En la mansión de los reconocidos Crownguard, una hermosa joven de cabello rojo, lacio y largo se preparaba para su primer día de clases en la God-weapon Academy. Sólo faltaban tres años más de su vida para formar parte de la Liga de las Leyendas donde, a diario, se presentaban batallas por lucha de territorios en dos famosos lugares llamados " La Grieta del invocador" y "El Abismo de los Lamentos". Sus enormes ojos azules miraban hacia un enorme espejo decorado con un marco bañado en oro, lo adoraba, pues ver su cuerpo completo para no ignorar un sólo detalle de sí misma le ayudaba a siempre mostrarse perfecta, impecable y elegante como su familia lo era. El apellido a veces pesaba demasiado en sus hombros, pero su inteligencia le había ayudado a pasar la mitad de su vida escolar de manera intachable igual que su hermano. Garen, la esperanza de la familia, el hombre más dedicado a su formación, el mejor en su clase, en el club de batallas y, en casa, el más centrado para con su futuro según sus padres. Su nerviosismo se hizo notar al dejar su perfume caer. El ruido le asustó, pero reaccionó ante las preguntas sobre su futuro que constantemente le acechaban. Una cosa era la teoría (algo común entre las escuelas formadoras antes de presentarse en la academia) y otra muy diferente la práctica que se llevaba a cabo en aquél lugar donde realizaría su nuevo ingreso. Había escuchado que grandes magos, guerreros, asesinos, cambia-formas, entre otros, concluyeron su carrera y ahora se dedicaban a luchar día a día siendo estos invocados por personas de un poder desconocido. Recogió con cuidado los cristales de aquel contenedor que encerraba un exquisito aroma a vainilla, pues era su favorito. Con pesar suspiró ante la pérdida de su esencia favorita y se idealizó para el día que le esperaba, quizá no todo saldría perfecto como ella lo esperaba, pero tenía que presentarse al fin y al cabo.
Con su característica sonrisa, se dispuso a salir del cuarto junto con su pesada mochila. Planeaba dejar varios de sus libros y carpetas en el casillero que le asignarían con el fin de llevar menos carga el resto del ciclo escolar. Bajó las enormes escaleras cubiertas por una enorme alfombra roja sujetándose del barandal bañado del mismo oro que el marco de su espejo. Su casa parecía un castillo limpio y elegante siendo éste construido con un muy fino y costoso mármol blanco. Al llegar a la estancia, saludó con calidez a los mozos que se encontraban puliendo, barriendo y lavando los adornos, el piso y las columnas de ese enorme lugar. Sus padres eran estrictos en cuanto a la limpieza de la casa se trataba y, aunque le parecía exagerado no podía negar que le satisfacía ver su hogar reluciente. Por fin, se dirigió al comedor que albergaba una enorme mesa con manteles blancos y cordeles dorados, jaló una de las sillas sin hacer ruido y se sentó en ella para tomar el desayuno. En cuanto una de las mozas se acercaba para colocar el plato en la mesa, escuchó unos pesados y presurosos pasos corriendo hacia el lugar. Sólo atinó a sonreír y miró hacia la entrada para cerciorarse de la llegada de su preocupado hermano. Éste sólo atinó a decir "buenos días" y se sentó a un lado de su hermana sonriendo con ojos preocupados.
- ¿Estás lista para ser parte de nuestra academia? - le preguntó casi en un susurro que la chica escuchó claramente, pues su oído era bastante atento.
- Garen... ya hablamos de esto... - suspiró al terminar la frase y se dedicó a desayunar con tranquilidad mirando y jugando con la fruta cuidadosamente cortada.
- Lo sé, pero me preocupa que quieras ser la luz de personas indeseables. - expresó con un tono lleno de molestia al recordar las lacras que se encontraban en su escuela - Sabes bien que respeto tu forma de ser y pensar, pero te pido que te alejes de esas personas que no merecen tu salvación, Lux. - agregó con un tono de preocupación mientras comenzaba a tomar una de sus proteínas matutinas.
Lux lo miró con los ojos entrecerrados e hizo que se derramara parte de la proteína al levantarle el vaso con sus manos mientras su hermano tomaba de él. Se levantó con rapidez y salió del lugar para alcanzar la limosina que se encontraba afuera. Siendo la menor sus padres la sobreprotegían asignándole un conductor propio. Fugazmente llegó al auto mientras su hermano la perseguía, pero ella había ordenado ya su salida del lugar y el joven piloto había avanzado lo suficiente sin que Garen los alcanzara. La joven sabía que él estaba muy acostumbrado a este comportamiento y sólo se limitó a sonreírle por el espejo retrovisor recibiendo lo mismo por parte del mozo.
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La mujer perfecta (Darius x Lux)
FanfictionEn una academia exclusiva, dos jóvenes se conocen de manera inesperada y con el tiempo conocerse mutuamente será n reto para ellos y para las personas que les rodean. La imagen pertenece a theluxofdemacia Esta es una historia basada en personajes ex...