La mañana avanzaba con rapidez y los jóvenes se encontraban reunidos en el enorme Coliseo de Durandal. El lugar se encontraba completamente cubierto por un enorme domo azulado que la Directora Yummi había conjurado para evitar el pase de la lluvia hasta la arena. Los alumnos se encontraban distribuidos por grado y los jóvenes de nuevo ingreso permanecían ansiosos ante la inevitable lucha que debían librar contra adversarios más poderosos y entrenados que ellos. Y, el nerviosismo crecía a medida que los minutos pasaban antes de conocer el retador que probaría sus habilidades ante toda la escuela. Ser mago, guerrero, asesino o un usuario de la tecnología Hextech podría asegurar la estadía de cualquier discípulo en alguno de los clubes que la academia ofrecía, pero todo ello lo merecerían sólo los vencedores de los más implacables discípulos del último grado del colegio. El pensar que debían confrontarse a Garen, Darius, Leona, Katarina, entre otros reconocidos combatientes, les robaba el aliento y les hacía dudar si estaban en el lugar correcto. No obstante, existían algunos escépticos que dudaban de las habilidades anunciadas de tales personajes, pues parecían hazañas poco veraces a las que cualquier ser humano podría adquirir.
- Me pregunto si esto es justo para nosotros... - comentó la joven de cabellos rojizos y ojos azul claro – somos simples novatos y ellos fácilmente podrían arrancarnos la cabeza...
- No te preocupes, Lux. Todo irá de maravilla. Recuerda que los maestros bloquearán cualquier ataque que atente contra nuestra vida o la de ellos. – comentó con tranquilidad un joven de cabello rubio y ojos similares a los de ella.
- Lo sé, Ezreal. – suspiró conmocionada mientras observaba a los demás miembros de su grupo – me preocupa que yo no pueda pasar la prueba... sé toda la teoría de la refracción de la luz, sus leyes y cómo debería aplicarlo en mis ataques, pero es muy diferente razonarlo con tanta presión. – estipuló la chica mirando su bastón mágico.
- Eres la única persona con una ventaja... seguramente te harán pelear contra Garen. Siendo tu hermano dudo que te lastime. – expuso con voz divertida para tranquilizar a la joven.
- Tampoco quiero eso... - dijo ofendida la maga cruzando sus brazos claramente disgustada por el comentario de su acompañante – jamás podré ser parte de la Grieta del Invocador si mi familia me forja un camino tan cómodo.
El oji-azul la miró con una sonrisa sincera orgulloso de aquellas apasionadas palabras y le tomó la mano para besar el dorso de ésta. Lux se sonrojó ante el gesto de Ezreal, pero se limitó a desviar la mirada para evitar que éste se diera cuenta de su reacción. Entonces, el chico rubio la tomó de la mejilla para obligarla a mirlarlo y, sin aviso, le regaló un suave y tierno beso en la mejilla. La joven se separó de él inmediatamente cubriendo con sus manos su rostro mientras el chico reía satisfecho por las nerviosas reacciones de su compañera.
- Me alegra que nuestros padres nos comprometieran. – atinó a decir el joven mientras pulía su guantelete mágico con un pañuelo que había sacado de su bolsillo – Espero hacerte feliz...
- Ya basta... - comentó ella para detener lo que sería una conversación demasiado incómoda.
Ambos permanecieron en silencio y Lux sólo se dedicó a observar los pilares del coliseo sin perder detalles de los grabados que estos contenían. Los palcos, donde permanecerían los profesores y las directoras, mantenían runas esculpidas por la misma Yummi para evitar cualquier distracción o ataque atrevido por parte de los estudiantes. La arena contenía diferentes runas de elementos para ayudar a aquellos que lo necesitaran, así como, armería complementaria en caso de que algún combatiente no tuviera una propia. El lugar estaba condicionado para una épica batalla entre campeones expertos y disciplinados como lo eran los reconocidos profesores de la academia, pues todos ellos ya formaban parte de la larga lista de luchadores convocados por los mismísimos Invocadores. Aquellos seres de irreconocibles facciones y poder habían construido la Grieta del invocador con el fin de encontrar entretenimiento en sus vidas utilizándolos a ellos como marionetas. Esto último no era algo que Lux aprobara, pero no tenía más opción que hacer sentir orgullosa a su familia llevando en alto el apellido Crownguard en los hombros. Como parte importante de la nobleza y la Guardia Real del Rey Jarvan IV, estaba obligada a cumplir con las demandas de sus padres, hermano y sociedad en general. La única ventaja en todo ello sería que jamás moriría en batalla, al menos no de forma permanente, pues la Grieta contaba con una magia poderosa que permitía a los campeones morir y resucitar cada cierto tiempo. Aquello le pareció bastante interesante y sus estudios se dirigían más hacia ese rumbo que al de su poder interno. Los últimos años en la escuela preparatoria se dedicó a leer todo libro que tratara sobre aquel misterioso lugar y había interrogado a antiguos campeones que sólo se presentaban en eventos especiales que los mismos invocadores organizaban. Tal era el caso de URF el manatí que sólo fue creado para el día de los inocentes y destituido de su puesto al día siguiente. Le parecía triste aquello, pero él parecía feliz apareciendo sólo de vez en cuando en la grieta teniendo así más tiempo compartido con sus compañeros espontáneos. Y recordó una de las largas historias que su amigo le contaba entendiendo que la enorme construcción donde se encontraban era un santuario de salvación para los novatos de la academia.
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La mujer perfecta (Darius x Lux)
FanfictionEn una academia exclusiva, dos jóvenes se conocen de manera inesperada y con el tiempo conocerse mutuamente será n reto para ellos y para las personas que les rodean. La imagen pertenece a theluxofdemacia Esta es una historia basada en personajes ex...