa! —volteo ante la voz reconocible y veo a Kail.

Me dirijo a él y le sonrío, en parte sabía que me iba a venir a ver.

— Hola cielo —saludo.

Me mira con seriedad y luego suspira cansado.

— ¿Podemos hablar en un lugar privado?

Asiento con mi cabeza y nos dirijimos tras la edificación donde filmábamos.

— Dime, ¿por qué lo hiciste? —cuestiona cuando ya no estamos a vista de nadie.

— Lo siento, solo...

— ¿No quieres casarte conmigo? —pregunta—. Porque no entiendo otra razón para que hallas aplazado la boda todo un mes sin siquiera pedirme mi opinión.

— Sé que estuve mal —admito—. Pero, mañana es un día especial para mí, y no quiero sustituir ese recuerdo con el de mi boda.

— ¿Que pasa mañana? —pregunta desorientado.

Sonrío hacia él.

— Son cosas mías —respondo quitándole importancia—. La boda será el 27 del mes entrante, quise que fuera luego del cumpleaños de Gwen —explico.

Él solo asiente con la cabeza y me atrae a su cuerpo. Me abrazo a su torso y él se aferra a mí. Besa mi coronilla y comienza a movernos de un lado a otro despacio.

— Te amo Novata —expresa y sonrío, sintiéndome cálida, hace mucho no escuchaba ese sobrenombre.

Esa pequeña frase fue la que terminó por sacarme del abismo al que caí hace tiempo.

Me separo un poco de su cuerpo y acaricio su rostro. Sus ojos oscuros se posan en mí con ternura.

Une sus labios a los míos y me dejo llevar por la sensación y el familiar sabor de sus labios.

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