18 - El Gato y El Ratón

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Mientras Izuku, Kyoka y Mina corrían la voz por cada rincón de la casa, Katsuki había mandado a Kuroiro a merodear por los alrededores por entre las sombras para notificarles qué tan lejos estaban los héroes, cuántos eran y si traían algo con ellos. Así como los villanos utilizan armas, los héroes también pueden hacerlo.

—Kacchan, la salida trasera está despejada, Kuroiro se está encargando de informarnos si alguien se acerca a la zona —Le informa aceleradamente el verdoso. Katsuki alzó ambas cejas levemente, tal vez un poco sorprendido y aliviado de sentir el miedo a que se lo llevaran en sus palabras. Podía sonar horrible, pero que Izuku quisiera quedarse y se lo demostrara de cualquier manera, lo hacía sentir seguro— ¿Están preparados para salir? No sabemos cuánto tardarán en entrar. Hay que hacer el menor revuelo posible o se darán cuenta de que los vimos.

—Escúchame —Puso ambas manos sobre los hombros contrarios y pegó sus frentes. Se miraron a los ojos en medio de la tensión, olvidándose un momento de que tenían los segundos contados— Quédate tranquilo, no te alteres, haré todo lo que esté al alcance de mi mano para mantenerte conmigo.

Midoriya bajó la mirada un poquito, con los ojos destellantes y los músculos más relajados, sintiendo las manos cálidas de Katsuki sobarle los hombros.

—¿Contigo?

—Sí... —También bajó la mirada— Conmigo.

—Jefe, ya estamos todos listos para salir —Entró Monoma apresuradamente, mirando uno a uno todos los relojes que llevaba encima, como si por cada segundo que le sacara la vista de encima pudiera suceder una tragedia. Y es que sí, era lo que iba a suceder si no se apuraban— Shinso y Tsuburaba fueron a hacer guardia con Kuroiro, como refuerzo por las dudas.

—De acuerdo, tomen bolsos con los que puedan correr y lleven solo lo necesario, no se carguen de más, no pienso volver por ninguno —Todos sabían que eso era mentira, incluso él mismo. A pesar de su personalidad explosiva y mal humor, Bakugo jamás abandonaría a uno de los suyos.

Monoma ni siquiera pudo asentir cuando ya se encontraba corriendo hacia el sótano con el resto, la presión de la situación lo hacía pensar solamente en hacer que el squad abandone por fin el establecimiento.

—¿Estaremos bien? —Ambos se sobresaltaron cuando unos susurros cerca de la puerta llegaron a sus oídos. El cenizo se apresuró en cerrar las cortinas antes de que pudieran verlos— Katsuki.

—Está bien, no te asustes —Se acercó a él y por inercia le cubrió vagamente los oídos con las manos, lo suficiente para que guardara la calma y lo escuchara— Pronto Kirishima bajará con Denki y nos iremos, ¿Sí?

Su voz y sus palabras sonaban tan dulces que Izuku tuvo la inocencia de creer en él. Sabía que le estaba mintiendo, que no podía tener por tomado que iban a salir de esta sin un rasguño en el cuerpo, pero a veces preferimos escuchar una dulce mentira, que una cruel verdad.

—Listo, ya podemos irnos —El pelirrojo bajó corriendo por las escaleras, siendo seguido de Denki, que mantenía una mano presionando su herida en el hombro. Ninguno se detuvo, sino que Kirishima fue a llamar al resto y poco a poco todos comenzaron a salir corriendo lo más silencioso que podían fuera de la casa, con bolsos y/o mochilas colgando de sus hombros o sus espaldas.

—Vamos Kacchan —Lo apuró. Izuku se mantenía parado en la puerta trasera con un bolso cruzándole el pecho, esperando a que el cenizo saliera de su trance y se moviera— ¡¿Qué estás esperando?! ¡Se están yendo todos! —Gritó en un susurro.

—¿Dónde está Mina?

Los hombros del verdoso cayeron al escuchar lo que suponía era una ventana siendo rota y el grito de la chica.

La Obsesión De Un Villano {BakuDeku}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora