Cap. 18: Primera vez

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Autor: Día de eclipse, día de inspiración. Espero les guste este capítulo.

Advertencia: Este capítulo contiene contenido explícito y sensible. Se recomienda discreción y, si lo deseas, puedes omitirlo. (O sea tiene setzo rudo y otras cosas).

Draven estaba sentado en su sofá frente al televisor encendido y un par de latas de cerveza vacías sobre la mesa de centro. Sus manos comenzaron a temblar desapareciendo su sonrisa picaresca por completo de su rostro. La frente le sudaba y, por muy extraño que le pareciera a cualquiera, sus ojos derramaban lágrimas sin cesar. La sensación de haber perdido a Riven le asfixiaba. Nunca se había interesado por alguien que fuera él mismo y, en todas sus aventuras amorosas y sexuales, ninguna mujer se había atrevido a tocar su ego ganándose su confianza, su cariño y su vulnerabilidad para destrozarlo sin piedad después. Sabía a la perfección que no debía enamorarse de esa mujer, pero su forma de pelear en la batalla de selección le atrajo lo suficiente para sentir algo especial en ese momento. No obstante, al notar la evidente atracción entre Riven y Yasuo durante la contienda, decidió apartarse del camino de la joven para evitar problemas. Al desaparecer el espadachín, se había animado a declarar sus sentimientos y ella lo había aceptado con sólo una condición que él jamás pensó se cumpliría.

Con la mirada fija en el suelo deseaba que los minutos de aquella ruptura afuera de la escuela fueran una simple pesadilla, pues jamás imaginó que Yasuo regresaría. Al final, lo que su padre adoptivo le dijo se había cumplido; se quedaría solo por su capricho con Riven. Se sentía impotente ante la idea de haber renunciado a ella, pero el haber sido traicionado y aplastado en su orgullo le daban la fortaleza para no ceder a sus impulsos al buscar a su ex novia para rogarle que volviera a su lado.

- Maldita sea... - pronunciaba en voz baja el chico – nunca me había sentido así... - sus ojos se cerraban mientras apretaba la lata de cerveza en su mano derecha – es una mierda estar enamorado...

Draven sentía que su vida se precipitaba a un abismo sin fondo y él no estaba dispuesto a impedirlo. La imagen colgada sobre la pared le recordaban la relación, que él pensó en futuro se convertiría en un matrimonio, le provocó una fuerte punzada en el pecho. Aún la amaba y no podía culparla ya que ella había sido bastante clara con sus condiciones al aceptar tener una relación con él; si Yasuo volvía, la chica regresaría al lado del hombre que amaba y el menor de los Swain fungiría como un simple amigo en su vida. Odiaba la idea de permanecer como un simple compañero escolar y no deseaba verla feliz con otro hombre que no fuera él. Por ello, no había asistido a la escuela durante dos semanas y tampoco se había interesado en sus tareas, entrenamientos, amigos, la banda, etc. Igualmente, no asistía a "La Carnaza" donde era reconocido por sus grandes hazañas y maestría en el uso de las hachas duales siendo el ejecutor de criaturas capturadas del Vacío. Nada le importaba.

A pesar de la insistencia de Darius para ir al colegio, el menor se dedicaba a citar mujeres en la mansión y a beber alcohol con el dinero que Swain les entregaba cada mes para sus gastos personales y escolares. Sus compañeras de clases le llevaban apuntes sobre los temas vistos en la academia, pero él no entendía nada ni quería hacerlo; así que, las seducía y llevaba a la cama para desahogar la necesidad de un cuerpo cálido a su lado. Sí, era una persona obsesionada con el amor unilateral que sentía por la chica guerrera. Estaba volviéndose loco y utilizaba a las mujeres como un mero sustituto de lo que jamás volvería a suceder.

Entonces, suspiró de nuevo en la soledad de su cuarto bebiendo una cerveza más, otra y una más. Sus ojos permanecían húmedos, pero él mismo se impedía derramar una sola lágrima más por esa situación estúpida en la que se había metido. Necesitaba más tiempo para meditar la situación y superar lo miserable que se sentía en ese momento; por ello, decidió ir a tomar una ducha para aclarar su mente. Tomó una toalla limpia, un bóxer y se dirigió al cuarto de baño con la esperanza de mitigar ese vacío en el estómago que crecía con el pasar de las horas. Abrió el grifo del agua fría, pues esa era su forma de mantener su mente concentrada omitiendo sus problemas. Sus músculos se contrajeron de manera automática y, por fin, se sintió aliviado.

La mujer perfecta (Darius x Lux)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora