Capítulo 9

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Lisa se despertó a la mañana siguiente cuando sintió a Wolf frotando su cara contra la de ella, por lo que hizo que la chica de ojos mieles arrugara su nariz y abriera sus ojos confusa. Se rió en voz baja, dándose vuelta y encontrándose cara a cara con una Jennie dormida. Sus labios se curvaron en una sonrisa cuando vio la nariz de la chica contraerse ligeramente.

Ella extendió la mano, ahuecando la mejilla de Jennie y pasando su pulgar sobre la piel suave de la chica. Estudiando el rostro pacífico de la chica, Lisa movió su mano para peinar con sus dedos el cabello de su novia.

Ella se apartó cuando los ojos de la chica se abrieron. Jennie gimió, dándole a Lisa una sonrisa adormilada y moviendo la mano de la chica de ojos mieles de nuevo a su pelo. Lisa no pudo evitar sonreír cuando Jennie suspiró contenta y se hundió en la almohada.

—No voy a jugar con tu cabello toda la mañana—susurró Lisa, haciendo que Jennie se riera suavemente. La pequeña chica abrió los ojos una vez más, llegando a cubrir su boca antes de bostezar suavemente. Rodó sobre su espalda, mirando hacia el techo y tarareando.

—¿Cómo dormiste?—preguntó Lisa, deslizándose junto a ella y cubriendo con su brazo el estómago de la chica más pequeña. Jennie se rió y giró la cabeza para mirar a Lisa, quien arrugó la nariz juguetonamente.

—Muy bien—Jennie admitió, sus mejillas tornándose ligeramente rojas. Lisa levantó una ceja.

—¿Sí?—la chica de ojos mieles se rió. Levantó la cabeza, plantando un beso en la sien de Jennie—¿Y por qué fue eso?—lo que Lisa había intentado que fuera una pequeña juguetona pregunta causó que Jennie se sentara un poco, frunciendo el ceño mientras pensaba.

—Duermo mucho mejor ahora—Jennie asintió suavemente, frunciendo los labios—Creo que... creo que es porque me siento... segura. O cómoda. No puedo explicarlo. Es como si contigo, nada pudiera hacerme daño. Así que cuando me duermo, no hay preocupaciones para mantenerme despierta. ¿Tiene sentido?

Lisa no pudo borrar la sonrisa de su cara, porque era de la misma manera que se sentía.

—Tiene mucho sentido—sonrió. Justo cuando estaba a punto de poner la cabeza en la almohada, la atención de ambas chicas fue sorprendida por el sonido de maullar viniendo desde la puerta. Jennie se rió cuando Lisa gimió, sentándose y mirando al culpable, quien impacientemente pateó la alfombra delante de él.
                  
—Eres peor que Jennie cuando se trata de comida—Lisa murmuró. La pequeña chica a su lado resopló, sentándose y dándole a su novia una mirada juguetona.

—Bueno, está bien, hazme hacerle de comer al niño—Lisa bromeó, arrugando la nariz ante Jennie antes de sacar las piernas de la cama y siguiendo a Wolf a la cocina.

—Solo quieres tener tu comida, ¿verdad?—Lisa murmuró, mirando el gato que estaba sentado expectante sobre el mostrador. La chica de ojos mieles se rió para sus adentros mientras colocaba su plato frente a él.
                   
Lisa se tomó unos minutos para hacerse una taza de café, apoyada en el mostrador y mirando por la ventana.
                   
Solía odiar las mañanas. Pero cuando conoció a Jennie, era prácticamente imposible dormir con la chica enérgica constantemente metiéndose en problemas. Y entonces, se encontró cada vez más amando más las mañanas. Le encantaba el silencio pacífico. Era como un nuevo comienzo cada vez, estableciendo el tono para el resto de su día. Y las mañanas eran siempre maravillosas con Jennie a su lado.
                   
Ni siquiera estaba sorprendida cuando oyó pasos suaves detrás de ella, sintiendo un par de brazos pequeños envolverse alrededor de su cintura. Jennie apoyó la cabeza en el hueco del cuello de Lisa, tarareando en voz baja. Lisa no pudo evitar dejar su café y girar para que ella pudiera poner sus manos sobre los hombros de la chica más pequeña.

Green (Jenlisa)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora