Capítulo 2

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A la mañana siguiente, Jennie se despertó tan confundida como siempre. Después de que sus ojos se abrieron, le tomó un momento para darse cuenta de dónde estaba. Después de recordar, se sentó y se preocupó cuando Lisa no estaba a la vista.

Ansiosamente, Jennie se deslizó rápidamente de la cama y se apresuró al pasillo.

—¿Li?—llamó, inclinando la cabeza hacia un lado y corriendo rápidamente a la sala de estar. No pudo evitar dar un suspiro de alivio cuando vio a Lisa en la cocina.

—Buenos días—Jennie tarareó, sonriendo suavemente. Se preocupó cuando Lisa no le respondió. En cambio, la chica de ojos mieles continuó murmurando algo para sí misma y rebuscando en la cajas que había esparcido por el suelo.

—¿Li?—Jennie inclinó la cabeza hacia un lado—¿Qué está mal?—preguntó en voz baja, extendiendo la mano y colocando una mano sobre el hombro de su novia.

Lisa saltó de inmediato, volteando su cabeza y mirando a la chica detrás de ella. Jennie se estremeció en respuesta, dando un paso hacia atrás.

—Soy tan estúpida—Lisa suspiró, dejando caer los hombros mientras se volvía hacia las cajas—Hice cereales e iba a sentarme a comerlos, pero, ¿adivina qué? Ni siquiera tenemos una mesa. Ni siquiera pensé en conseguir una mesa—tiró las manos a los costados y resopló con frustración.

Jennie no pudo evitar reírse, pensando que Lisa era ridículamente adorable cuando llegaba a frustrarse sobre las cosas más pequeñas.

—No es gran cosa—Jennie se encogió de hombros, acercándose a su novia.

—¿Quién se olvida de conseguir una mesa?—Lisa negó con la cabeza, rodando los ojos ante su propia estupidez.

—Tú—se rió Jennie, moviéndose hacia adelante y abrazando a la chica frustrada—¿A quién le importa?—le dijo en voz baja una vez que se alejaron. Lisa simplemente se encogió de hombros.

—Hay tantas cosas que hacer—confesó Lisa, recostándose contra el mostrador y pasándose una mano por el cabello.

—Y vamos a hacerlo—Jennie se encogió de hombros—Tenemos un montón de tiempo, Li. Solo es...—miró el reloj—Las ocho de la mañana—ella se rió, dándose cuenta de lo temprano que Lisa se había levantado.

—Pero primero, cereales—Jennie asintió secamente, agarrando la caja de Lucky Charms que había empacado específicamente para ella misma.

—Vamos, Li—Jennie hizo un puchero cuando se dio cuenta de que el rostro de Lisa seguía mirando al suelo—Esto es una aventura—sonrió esperanzada, usando su mano libre para agarrar la de Lisa—Todo va a estar bien—le recordó a la chica, juntando sus meñiques donde estaba el tatuaje de Lisa.

La chica de ojos mieles miró sus dedos conectados y suspiró. Jennie tenía razón.

—¿Podemos comer en el patio trasero?—Lisa ofreció, causando que Jennie sonriera contenta y tomara su tazón de cereal.
                   
—Pantalones gruñones—murmuró Jennie en broma, ganándose una mirada juguetona de su novia. Sacaron dos de las sillas de jardín de plástico juntas y se sentaron. Lo que a su casa le faltaba en tamaño, lo compensó el paisaje. La tierra detrás de su casa se extendía por millas, dándoles un bonito patio verde y toda la privacidad que pudieran desear.

—Puedo oír a los pájaros—dijo Jennie en voz baja, señalando los árboles que bordeaban su jardín. Lisa asintió con la boca llena de comida, lo que hizo que su novia se riera.

Una vez que terminaron de desayunar, las dos chicas de inmediato se pusieron a trabajar en desempacar sus cajas. No era la forma ideal de Jennie para pasar el día, pero ella sabía que Lisa estaba ansiosa por acabar de una vez, así que ella no se quejó.
              
Jennie esperó a que Lisa desapareciera por el pasillo con algunas cajas antes de recuperar rápidamente la caja que había marcado con una pequeña estrella. Se deslizó por la habitación, hasta detenerse frente a la chimenea.

Green (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora