Las vacaciones de verano habían terminado y sus ganas de volver a la academia eran nulas. El joven de cabello peli-azul y, un poco, alborotado se preparaba para asistir al último año de escuela en la God-Weapon Academy en Durandal. Sus facciones frente al espejo mostraban sólo amargura y molestia al tener que convivir con personajes de la alta sociedad. Aunque él también formaba parte de aquellos, siempre consideró un desperdicio de tiempo las relaciones sociales y esa estúpida forma de expresarse con delicadeza y respeto hacia quienes siquiera conocía. Por el contrario, existían otras tres personas que lo motivaban a ir, dos chicos y una sensual chica que se metían en problemas constantemente para ir con él a detención. Aquello le agradaba en demasía, pues los castigos eran realmente aburridos y entre varios se daban ideas para mejorar el tiempo perdido en aquél horrible y aburrido cuarto donde cumplían su "sentencia". Al recordar aquella palabra rio en su mente mostrando una mueca parecida a una sonrisa, pues recordaba con gracia a la "Directora Yuumi" aplicando sanciones infantiles y utilizando palabras de las que ni siquiera conocía su significado. Sin embargo, recordó a la segunda directora del lugar y su sonrisa desapareció, aquella mujer alta, imponente de cuerpo curvilíneo lo había cautivado desde el momento en que regresó a la academia. Había desaparecido por varios años y cuando al fin la encontraron ella no habló sobre el porqué, simplemente se limitó a volver a su trabajo. Aún recordaba ese perfume delicioso que emana de todo su cuerpo: lilas. Al principio se mantuvo reacia hacia él por ser uno de los jóvenes más revoltosos de la escuela, pero él supo ganársela y tener una relación más que íntima con ella. Últimamente se había alejado de la directora, pues se le facilitó engañar a las jóvenes de su grado y las de nuevo ingreso se derretían por el popular capitán de básquetbol en la escuela. Quizá, sólo quizá ese mismo día haría una visita a la directora Fiora para reclamarla como suya nuevamente.
Con tal motivación tomó una ducha con agua helada para tonificar sus músculos y sentirse más despierto. Salió del baño con una toalla enrollada en las caderas y se dirigió a su clóset para sacar aquél ridículo disfraz. Sí, eso era, pues en su opinión no parecía en absoluto un uniforme estudiantil. Se agachó y tomó sus zapatos y mochila de entrenamiento donde guardaba sus prendas del deporte que practicaba. Al levantarse miró por la ventana y pudo notar pequeñas gotas de agua golpeando el vidrio provocándole así una mueca de desagrado en el rostro. Salió de la habitación ya vestido y con su maleta de entrenamiento al hombro para dirigirse a la cocina y encontrarse con su hermano menor. Sin siquiera mirarlo se sentó en la mesa para tomar su desayuno rápidamente y no tener conversaciones molestas con éste sobre su novia y estupideces como esas.
- Se te ve muy animado, Darius. – expresó con sorna aquél joven de cabello castaño y ojos café oscuro.
No obtuvo respuesta del mayor pues, éste ya conocía la pesada personalidad burlona de Draven. Siempre sonreía a todos y los trataba como conocidos de años aunque ni los nombres conociera. Era todo lo contrario a él en cuestión de relaciones de amistad y amorosas ya que a Darius no le interesaban en absoluto. Para él, el sexo no significaba algo más allá que eso. Sentía satisfacción cada vez que enamoraba a una chica para usarla una semana y después las abandonaba; sin embargo, cada vez que se le antojaba las contactaba con el fin de tener relaciones nuevamente y conservarlas como aquello que llamaban "sex-friends". No importaba el estatus social, su tez, su figura, su temperamento, para él todas eran recipientes perfectos para satisfacer sus necesidades biológicas sin esa horrible cosa llamada amor.
- Tan platicador como siempre, hermano. – decía con un largo suspiro resignado del comportamiento frívolo de su hermano – no sé qué pasó contigo... antes éramos más unidos y ahora... - no fue capaz de terminar la frase porque empezó a reír instantáneamente como un maniático.
Darius lo miró aún con más frialdad que la acostumbrada y terminando su desayuno se levantó de inmediato para acercarse a su hermano apagándole la risa de apoco. Al verlo frente a él lo tomó por el cuello de la camisa y lo levantó con su brazo libre, pues en el otro llevaba su maleta de deportes.
- Tú rompiste todo lo importante para nosotros al juntarte con esa arpía que llevas por novia – declaró cerca de la burlona cara de su hermano, quien mantenía una falsa sonrisa – haz pasado más tiempo con ella que conmigo y dejaste de hacer fechorías a mi lado por ella... tú la elegiste ahora cierra la maldita boca y mantente alejado de mí.
Sin más que agregar aventó a su hermano hacia una pared cercana y se alejó del lugar para dirigirse a la escuela. Detestaba que Draven hiciera esos comentarios aún si fueran broma y la única manera de detenerlo era amenazarlo. No lo golpearía, pues era su único hermano. Con sus padres muertos, él era su única familia, sí, su única y muy bastarda, malagradecida y jodida familia. Suspiró para tranquilizarse y subió a su auto para dirigirse de una vez a ese martirio de academia donde vería la insufrible cara de ese otro idiota llamado Garen. Un tipo de lo peor. La estrella de la escuela en béisbol, su némesis y más molesto estudiante por su estúpido sentido de la justicia, ¿acaso existía alguien más molesto que él? Ni siquiera el menor de ambos le parecía tan irritante. Encendió el motor y comenzó a manejar para llegar pronto, ese día llegarían nuevas presas y él no podía darse el lujo de faltar o atrasarse. Aceleró un poco más y se dispuso dos metas esas mañana: aprovecharse de alguna chica nueva y volver a poseer a su muy sensual directora.
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La mujer perfecta (Darius x Lux)
FanfictionEn una academia exclusiva, dos jóvenes se conocen de manera inesperada y con el tiempo conocerse mutuamente será n reto para ellos y para las personas que les rodean. La imagen pertenece a theluxofdemacia Esta es una historia basada en personajes ex...