2•° Una buena amiga

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Los días se hicieron semanas, las semanas se tornaron en meses y los meses en años. Ahora los mellizos habían cumplido 10 años, la familia con muchas ganas y perseverancia, logró afrontar la situación y continuar sus vidas lo más normal que se les hacia posible.

Una mañana mientras ambos niños estaban en la escuela, estos disfrutaban de su hora de receso, comiendo su almuerzo, jugando con sus amistades y en fin, cosas de niños.

- Toma, Bianca, te traje los chocolates que te gustan _dice cierto pequeño peliazul mientras le extiende dicha caja.

- Gracias, Nathan _sonrie la niña, más en eso llega la compañía.

- Chocolates, que rico, me lo quedo _bromea un pequeño de ojos verdes tomando la caja causando risas en todos cuando la ojirroja los aleja de él.

- De eso nada, Caleb _asegura y en eso ve a su hermano.

- No se vale, Jude, dile a tu clon maligno que la amistad se se basa en compartir _se queja viendo al castaño causando más risas entre los tres.

- ¿Y cual es tu versión de compartir? _pregunta la recién llegada Ivana junto a Susana a la mesa, las mejores amigas de Bianca.  

- Pues esta claro, lo tuyo es mío y lo mío es mío _afirma muy orgulloso.

- No tienes remedio, mejor come tu almuerzo antes de que se enfríe _lo regaña la rubia Susana.

- ¿A mi nadie me ordena, te enteras? _asegura parándose sobre la silla. 

- Siéntate bien, Caleb _indica una maestra pasando por ahí.

- Si, ya voy _asiente obedeciendo dicha orden.

- ¿Que decías? _consulta la castaña y todos ríen de lo lindo.

Mientras tanto, en otro lado de la cuidad, el señor Sharp, arto de la monotonía de su rutina, decidió cancelar todas sus reuniones del día para ir a relajarse al club campestre, donde solía ir con su esposa, ver la cancha de tenis, donde se conocieron, sin ella, era como abrir nuevamente la herida, pero era un adulto, sabía que era hora de superar aquello y pasar la página.

Pensaba en como hacer que las dulces imágenes mentales de su amada jugando como toda una profesional, salieran de su cabeza, hasta que una voz femenina lo hizo por él.

- Hola, nunca te había visto por aquí _afirma recién llegada, se trataba de una mujer alta y delgada llevaba el cabello corto, de color negro y unos ojos de color miel cuya hipnotizante mirada era adornada por su maquillaje_ ¿No me vas a invitar a sentarme?

- Mucho gusto _saluda educadamente y extiende una mano para que la señora tome asiento_ Señorita... _habla como una forma de pedir el nombre de la recién llegada.

- Cassandra Pereira _se presenta con una sonrisa amplia, presumiendo su reluciente dentadura.

- El gusto es mío, señorita Pereira. William Sharp, a sus órdenes _corresponde al saludo.

- ¿Eres nuevo en el club? _consulta mientras estrechan sus manos.

- No, pero dejé de asistir por mucho tiempo, quise venir a despejar mi mente un rato, el trabajo y mis problemas me tienen muy estresado _afirma tras un pesado suspiro.

- ¿Que problemas? _consulta extrañada.

- No me gusta hablar de eso, cosas que uno quisiera evitar pero es imposible _asegura con la mirada perdida hacia el suelo. 

- Bueno, si te sientes mejor, puedes contarme, te aseguro que soy muy buena escuchando _afirma colocando una mano sobre la del contrario antes de quitarla y reir_ Que vergüenza, apenas nos conocemos, que atrevimiento más horrible el mío.

- No te preocupes, solo fuiste muy sincera, Cassandra _afirma para tranquilizarla_ Bueno... Pasa que... _el contrario comienza a contar toda la historia del fallecimiento de su esposa viendo como la contraria ponía una expresión de lástima y prestaba atención a cada detalle.

- No sabes cómo lo lamento... De verdad, si necesitas algo, no dudes en que yo te puedo hechar una mano _afirma y coloca su mano sobre la del hombre y se sonríen mutuamente.

- Muchas gracias, realmente necesito de alguien que me escuche _afirma con la alegre expresión.

- Cuando quieras... _asegura del mismo modo.

Infierno de Poder [ Inazuma Eleven ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora