Capítulo 13

1.9K 174 38
                                    

—Recuerda, Lisa, ¡este es nuestro día! ¿De acuerdo?—Maggie se asomó por la ventanilla del coche y observó cómo Lisa buscaba en el maletero del coche. La chica de ojos mieles arrogó dos toallas de playa en dirección a Jennie y miró hacia su hermana, cuyo cabello rubio estaba fluyendo suavemente con el viento.

—Lo sé, boba—se rió Lisa, empujando el hombro de su hermana mientras se movía alrededor de la parte delantera del coche para ayudar a la chica más pequeña a llevar la bolsa de playa—Te lo dije, tengo recados que hacer. Además, no quiero pasar tiempo contigo—bromeó. Maggie frunció el ceño juguetonamente, sacándole la lengua a su hermana mayor.

—¿Estás segura de que estarás bien?—preguntó Lisa, girándose hacia Jennie. Su esposa le había prometido pasar un día especial con Maggie mientras aún estuvieran en Florida. Jennie veía a Maggie como su propia hermana y nada menos.

—Segura—se rió Jennie, tomando la bolsa de Lisa y colocándosela en el hombro—Siento que no puedas venir con nosotros—miró a Maggie con una pequeña sonrisa en su rostro—Ella quería que fuéramos solo nosotras.

—Lo entiendo—Lisa puso los ojos juguetonamente, acercando a Jennie a su lado—No puedo compartirte muy bien, ¿verdad?—ella se rió y besó su mejilla.

—Ahora sal de mi coche, bicho raro—Lisa se volvió hacia Maggie, quien optó por salirse por la ventana en vez de usar la puerta. Sonrió ampliamente, tomando las toallas de los brazos de Jennie para ayudarla a llevarlas.

—Vuelvo en dos horas, llámame si necesitan algo, ¿de acuerdo?—Lisa miró a las dos chicas, asegurándose de que Jennie tenía su teléfono con ella. Una vez que se despidieron, Maggie se fue a la playa, lo que provocó que Jennie corriera tras de ella después de darle un rápido beso en la mejilla a Lisa.
                  
Lisa se rió en voz baja, mirando como Maggie se quitó casi de inmediato la ropa y corrió hacia el agua. Jennie colocó cuidasamente las toallas, lo que hizo que Lisa se riera aun más cuando vio lo meticulosa que era para asegurarse de que estuviera todo limpio.

La chica de ojos mieles no pudo evitar observarlas durante unos minutos mientras Jennie seguía a Maggie hasta el borde del agua, tomándola de la mano y ayudándola a mantener el equilibrio mientras caminaban más adentro de las olas, hasta que el agua les llegaba a las rodillas.

Lisa no se consideraba protectora. Ella solo era... cuidadosa. De acuerdo, a veces un poco más que cuidadosa. Pero, ¿quién podría culparla? Había conocido a Jennie cuando la chica apenas podía romper un huevo, y mucho menos cuidar de sí misma y aparte a una niña. Pero las cosas habían cambiado. Lisa todavía no podía dejar de cuidarla. Todavía recordaba la pequeña chica que buscó consuelo en su habitación después de haber tenido una pesadilla.

Por lo tanto, era difícil culparla cuando se decidió que podía esperar si cambiaba de opinión. Se dijo a sí misma que solo se quedaría por unos pocos minutos, por si acaso cambiaban de opinión. Tal vez el agua estaba demasiado fría, o la arena estaba demasiado caliente. Tal vez Lisa solo estaba poniendo excusas.
                  
Pero eso no le impidió entrar en una de las pequeñas tiendas de playa, cuando Jennie no estaba mirando en su dirección. Ella pensó que estaría allí durante unos minutos, y luego, si Jennie y Maggie todavía estaban bien, seguiría su camino alegremente.

La chica de ojos mieles se pasó los ojos por el cabello, caminando distraídamente de un lado a otro por los pasillos y hojeando la mercancía turística al azar. Al no encontrar nada interesante, se volvió para irse, pero se detuvo cuando escuchó una voz.
                  
No cualquier voz. Al principio, ella no pudo averiguar quién era. Pero conocía aquella voz. Resonaba muy dentro de ella.

Green (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora