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Pasaron los meses, el Omega ya había forjado un vínculo con aquellos animales. El se encargaba de traer la comida, bien sea frutas, peces o uno que otro conejo, tarea la cual el ave y el oso también ayudaban, uno con su increíble vista, el otro con sus dotes naturales de caza.

Estaban bien, pero un ave ajena empezó a rondar su territorio, era una como águila con plumas negras, por suerte no represento una amenaza, al contrario, al parecer conocía a la otra ave, pues ayudaba con la caza y la vigilancia, lo curioso es que siempre se iba en las noches.

-Mamoru, ¿podrías ir a traer un par de peces?- El Omega no sabía con certeza como, pero podía hablar con los animales, los entendía y al parecer ellos también.

Por supuesto que no podría llamarlos "Oso, Búho y Águila" Para toda la vida, el nombre del animal más grande era Mamoru (Protector), el de el ave amarilla Akari (Luz) y el águila Taka (Halcón) a la hora del nombre recordó esos días de pesadas lecciones con el maestro del palacio, de algo habían servido las clases de Japonés, en cuanto a el... Su nombre era Sparta, puede que el original sea Andrés, pero decidió adoptar el apodo con el que Muzi lo llamo durante tantos años.

-Que frío, el invierno está más cerca de lo que pensaba- Subió a un árbol para buscar mas comida, el invierno no tendría piedad con ellos, así que debían prepararse bien.

Mientras seguía con la recolección, empezó a tararear una melodía, la cual fue interrumpida por un aleteo, señal que daba Akari cuando había peligró, se escondió, solo vio a tres alfas y dos omegas.

Uno tenía un olor a café, a sandía y el último a uva, en cuanto a los omegas, estos desprenderían un olor a vainilla y el otro a chocolate.

Vio al cielo buscando a sus amigos emplumados, al tener la atención de Taka, hizo una seña para que distrajera al grupo, lo cual hizo. Se tranquilizó un poco y tan pronto tuvo la oportunidad empezó a correr hacía la cueva, tenia mucho apuro, no quería que supieran de el; a tal grado que no vio por dónde iba y cayó al piso gracias a una roca.

Al levantar la mirada se dio cuenta de un detalle, no reconocía el lugar, caminó intentando buscar su hogar, pero el retorno del aroma a café lo alertó; no iba solo, el alfa estaba convertido en un gran león azabache, acompaño de un chico a su lado derecho, el cual vestía de rojo y negro. Miró la ruta que estaban tomando, y pudo reconocer un rebaño de vacas y toros.

Por supuesto que oculto sus feromonas, dos alfas cerca a un Omega sin dueño, de novela, el león se transformo en un joven de cabello azabache, pidió algo a su compañero y empezaron a hablar entre si, de seguro estaban de caza.

Quería irse, pero al tenerlos algo cerca podrían detectarlo con facilidad, siguió observando con atención a la pareja, caminaban con sigilo, hasta que en medio de un grito ambos saltaron para atacar al toro que parecía ser el líder de la manada.

Los que restaban empezaron a correr por el pánico, pero, la dirección era hacia el Omega. El entró en pánico y se puso atrás de una roca, dicho y hecho, el ganado lo rodeaba y saltaba sobre el, pero nunca tuvo un impacto grave.

-Conejo, detenlos antes que lleguen al bosque- El de pelo azabache dio una directriz típica de un líder -Yo iré por el otro lado- Soltó un suspiro, pero sintió por primera vez el olor del de rojo... Menta.

Estaba bastante cerca, a unos cinco metros nada más, el se acostó para no ser visto, y se confundió entre la maleza, vio al de olor a café correr en la dirección que había indicado, pero el otro se detuvo bruscamente, giró su cabeza y empezó a olfatear, sintió un leve olor a canela.

Empezó a acercarse pero el grito del alfa lo distrajo.

-¡Raptor ayúdame!- Retomo la postura anterior y fue con el.

Corrió mucho, cuando por fin llegó a la cueva, ahí estaba el oso, el búho y el ave, Taka miró al menor, y emitió un sonido para indicar un saludo, este correspondió el gesto y sacó las provisiones; y las puso en una tela para servirles a los demás, bostezó, ya estaba algo tarde, no pensó mucho y se acostó a dormir.

(...)

¿La luna es hermosa verdad? Al menos en lo personal a mí, me encanta, tengo una cierta obsesión con ella.

En lo que seguía admirando el cielo, un águila con toques rojos cruzaba el cielo totalmente despejado, únicamente iluminada con la luz de la luna, esta ave se posó en una ventana, tocó con su pico el vidrio para que el dueño la dejara pasar.

-¿Fénix, dónde te has metido? No te he visto en todo el día, ven vamos a dormir- La persona misteriosa dejo pasar al ave y luego cerró la ventana, se sentía que la nieve no tardaría en decorar todo el panorama.

Continuara...

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¡Muy buenas!

Revivo después de mucho, pero revivo XD

Se me cuidan, se les estima y chaos.

•No necesito a un Alfa•  (Spartor)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora